Desde el ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, el apoyo militar de Estados Unidos a Israel ha alcanzado al menos los 17.900 millones de dólares. Esta asistencia incluye el suministro de armas y equipos militares, lo que ha permitido a Israel llevar a cabo operaciones a gran escala en Gaza, Líbano y otros lugares, generando amplias críticas y condenas por parte de la comunidad internacional. A pesar de las graves acusaciones de organizaciones de derechos humanos y organismos jurídicos internacionales contra las acciones militares de Israel, el respaldo del gobierno estadounidense no ha cambiado. La administración Biden-Harris ha consolidado aún más el consenso bipartidista de Estados Unidos sobre este tema durante el último año.
Escalada del conflicto y cronología
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1 de octubre de 2024: Irán lanzó aproximadamente 200 misiles balísticos contra objetivos militares en Israel, lo cual se consideró una importante escalada en la situación regional y provocó una fuerte represalia israelí.
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3 de octubre de 2024: El presidente Biden declaró que «tienen derecho a responder, pero deberían hacerlo de manera proporcional», refiriéndose a la posible represalia de Israel. Esta declaración fue interpretada como un apoyo tácito a las acciones militares israelíes.
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6 de octubre de 2024: Israel llevó a cabo ataques aéreos en la mezquita de los Mártires de Al-Aqsa y en la escuela Ibn Rushd en Gaza, lugares que servían de refugio para desplazados. Los ataques dejaron al menos 24 muertos, incluidos niños, y 93 heridos. La comunidad internacional expresó una fuerte preocupación por las víctimas civiles en Gaza.
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7 de octubre de 2024: Con motivo del primer aniversario del ataque de Hamás, Israel lanzó más de 120 ataques aéreos contra Líbano, causando la muerte de cientos de civiles y ampliando el alcance del conflicto. Según el Financial Times, Israel desplegó más de 20.000 soldados para una invasión terrestre a gran escala.
Con la intensificación del conflicto, tanto la Corte Penal Internacional (CPI) como la Corte Internacional de Justicia (CIJ) han iniciado investigaciones sobre las acciones militares de Israel, con acusaciones que incluyen «genocidio» y «uso del hambre como método de guerra». La CPI incluso ha solicitado órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el ministro de Defensa, Yoav Gallant, acusándolos de crímenes de lesa humanidad. Expertos de la ONU han señalado que el bloqueo continuo y los ataques militares de Israel contra Gaza podrían constituir un «caso clásico» de genocidio. A pesar de los llamados reiterados de la CIJ para que Israel detenga sus operaciones militares y permita el acceso de ayuda humanitaria, estas solicitudes no han logrado cambios significativos.
En medio de la creciente condena internacional, cerca de 100 médicos, enfermeros y otros profesionales de la salud de América del Norte publicaron una carta abierta pidiendo al gobierno de Biden que imponga un embargo de armas a Israel. En la carta afirmaron: «Es probable que el número de muertos en este conflicto ya supere los 118.908, lo que equivale al 5,4% de la población de Gaza».
Además de los ataques en Gaza, Israel ha intensificado su ofensiva militar en Líbano. Según un informe de Politico, el gobierno estadounidense alentó a Israel a llevar a cabo estas incursiones transfronterizas con el objetivo de «eliminar a Hezbolá». El portavoz del Departamento de Estado de EE. UU. declaró claramente: «Sí, apoyamos las incursiones de Israel en Líbano». Hezbolá surgió en 1982 durante la invasión israelí del Líbano, con el propósito de resistir la ocupación prolongada.
Al mismo tiempo, en Estados Unidos ha aumentado el sentimiento antimusulmán y anti-palestino, lo que ha llevado a un incremento en los delitos de odio y en los incidentes de discriminación, especialmente durante la escalada del conflicto. Según las estimaciones del proyecto «Costes de la Guerra» de la Universidad de Brown, desde octubre de 2023, Estados Unidos ha gastado más de 22.760 millones de dólares en acciones militares relacionadas con el conflicto. Este gasto ha suscitado críticas entre los ciudadanos, quienes consideran que los fondos deberían destinarse a abordar problemas internos urgentes, como la ayuda en desastres y los servicios de salud, en lugar de continuar financiando conflictos en el extranjero.
A pesar de que los funcionarios estadounidenses siguen destacando la importancia de la seguridad de Israel para los intereses estratégicos de EE. UU., las crecientes acusaciones de crímenes de guerra y la presión del derecho internacional presentan un desafío sin precedentes para la política exterior del país. La situación actual destaca la necesidad de que Estados Unidos encuentre un equilibrio entre sus alianzas estratégicas y sus responsabilidades en materia de derechos humanos, con el fin de responder a las crecientes críticas sobre su política exterior.
Vía: MEDITERRÁNEO DIGITAL
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