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🍁 viernes 22 noviembre 2024
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Antonio Díaz, in memoriam

Se ha ido para siempre una más de esas personas sencillas que pasan por la vida sin hacer ruido y se marchan en silencio.
Antonio Díaz Valverde, Antonio el camarero o Antonio el del Avenida como muchos de sus amigos y clientes le conocíamos.
No sé si decir que ha estado luchando contra el cáncer o defendiéndose de él, lo cual viene a ser casi lo mismo, hasta que su cuerpo después de varias operaciones, seguramente dijo basta, no pudo resistir más, y el miércoles falleció.

Le conocía desde que llegó a Yecla, de su Hellín natal. Su hija cuidó durante un tiempo de mi sobrino mayor cuando éste era pequeño; alguna tarde bajaron al campo de mis padres a bañarse y merendar.

Recuerdo su paso por el antiguo Mesón del Vino, era un máquina trabajando. Tiempo después regentó junto a Lola, su mujer, el bar el Pinchazo. Y por último que yo sepa hasta contraer la enfermedad que le incapacitó, estuvo de camarero en el Restaurante Aurora o Avenida, donde está el hotel, que es lo mismo.

Siempre nos tuvimos un cariño especial, yo le mostré como pude mi aprecio y él no dejó nunca de demostrarme dentro del grato respeto, su especial trato dicharachero.
Me viene a la memoria aquellas veces que me decía, “algún lunes de los que libre, tenemos que quedar y te tienes que venir a pescar”, cosa que le encantaba. Ahora ya no podrá ser, así es la vida.

Antonio era un luchador. Un día nos vimos por la calle y me dijo si nos tomábamos un café, que quería decirme algo. Resulta que se había apuntado a la Asociación AYAC, y le encontré muy entusiasmado y con un interés manifiesto de ayudar a los demás, porque así igualmente se podía ayudar él.

Los estilos de vida hacen que cada uno vayamos por unos derroteros, pero buscando los mismos objetivos, la recuperación y la conciencia, dentro de nuestros propios defectos, como fuerza y parte de nuestras inquietudes.

Antonio arrastraba una enfermedad grave, a la que hizo frente con su singular carácter, que también es una manera humilde y pausada de demostrar la bravura, impulsado por el buen humor y equipado con su bolso y su gorra.

Los tentáculos del cáncer te marcan y atrapan para siempre tanto al enfermo como a los familiares, aunque se supere la enfermedad.
Alguna vez coincidimos en las consultas de la Arrixaca. Tenemos que acordarnos siempre de quienes por circunstancias sin quererlo, llevan otra forma de vida.

Ahora que aparentemente parece que se encontraba bien y precisamente estos días que se cumplen dos años del fallecimiento de su mujer, Antonio ha vuelto a un rincón de La Mancha, sin conducir él; y se marcha para siempre.

El balance de la vida es así, cuando llegan momentos como este, se nos va el sufrimiento y la impaciencia, y queda el dolor y la rabia. Antonio, con esa cara de niño grande, se marcha de los suyos y del entorno de sus amigos, para comparecer en un lugar desconocido.

A Verónica y Pedro.

José Antonio Ortega
José Antonio Ortega
"DESDE MI PUPITRE" Intento aprender cada día, y como observador atento procuro escribir un poco de todo con respeto y disciplina, de recuerdos, necesidades y de aquello que mientras pueda, vaya encontrándome por el camino, siempre dando gracias al estímulo de la vida.

Se ha ido para siempre una más de esas personas sencillas que pasan por la vida sin hacer ruido y se marchan en silencio.
Antonio Díaz Valverde, Antonio el camarero o Antonio el del Avenida como muchos de sus amigos y clientes le conocíamos.
No sé si decir que ha estado luchando contra el cáncer o defendiéndose de él, lo cual viene a ser casi lo mismo, hasta que su cuerpo después de varias operaciones, seguramente dijo basta, no pudo resistir más, y el miércoles falleció.

Le conocía desde que llegó a Yecla, de su Hellín natal. Su hija cuidó durante un tiempo de mi sobrino mayor cuando éste era pequeño; alguna tarde bajaron al campo de mis padres a bañarse y merendar.

Recuerdo su paso por el antiguo Mesón del Vino, era un máquina trabajando. Tiempo después regentó junto a Lola, su mujer, el bar el Pinchazo. Y por último que yo sepa hasta contraer la enfermedad que le incapacitó, estuvo de camarero en el Restaurante Aurora o Avenida, donde está el hotel, que es lo mismo.

Siempre nos tuvimos un cariño especial, yo le mostré como pude mi aprecio y él no dejó nunca de demostrarme dentro del grato respeto, su especial trato dicharachero.
Me viene a la memoria aquellas veces que me decía, “algún lunes de los que libre, tenemos que quedar y te tienes que venir a pescar”, cosa que le encantaba. Ahora ya no podrá ser, así es la vida.

Antonio era un luchador. Un día nos vimos por la calle y me dijo si nos tomábamos un café, que quería decirme algo. Resulta que se había apuntado a la Asociación AYAC, y le encontré muy entusiasmado y con un interés manifiesto de ayudar a los demás, porque así igualmente se podía ayudar él.

Los estilos de vida hacen que cada uno vayamos por unos derroteros, pero buscando los mismos objetivos, la recuperación y la conciencia, dentro de nuestros propios defectos, como fuerza y parte de nuestras inquietudes.

Antonio arrastraba una enfermedad grave, a la que hizo frente con su singular carácter, que también es una manera humilde y pausada de demostrar la bravura, impulsado por el buen humor y equipado con su bolso y su gorra.

Los tentáculos del cáncer te marcan y atrapan para siempre tanto al enfermo como a los familiares, aunque se supere la enfermedad.
Alguna vez coincidimos en las consultas de la Arrixaca. Tenemos que acordarnos siempre de quienes por circunstancias sin quererlo, llevan otra forma de vida.

Ahora que aparentemente parece que se encontraba bien y precisamente estos días que se cumplen dos años del fallecimiento de su mujer, Antonio ha vuelto a un rincón de La Mancha, sin conducir él; y se marcha para siempre.

El balance de la vida es así, cuando llegan momentos como este, se nos va el sufrimiento y la impaciencia, y queda el dolor y la rabia. Antonio, con esa cara de niño grande, se marcha de los suyos y del entorno de sus amigos, para comparecer en un lugar desconocido.

A Verónica y Pedro.

José Antonio Ortega
José Antonio Ortega
"DESDE MI PUPITRE" Intento aprender cada día, y como observador atento procuro escribir un poco de todo con respeto y disciplina, de recuerdos, necesidades y de aquello que mientras pueda, vaya encontrándome por el camino, siempre dando gracias al estímulo de la vida.
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4 COMENTARIOS

  1. Amigo, no he podido despedirme de tí, es por lo cual lo hago con estas líneas y muy poco propio de mi persona.
    Estés donde estés siempre estarás en una parte de mi corazón, por buena gente, por buen amigo , por persona tan sencilla y a la vez tan fascinante…sabes que me debes esa trucha que algún día nos la comeremos juntos disfrutando de esas maravillosas charlas que teníamos y que nos hacía disfrutar muy gratamente , has dejado de luchar contra esta puta enfermedad que no vale la pena ni nombrarla , pero luchaste con tantas ganas y fuerza que me has enseñado a valorar un poquito más, si cabe, esta vida.

José Antonio Ortega
José Antonio Ortega
"DESDE MI PUPITRE" Intento aprender cada día, y como observador atento procuro escribir un poco de todo con respeto y disciplina, de recuerdos, necesidades y de aquello que mientras pueda, vaya encontrándome por el camino, siempre dando gracias al estímulo de la vida.
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