El mal hábito de desechar toallitas húmedas por el inodoro se ha convertido en una creciente preocupación para las redes de saneamiento en muchas ciudades. Aunque estos productos se promocionan como desechables, la realidad es que no se descomponen de manera adecuada.
Ni aquellas que se venden como «toallitas para el WC» se deben arrojar al inodoro ya que provocan bloqueos que generan serios problemas y terminarás llamando a una empresa como Todesa Desatascos para resolver el problema que has generado.
En ciudades de todo el mundo, las empresas de saneamiento y alcantarillado están lidiando con una acumulación masiva de toallitas en las tuberías y estaciones de bombeo.
Estos productos no se degradan de la misma forma que el papel higiénico, lo que genera obstrucciones en los sistemas de alcantarillado. Las toallitas, junto con otros desechos como aceites y grasas, forman grandes masas compactas, conocidas como “fatbergs” o «monstruos de las cloacas», que bloquean el flujo de agua.
Según estudios recientes, alrededor del 90 % de los atascos en las redes de saneamiento están relacionados con las toallitas húmedas. Estas obstrucciones no solo provocan averías costosas, sino que también aumentan el riesgo de desbordamientos de aguas residuales en las calles y en el medio ambiente.
Impacto económico y medioambiental
El coste de resolver estos atascos es significativo. En países como España, las empresas de aguas destinan millones de euros anuales para desatascar tuberías y reparar los daños causados por este mal uso del sistema.
Por ejemplo, la Empresa Metropolitana de Aguas de Sevilla asergura que dedican más de 5 millones de euros al año para combatir este problema.
Además del impacto económico, el desecho incorrecto de toallitas húmedas tiene graves repercusiones medioambientales. Los bloqueos en las tuberías pueden provocar fugas de aguas residuales no tratadas, contaminando ríos, lagos y océanos. Sin querer estamos causando daños muy graves a la flora y fauna acuática.
¿Por qué no se descomponen?
A pesar de que algunas marcas etiquetan sus productos como “biodegradables” o “desechables”, en la mayoría de los casos estas afirmaciones son engañosas. Las toallitas están hechas de fibras sintéticas que, aunque pueden descomponerse con el tiempo, requieren un proceso mucho más lento y específico que el que ocurre en los sistemas de tratamiento de aguas residuales.
El problema se agrava porque, al llegar a las plantas de tratamiento, muchas de estas toallitas ya han causado bloqueos o incluso han dañado los equipos. A largo plazo esto puede resultar en averías significativas en la infraestructura de alcantarillado.
Soluciones y concienciación
Diversas empresas de agua y organismos gubernamentales han comenzado campañas de concienciación para advertir a la población sobre los riesgos de tirar toallitas al inodoro. El mensaje principal es simple: las únicas cosas que deben ser desechadas por el inodoro son los residuos humanos y el papel higiénico.
Por otro lado, algunas ciudades están buscando soluciones más innovadoras. Se trata de la instalación de sistemas de filtrado mejorados en las plantas de tratamiento de agua. también la prohibición de ciertos tipos de toallitas no degradables.
Sin embargo, la verdadera solución radica en la responsabilidad de los consumidores.
Conclusión
El problema de las toallitas húmedas en el sistema de alcantarillado es un ejemplo claro de cómo un hábito cotidiano puede tener repercusiones graves para el entorno urbano y el medio ambiente.
La concienciación y el cambio en el comportamiento de los usuarios son esenciales para mitigar este desafío. Evitar desechar estos productos por el inodoro no solo reduce los costos de mantenimiento y reparación, sino que también contribuye a la protección de nuestros recursos hídricos y del medio ambiente.
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