
Durante años, cocinar con marihuana fue una práctica reservada para unos pocos: estudiantes curiosos, activistas cannábicos y cocineros clandestinos que compartían sus recetas en foros o libretas con manchas verdes. Pero en pleno 2025, algo ha cambiado. Lo que alguna vez fue subcultura, hoy se convierte en tendencia culinaria y cultural.
En el corazón de esta transición están dos preparados caseros que han conquistado cocinas, playlists y redes sociales: la leche de marihuana y la mantequilla cannábica.
De lo marginal a lo viral
En TikTok, hashtags como #CannabisChef y #CocinaConTHC acumulan millones de visitas. Instagram rebosa de fotos de cafés infusionados con leche de marihuana, galletas con mantequilla cannábica y desayunos gourmet que podrían estar en cualquier brunch hipster de Barcelona o Medellín. Incluso chefs con estrellas Michelin han coqueteado con el uso de cannabinoides en platos experimentales.
Y no se trata solo de redes. Podcasts especializados, como «La Hora Verde» o «Entre Cogollos y Recetas», dedican episodios completos a explorar la cultura cannábica desde la cocina. Libros de recetas como «Alta Cocina Cannábica» o «Comer, Reír, Volar» se venden como pan caliente. Y festivales cannábicos en España, Países Bajos y México ya incluyen secciones de showcooking con leche y mantequilla de marihuana como estrellas del menú.
La leche de marihuana: una alternativa suave y versátil
La leche de marihuana ha ganado tracción entre quienes buscan una forma más suave y dosificable de consumir cannabis. Ideal para quienes no desean fumar, esta bebida puede incorporarse en batidos, tazones de cereales, o el ya icónico «café verde latte». Además, permite controlar el contenido de THC y CBD según las necesidades personales.
Su popularidad también responde al auge de lo «plant-based» y la experimentación en la cocina saludable. Hoy no solo se prepara con leche animal, sino con alternativas como avena, almendra o coco.
Mantequilla cannábica: del brownie al bombón gourmet
La mantequilla de marihuana no es nueva, pero está viviendo un renacimiento. Lo que antes se limitaba a brownies psicodélicos ahora forma parte de menús refinados: risottos, galletas veganas, trufas de chocolate o panes artesanales. Incluso hay emprendedores que comercializan mantequilla cannábica en frascos boutique con diseño minimalista.
Su uso culinario ha evolucionado: más allá del efecto, se valora la textura, la infusion de sabor y la dosificación precisa. En algunos talleres gastronómicos se enseña a calcular la potencia por gramo para evitar los clásicos excesos de los noventa.
Cultura cannabis en la mesa
Este auge no es solo culinario: es también cultural. Refleja una generación que no ve la marihuana como un tabú, sino como un ingrediente más en su estilo de vida. En ese contexto, la leche y la mantequilla cannábica son algo más que alimentos: son statement pieces de una nueva cultura cannábica que mezcla placer, conciencia y creatividad.
Y mientras las legislaciones evolucionan, el mensaje se cocina a fuego lento pero constante: la marihuana también se saborea.
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