La Semana Santa de Yecla anuncia su llegada de la mano del pregón narrado este domingo por el joven sacerdote yeclano Juan Pablo Palao.
Antes, en el ayuntamiento, la corporación municipal, con la alcaldesa de Yecla, Remedios Lajara, al frente se celebró una recepción oficial a los responsables del Cabildo de Cofradías Pasionarias de la Semana Santa de Yecla.
Posteriormente, la Basílica de La Purísima fue el lugar este año donde se realizó el anuncio de la Semana Santa.
El pregón llegó de la mano de este joven sacerdote que conoce como pocos el sentido del Misterio Pascual que protagonizó sus palabras. También tuvo relevancia en su intervención la experiencia que tiene como participante en la Semana Santa en distintos ámbitos, aunque nunca como cofrade.
El pregonero, uno de los más jóvenes en la historia de la Semana Santa de Yecla, quiso transmitir el significado esencial de esta celebración, “no solo como yeclano, sino también como cristiano, cofrade y joven sacerdote”.
Explicó que su experiencia personal ha sido moldeada por la relación con Dios y con los demás. En ese contexto, la Semana Santa ha dejado una profunda huella en su vida. “Mi vocación sacerdotal está intrínsecamente ligada a mi experiencia del Misterio Pascual de Cristo, que me ha guiado y formado en lo que soy hoy”, explicó el pregonero.
Recordó, Juan Pablo Palao, el asilo de ancianos donde participaba en las ceremonias junto a su familia. Además, como monaguillo, “me involucraba activamente en las liturgias, lo que contribuyó a mi formación religiosa y al arraigo de mi vocación sacerdotal”.
Su compromiso con la Semana Santa se intensificó, participando en procesiones como monaguillo y más tarde como miembro de la cofradía de la Virgen de la Esperanza. “Esta vivencia cofrade se convirtió en una parte integral de mi vida, influyendo en mi vocación sacerdotal y en mi servicio a la comunidad”, dijo.
El Misterio Pascual
La vivencia de la Semana Santa y la vocación sacerdotal están imbuidas de un profundo sentido de fe y relación con Dios. Esta fe encuentra su expresión más elevada en el Misterio Pascual de Cristo, que la Iglesia celebra en cada Eucaristía y en los actos litúrgicos de la Semana Santa. El pregonero relató que la Eucaristía, como culmen de la vida cristiana, “es esencial para mantener esta conexión con Dios… La liturgia de la Semana Santa nos sumerge en el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, recordándonos su sacrificio redentor y la esperanza de la vida eterna”.En medio de un mundo marcado “por el pecado y el sufrimiento”, para Juan Pablo Palao la Cruz de Cristo se erige como “símbolo de salvación y liberación. Al asociar nuestras propias cruces a la de Cristo, encontramos consuelo y fortaleza para seguir adelante”.Recordó la procesión del Santo Entierro, con la imagen de la Virgen de la Soledad, que nos recuerda la importancia de confiar en María.
La Semana Santa yeclana
Para el pregonero de este año la Semana Santa es más que una tradición. “Es una oportunidad para proclamar la buena nueva del amor de Dios al mundo”, expresó ante los presentes en la Basílica.Desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección, las cofradías se esfuerzan por transmitir este mensaje a través de sus procesiones y actos litúrgicos. “Este esfuerzo colectivo merece reconocimiento, ya que cada detalle, desde las imágenes hasta la música y las túnicas, contribuye a esta gran catequesis pública”, comentó.Además, aseguró que “es vital vivir estos días como una extensión de nuestra fe, integrando la dimensión espiritual y litúrgica en cada momento. Cada misterio representado en la Semana Santa nos recuerda el amor redentor de Dios manifestado en Cristo. Este amor nos llama a participar en la misión evangelizadora de la Iglesia, testimoniando con nuestras acciones la fe que profesamos».Y terminó invitando a todos, “cofrades y no cofrades, creyentes y buscadores, a sumergirse en la experiencia de la Semana Santa con corazón abierto. Que cada mirada a las imágenes procesionales sea un intercambio de amor entre Dios y su pueblo, renovando nuestro compromiso de seguir a Cristo en nuestra existencia cotidiana”.