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sábado, junio 14, 2025
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Reparar el portátil o dejarlo morir, esa es la duda que nadie quiere tener

Llega un momento en que tu portátil empieza a fallar. Tarda mil años en encender, se calienta como un horno o directamente no carga ni aunque le reces. Y ahí estás tú, preguntándote si tiene sentido reparar el portátil o si es mejor tirarlo a la basura y comprarte uno nuevo. No hay una respuesta única, pero sí muchas cosas que conviene mirar antes de tomar una decisión.

Porque no siempre se trata de cuánto cuesta el arreglo. A veces se trata de cuánto valor tiene lo que guardas dentro.

Las reparaciones no siempre son lo que parecen

Hay fallos que suenan terribles y resultan ser una tontería. Un portátil que no enciende puede tener simplemente el botón de encendido roto. O el cable de alimentación suelto. O una batería que ya no da más. Pero también puede ser la placa base, y ahí sí que hablamos de algo más serio.

Lo curioso es que muchas veces la gente da por muerto un ordenador sin haberlo llevado a mirar. Porque creen que reparar un ordenador es siempre caro, o porque alguna vez les quisieron cobrar 150 euros por formatearlo. Pero hay técnicos honrados que te dicen la verdad sin rodeos: si vale la pena, te lo arreglan; si no, te lo dicen también.

¿Qué se puede reparar de verdad?

  • Las pantallas: se cambian enteras, rápido, y hay recambios para casi todos los modelos.
  • Los teclados: suelen venir como piezas completas, y cambiar uno no lleva más de media hora.
  • La batería: si no carga, casi seguro que es esto. Y muchas se pueden reemplazar sin desmontar nada.
  • El disco duro: cambiar uno viejo por un SSD es la mejor decisión que puedes tomar. No solo lo repara, lo revive.
  • El cargador: sí, muchas veces no es el portátil el que falla, es el cargador que dejó de funcionar.

Entonces, antes de asumir que todo está perdido, vale la pena mirar. A veces con 60 o 80 euros el portátil vuelve a funcionar como nuevo, y te ahorras 800 en uno nuevo.

Lo que ya no tiene arreglo (o no vale la pena)

Si tu portátil tiene más de 10 años, con carcasa rota, sin batería, ventilador sonando como una turbina y además va lento… probablemente no te conviene repararlo. No por el arreglo en sí, sino porque es un aparato que ya no puede seguir el ritmo. Por muy bien que funcione después, el sistema operativo quedará obsoleto, los navegadores irán lentos y los programas actuales no correrán bien.

Lo mismo con ciertas placas base que se queman o se doblan. Si tienes un portátil delgado con la RAM y el procesador soldados, y se ha dañado el chipset, tocar eso es más caro que comprar uno nuevo.

Lo que no se ve, pero sí se repara

Hay algo que poca gente sabe: también se pueden reparar errores invisibles. Portátiles que no cargan porque tienen un pin roto en la placa, puertos USB que dejaron de funcionar porque se soltaron, errores de BIOS que se resetean. Son detalles pequeños, que requieren manos expertas, pero que un técnico bueno puede solucionar en una tarde.

Lo mismo pasa con la refrigeración. Muchos portátiles fallan por calentamiento, y no es que estén rotos, sino que tienen el disipador atascado de polvo o la pasta térmica seca. Abrir, limpiar y rearmar puede cambiarlo todo.

¿Dónde vale la pena llevarlo?

Para reparar un ordenador no hace falta ir al centro más caro ni al servicio oficial. Hay técnicos locales que conocen cada modelo, tienen piezas en stock y no necesitan enviar nada a otro país. Muchos te dan diagnóstico gratis o te cobran solo si aceptas el arreglo.

Eso sí, pregunta siempre qué garantía ofrecen, qué piezas usarán, si el precio incluye mano de obra, y cuánto tiempo tardarán. Evita lugares que no te explican nada o que no te devuelven el equipo si decides no repararlo.

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Redactores de elperiodicodeyecla.com escriben con este nombre de autor para otra serie de artículos.

Llega un momento en que tu portátil empieza a fallar. Tarda mil años en encender, se calienta como un horno o directamente no carga ni aunque le reces. Y ahí estás tú, preguntándote si tiene sentido reparar el portátil o si es mejor tirarlo a la basura y comprarte uno nuevo. No hay una respuesta única, pero sí muchas cosas que conviene mirar antes de tomar una decisión.

Porque no siempre se trata de cuánto cuesta el arreglo. A veces se trata de cuánto valor tiene lo que guardas dentro.

Las reparaciones no siempre son lo que parecen

Hay fallos que suenan terribles y resultan ser una tontería. Un portátil que no enciende puede tener simplemente el botón de encendido roto. O el cable de alimentación suelto. O una batería que ya no da más. Pero también puede ser la placa base, y ahí sí que hablamos de algo más serio.

Lo curioso es que muchas veces la gente da por muerto un ordenador sin haberlo llevado a mirar. Porque creen que reparar un ordenador es siempre caro, o porque alguna vez les quisieron cobrar 150 euros por formatearlo. Pero hay técnicos honrados que te dicen la verdad sin rodeos: si vale la pena, te lo arreglan; si no, te lo dicen también.

¿Qué se puede reparar de verdad?

  • Las pantallas: se cambian enteras, rápido, y hay recambios para casi todos los modelos.
  • Los teclados: suelen venir como piezas completas, y cambiar uno no lleva más de media hora.
  • La batería: si no carga, casi seguro que es esto. Y muchas se pueden reemplazar sin desmontar nada.
  • El disco duro: cambiar uno viejo por un SSD es la mejor decisión que puedes tomar. No solo lo repara, lo revive.
  • El cargador: sí, muchas veces no es el portátil el que falla, es el cargador que dejó de funcionar.

Entonces, antes de asumir que todo está perdido, vale la pena mirar. A veces con 60 o 80 euros el portátil vuelve a funcionar como nuevo, y te ahorras 800 en uno nuevo.

Lo que ya no tiene arreglo (o no vale la pena)

Si tu portátil tiene más de 10 años, con carcasa rota, sin batería, ventilador sonando como una turbina y además va lento… probablemente no te conviene repararlo. No por el arreglo en sí, sino porque es un aparato que ya no puede seguir el ritmo. Por muy bien que funcione después, el sistema operativo quedará obsoleto, los navegadores irán lentos y los programas actuales no correrán bien.

Lo mismo con ciertas placas base que se queman o se doblan. Si tienes un portátil delgado con la RAM y el procesador soldados, y se ha dañado el chipset, tocar eso es más caro que comprar uno nuevo.

Lo que no se ve, pero sí se repara

Hay algo que poca gente sabe: también se pueden reparar errores invisibles. Portátiles que no cargan porque tienen un pin roto en la placa, puertos USB que dejaron de funcionar porque se soltaron, errores de BIOS que se resetean. Son detalles pequeños, que requieren manos expertas, pero que un técnico bueno puede solucionar en una tarde.

Lo mismo pasa con la refrigeración. Muchos portátiles fallan por calentamiento, y no es que estén rotos, sino que tienen el disipador atascado de polvo o la pasta térmica seca. Abrir, limpiar y rearmar puede cambiarlo todo.

¿Dónde vale la pena llevarlo?

Para reparar un ordenador no hace falta ir al centro más caro ni al servicio oficial. Hay técnicos locales que conocen cada modelo, tienen piezas en stock y no necesitan enviar nada a otro país. Muchos te dan diagnóstico gratis o te cobran solo si aceptas el arreglo.

Eso sí, pregunta siempre qué garantía ofrecen, qué piezas usarán, si el precio incluye mano de obra, y cuánto tiempo tardarán. Evita lugares que no te explican nada o que no te devuelven el equipo si decides no repararlo.

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