Hay quienes aseguran que Benidorm, era una alquería allá por la reconquista. Sea cierta o no esa afirmación, la cuestión es que se trataba de un poblado de escasa importancia.
Lo cierto y verdad es que hubo un alcalde, don Pedro Zaragoza, que con objeto de fomentar el turismo, lo puso en el mapa durante los años 50, rozando los 70. Lo cierto también es que hubo alguien que comenzó trabajando de albañil y en Benidorm recaló, hasta que un día con su espíritu emprendedor se le pasó por la cabeza construir su propio hotel.
El turismo impulsado por algunos ayuntamientos, las antiguas diputaciones y los ordenamientos urbanísticos con planes novedosos y modernos, comenzó a rodar como el Seat 600 y entre aquellas poblaciones de nuestros litorales, se encontraba Benidorm.
José Medina, cariñosamente conocido como El Boli, con visión de futuro, seguramente pensó, qué otra cosa podría hacer él, en aquel Benidorm de los años 60, y se adentró con paso firme en esta casi por aquella época desconocida villa, levantando una pequeña pieza de los cimientos de lo que hoy es una metrópoli turística de primer nivel.
Bajo la tenue sospecha de que en un mediterráneo imborrable, podría haber negocio, la iniciativa lo mantuvo vivo y lo sostuvo a flote, dentro de los pensamientos arquitectónicos, como fenómeno emprendedor interesante y como otros creando medios para dar cobijo a los miles de turistas que irían aflorando.
Medina se soltó la inquietud y construyó el Hotel Sol y Sombra, muy nombrado como decimos en Yecla. A esta edificación en siguientes fases se sumaron otras dos, el anexo el Hotel Cuco, coqueto y agradable, y en el lugar donde habían unos apartamentos de casas tejavanas como se conoce, ahora está el Hotel Olympus, teniendo además un centro donde cocinan para sus hoteles y algunos más.
En consecuencia, una intervención profesional enlazando diversas etapas de una forma diferente para hacer realidad proyectos de una singular transcendencia.
Una manera de demostrar el impulso desde el origen de un pueblo marinero que en la actualidad es una gran urbe en alturas y en la que quizá han proliferado demasiado las construcciones. La antigua aldea es hoy la tercera ciudad española en volumen de plazas hoteleras tras Madrid y Barcelona y la primera en número de rascacielos.
El alcalde de Benidorm y el Boli, podríamos decir que con perspectivas de futuro, fueron junto a algunos otros, personajes adelantados a los tiempos. El color de Benidorm, uno de los destinos turísticos por excelencia y el ropaje de sus gentes son referentes del turismo. El Boli, siempre a “pie de obra” a pesar de los pesares, y tantos años a su espalda como plantas levantadas.
Las personas que tienen buena suerte, normalmente son las que le sonríe la fortuna, pero seguramente además es que nunca dan por supuesto que así va a suceder o pueda suceder lo contrario, saben que la fortuna es versátil y nunca se debe de bajar la guardia.
Al frente de los hoteles Medina quedan sus tres hijos. Don José Medina Ibáñez, falleció hace unos días en su domicilio, tranquilo, a la edad de 96 años, rodeado de su familia, desde la ternura de una persona ya muy mayor.
Seguramente la recompensa de nuestros logros son muchísimo más dulces que las de las intransigencias con nuestros defectos. Salió de su casa en Yecla en el barrio de la Iglesia Vieja, hace bastante más de medio siglo sin una misión concreta aparte de su paleta de albañil.
La historia esconde detrás muchos recuerdos fascinantes. Atrás dejó su rutina diaria y una mirada perdida que antes fue curiosa y emprendedora junto a su esposa doña Pilar Juan, también yeclana, que allá por 1969 fundaron el primer hotel, el Sol y Sombra a donde muchos familiares y amigos, cuando se corrió la voz, fueron llegando poco a poco de veraneo; además de como en el arte contemporáneo, un legado de esfuerzo y mucho trabajo que se relaciona con el entorno.
José Medina, el Boli, ha vuelto a Yecla en su postrero acto, y aquí a partir de ahora reposan sus retos en el panteón familiar.
Siempre tendré los grandes recuerdos de aquellos veranos de los «70» y»80″ en el sol y sombra de Benidorm. Nos juntáramos muchas familias yeclanas entre ella la mía que junto a otras,estás todas del oficio del ladrillo, albañiles. La familia «boli» nos trataba de maravilla con aquellas paellas, gachasmigas…para los yeclanos. Todo muy familiar. Muy diferente a estos tiempos. Mi familia la del «Seco», Nicolás, liebre, Mortero, aquel señor muy risueño del gorro mexicano que no recuerdo su apodo y otras familias más…pasamos unos maravillosos veranos en el sol y sombra.
Gracias a D. José Antonio ortega por este estupendo artículo sobre mi padre, en el que refleja con gran sensibilidad y acierto la vida y lucha diaria que llevó, sus orígenes sencillos en el barrio de la Iglesia Vieja hasta Benidorm.
Gracias a todos los Yecla os que acudieron a acompañarnos en su sepultura y por todos los mensajes recibidos.