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🍁 viernes 22 noviembre 2024
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Agresiones a sanitarios

Cuando acudimos a un centro sanitario, pienso que nos hacemos merecedores de su confianza y que los profesionales que nos atienden nos prestan la asistencia más adecuada, bien sea ambulatoria o de ingreso hospitalario, dentro de un reconocimiento común de derechos y deberes.

La relación que sería deseable y ese acercamiento entre médico y paciente está pasando por un episodio crítico, hablando en términos médicos. Creo que desde todos los ámbitos necesita de una reflexión profunda, de un análisis y un tratamiento, como si fuera una enfermedad.

Las agresiones a sanitarios tanto físicas como verbales, están ahí y parece que van en aumento, siendo estos profesionales, quienes cuidan de nuestra salud y hacen lo posible para aliviarnos el dolor, salvarnos la vida o alargarla cuanto más se pueda.

Las agresiones, las amenazas, los insultos y las coacciones, principalmente las sufren las mujeres. Quienes causan esa violencia en su mayoría son pacientes que acuden a consulta y en menor medida familiares que en un momento dado se postulan de parte del enfermo. El mayor riesgo se produce sobre los médicos de cabecera y por tanto en los ambulatorios, además de los servicios de urgencia, demasiado abarrotados de los diferentes hospitales.

En la Región de Murcia no existen medidas de protección ni de seguridad en todos los centros sanitarios. Los hospitales sí que cuentan con vigilantes de seguridad; sin embargo cabe recordar que en los centros de salud, consultorios, y también en salud mental dejaron de disponer de este personal -por lo menos en mi pueblo- hace siete años. Un trabajador que se respeta, realiza labores informativas y cuya mera presencia puede frenar ciertos impulsos cuando escucha al usuario y este se desahoga contándole a veces más cosas que al médico.

Agresiones a los sanitarios

El motivo principal de las agresiones a profesionales sanitarios y sociales -injustificables en cualquier caso- es la disconformidad en la atención recibida o falta de respuesta; lo cual provoca un comportamiento y una actitud en modo alguno tolerable en el paciente, usuario o acompañante.

Dentro de nuestros derechos está “el recibir una asistencia sanitaria de calidad, ágil y personalizada, con los recursos técnicos y humanos de acuerdo a nuestra enfermedad y a las posibilidades del centro sanitario”.

Dentro de nuestros deberes está “el dar consentimiento por escrito a tratamientos médicos o quirúrgicos, procedimientos o pruebas diagnósticas y de investigación, así como a firmar el documento de alta voluntaria en caso de abandonar el centro por decisión propia”.

El médico con la mejor intención salvaguarda nuestra salud y decide sobre nosotros, y con nuestro consentimiento, prescribe los reconocimientos y tratamientos adecuados, siendo la única persona autorizada para informarnos del estado de nuestra enfermedad, así como determinar el ingreso y el alta.

Aflora la negatividad

En unos tiempos oscuros que se ciernen demasiado a menudo sobre el mundo y parece que aflora la negatividad en todos los aspectos, después de todo lo que hemos sufrido y todavía estamos sufriendo sin tiempo para digerir una pandemia, es inadmisible que los propios sanitarios en la mayoría de casos, tengan que enfrentarse a situaciones que ponen en riesgo su integridad, tanto física como mental mientras desarrollan su trabajo.

Dejarse llevar por un momento de nervios por cualquier motivo, no es razón para el enfrentamiento, ya que siempre es contraproducente si no somos capaces de calmar la impronta.

Tengo la impresión de que su mensaje no interesa a nadie, como si los sanitarios fuesen de hierro y esto les duele, por más importancia que tenga. Parece que hayamos olvidado aquellos aplausos que les profesábamos ante el miedo a lo desconocido.

Pudiendo haber diferencia de pareceres, creo que tenemos una buena sanidad pública, mejorable en cualquier caso, donde los médicos, los enfermeros y todo el personal sanitario, pueden equivocarse, porque también son humanos.

La sociedad que no respeta o no quiere saber respetar, está enferma de intolerancia. Una reforma del Código Penal entre otras cosas dice que los profesionales sanitarios en el ejercicio de su función, son autoridad pública.

Todos tenemos un yo civilizado y otro que lo es menos. Aun así, de una y otra parte, educación. Lo que a la responsabilidad se le pide, lo que por sentido común se entiende. De puertas hacia dentro y de puertas hacia fuera siempre es recomendable el respeto para evitar alteraciones, procurando adaptarnos a las circunstancias y poniéndonos en el lugar de los demás.


Blog de José Antonio Ortega

José Antonio Ortega
José Antonio Ortega
"DESDE MI PUPITRE" Intento aprender cada día, y como observador atento procuro escribir un poco de todo con respeto y disciplina, de recuerdos, necesidades y de aquello que mientras pueda, vaya encontrándome por el camino, siempre dando gracias al estímulo de la vida.

Cuando acudimos a un centro sanitario, pienso que nos hacemos merecedores de su confianza y que los profesionales que nos atienden nos prestan la asistencia más adecuada, bien sea ambulatoria o de ingreso hospitalario, dentro de un reconocimiento común de derechos y deberes.

La relación que sería deseable y ese acercamiento entre médico y paciente está pasando por un episodio crítico, hablando en términos médicos. Creo que desde todos los ámbitos necesita de una reflexión profunda, de un análisis y un tratamiento, como si fuera una enfermedad.

Las agresiones a sanitarios tanto físicas como verbales, están ahí y parece que van en aumento, siendo estos profesionales, quienes cuidan de nuestra salud y hacen lo posible para aliviarnos el dolor, salvarnos la vida o alargarla cuanto más se pueda.

Las agresiones, las amenazas, los insultos y las coacciones, principalmente las sufren las mujeres. Quienes causan esa violencia en su mayoría son pacientes que acuden a consulta y en menor medida familiares que en un momento dado se postulan de parte del enfermo. El mayor riesgo se produce sobre los médicos de cabecera y por tanto en los ambulatorios, además de los servicios de urgencia, demasiado abarrotados de los diferentes hospitales.

En la Región de Murcia no existen medidas de protección ni de seguridad en todos los centros sanitarios. Los hospitales sí que cuentan con vigilantes de seguridad; sin embargo cabe recordar que en los centros de salud, consultorios, y también en salud mental dejaron de disponer de este personal -por lo menos en mi pueblo- hace siete años. Un trabajador que se respeta, realiza labores informativas y cuya mera presencia puede frenar ciertos impulsos cuando escucha al usuario y este se desahoga contándole a veces más cosas que al médico.

Agresiones a los sanitarios

El motivo principal de las agresiones a profesionales sanitarios y sociales -injustificables en cualquier caso- es la disconformidad en la atención recibida o falta de respuesta; lo cual provoca un comportamiento y una actitud en modo alguno tolerable en el paciente, usuario o acompañante.

Dentro de nuestros derechos está “el recibir una asistencia sanitaria de calidad, ágil y personalizada, con los recursos técnicos y humanos de acuerdo a nuestra enfermedad y a las posibilidades del centro sanitario”.

Dentro de nuestros deberes está “el dar consentimiento por escrito a tratamientos médicos o quirúrgicos, procedimientos o pruebas diagnósticas y de investigación, así como a firmar el documento de alta voluntaria en caso de abandonar el centro por decisión propia”.

El médico con la mejor intención salvaguarda nuestra salud y decide sobre nosotros, y con nuestro consentimiento, prescribe los reconocimientos y tratamientos adecuados, siendo la única persona autorizada para informarnos del estado de nuestra enfermedad, así como determinar el ingreso y el alta.

Aflora la negatividad

En unos tiempos oscuros que se ciernen demasiado a menudo sobre el mundo y parece que aflora la negatividad en todos los aspectos, después de todo lo que hemos sufrido y todavía estamos sufriendo sin tiempo para digerir una pandemia, es inadmisible que los propios sanitarios en la mayoría de casos, tengan que enfrentarse a situaciones que ponen en riesgo su integridad, tanto física como mental mientras desarrollan su trabajo.

Dejarse llevar por un momento de nervios por cualquier motivo, no es razón para el enfrentamiento, ya que siempre es contraproducente si no somos capaces de calmar la impronta.

Tengo la impresión de que su mensaje no interesa a nadie, como si los sanitarios fuesen de hierro y esto les duele, por más importancia que tenga. Parece que hayamos olvidado aquellos aplausos que les profesábamos ante el miedo a lo desconocido.

Pudiendo haber diferencia de pareceres, creo que tenemos una buena sanidad pública, mejorable en cualquier caso, donde los médicos, los enfermeros y todo el personal sanitario, pueden equivocarse, porque también son humanos.

La sociedad que no respeta o no quiere saber respetar, está enferma de intolerancia. Una reforma del Código Penal entre otras cosas dice que los profesionales sanitarios en el ejercicio de su función, son autoridad pública.

Todos tenemos un yo civilizado y otro que lo es menos. Aun así, de una y otra parte, educación. Lo que a la responsabilidad se le pide, lo que por sentido común se entiende. De puertas hacia dentro y de puertas hacia fuera siempre es recomendable el respeto para evitar alteraciones, procurando adaptarnos a las circunstancias y poniéndonos en el lugar de los demás.


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José Antonio Ortega
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1 COMENTARIO

  1. Siempre he tenido una gran admiración y un gran respeto por las personas que escogen como carrera profesional el salvar vidas (Sanidad). En otros trabajos te puedes equivocar, se corrige y a otra cosa, en sanidad es una trabajo donde «no se puede fallar» . Pero son personas las que desarrollan ese trabajo y hasta el papa de Roma puede equivocarse, ellos también. Es humano.
    Un trabajo a diferencia de otros, creo, que se llevan el trabajo, la preocupación…a su casa.
    Las agresiones están fuera de lugar. No queremos a los profesionales con esa carga de angustia que pueda suponer un incremento de las agresiones hacía esos profesionales que estoy seguro que lo hacen los mejor que saben. A pesar de la gran carga de trabajo que tienen que soportar, más en estos momentos de pandemia.
    Yo y el vecindario salíamos todos los días a las 8 de la tarde para hacer palmas a los sanitarios que han estado en primera línea de atención a los enfermos de Covid.
    ¿Tan pronto se nos olvida?
    Ni se me olvida esto ni tampoco el gran papel que cumple la SANIDAD PUBLICA. Bendita sanidad pública.

    Y dicho esto, si alguien piensa que no lo han atendido correctamente, o lo que sea, creo que hay canales para dirigir la queja y esos canales que den suficiente atención y explicación.

José Antonio Ortega
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