Casi siempre tengo la costumbre de hablar con esperanza de la realidad y de vez en cuando me gusta hacerlo sobre aquellas personas que tienen capacidades diferentes y no por insistir en ello, quisiera resultar pedante.
Hace siete años en Yecla tras mucho tiempo encinta, dio a luz una asociación denominada Kapaces, que surgió de la necesidad de dar a conocer la diversidad funcional.
De ahí salieron unos pocos valientes con mucha ilusión, porque las leyes establecen que estas personas deben tener la atención correspondiente para que el potencial no se pierda, y no termina de ser así. Hay muchos casos y muchas familias buscando una caja de herramientas donde encontrar una llave para afrontar este hecho diferenciador y en una motivación más que suficiente para no desmotivarse ellos mismos, dan autoestima a aquellas personas de su entorno “diferentes”.
No es lo mismo nacer con una “discapacidad”, que sufrirla por un accidente o enfermedad. Tal vez habría que comenzar sentando a alguien en una silla de ruedas un día completo, para saber lo que se siente y cómo afronta sus tareas sociales, laborales y domésticas, con el doble esfuerzo que supone.
Ciertas normativas cumplen de puntillas el trámite, hay que revisar y señalizar las carencias para que las cosas tengan funcionalidad y no “arreglos” de implantación para enmendar la plana.
El trabajo está complicado para todos, pero siguen habiendo circunstancias de empleo, que afectan en mayor medida al mundo de la diversidad, frente al resto de la población. Una buena formación es necesaria para el trabajo de todos y por tanto sin excepción también para ellos, contando con las medidas y el apoyo suficiente. Tiene que seguir incentivándose el acceso al mercado ordinario y además continuar reivindicándolo. Los Centros Especiales de Empleo y bonificar a las empresas, así como el derecho a optar al empleo público en el porcentaje por ley establecido con el objeto de una oportunidad laboral, esta será la integración más eficaz.
La importancia de las entidades estatales, federaciones y asociaciones en su conjunto, informando y asesorando sobre necesidades, y no adormecerse en los laureles, que algunas ya tiempo se vienen acomodando.
Puesto que quienes deberían hacerlo no terminan de preocuparse de ello, Kapaces es un oleaje beneficioso y nos toca a la sociedad y por consiguiente a los colectivos sociales, seguir defendiendo la integración y las necesidades frente al gobierno central y las diferentes comunidades autónomas que deberían ponerse de acuerdo y coordinarse, estableciendo criterios y actuaciones afines, porque en ciertas cuestiones cada una va a lo suyo y los ayuntamientos se pierden.
Vivimos tiempos difíciles, no recuerdo ninguno fácil, y ya tengo una edad. A veces sería suficiente con que la fábrica de sillas pagara la madera, porque alumnos hay para sentarse, entre ellos personas con otras capacidades, aunque no todos los docentes tienen la formación adecuada para una actividad que necesita el máximo de preparación, porque la vocación se supone.
La diferencia siempre es complicada, sea cual sea. Ahí está la vulnerabilidad de ciertas personas como de otras, aunque todavía la sociedad tenga desconocimiento y por ende conciencia plena sobre el tema. Para mejorar las condiciones de vida y una sociedad más inclusiva, la “mente en ocasiones grita con un alarido” que no se escucha.
Como en un ecosistema con paciencia, contra viento y marea en tierra firme, “perseverancia, apoyo, comprensión, unión, sonrisas ….. y en definitiva amor”, es lo esencial que en su día prometieron, y luchan cada amanecer para cumplirlo. Para alimentar mi conciencia y seguir aprendiendo sobre la diversidad, continuaremos insistiendo, creo que somos Kapaces.
El Blog de José Antonio Ortega
Gracias José Antonio por tus palabras sobre las personas con diversidad funcional. Y por reconocer la necesaria función de Kapaces.
Tenemos la obligación de pelear por la accesibilidad de todos y denunciar las barreras de todo tipo.