A pesar de las últimas lluvias, la sequía sigue instalada en la mayor parte de la península Ibérica y, en particular, en el sureste de España. Ante la necesidad de reducir el consumo de agua, muchas miradas se dirigen al campo: el riego para la agricultura acumula el 80 % del gasto de agua del país. Sin embargo, el margen de mejora es muy alto y una parte importante de ese consumo podría reducirse mediante sistemas de riego más eficientes.
Ese es el desafío que tenían sobre la mesa los estudiantes de grado —murcianos, residentes en Suecia— de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) María Martínez, de Administración y Dirección de Empresas (ADE), y Fernando Carrasco, de Ingeniería Informática, cuando crearon Agrodit, una solución tecnológica diseñada para facilitar el control de los cultivos e implementar el riego hipereficiente en la agricultura con el objetivo de ahorrar costes y recursos. Agrodit fue el proyecto ganador del premio del jurado de la última edición del programa de emprendimiento SpinUOC, coordinado por la plataforma Hubbik.
El peso del sector agrícola y el consumo de agua
El 2,5% del producto interior bruto (PIB) de España depende de la agricultura (según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística). Representa prácticamente el doble de la media de la Unión Europea, donde España es uno de los países de mayor peso agrícola. De hecho, si hablamos del sector agroalimentario en su conjunto, en el que se incluyen también la elaboración, el procesamiento y la transformación de alimentos, su peso en la economía española asciende hasta el 9,2%, de acuerdo con el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas. El sector es también clave en el empleo, ya que concentra el 3,8% de los trabajadores en activo.
En muchos sentidos, España continúa siendo la huerta de Europa: en 2021, las exportaciones agroalimentarias y pesqueras sumaron 60.118 millones de euros (según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación). Las buenas cifras económicas y laborales han motivado que el sector agrícola haya mantenido un crecimiento casi constante en los últimos años concentrado, en particular, en aquellas actividades relacionadas con los cultivos de regadío. El consumo de agua del sector supone hoy el 80,5% de la demanda total en España, tal como señala el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico.
Ante la situación de sequía y los nuevos escenarios que dibuja a futuro el cambio climático (en los que las precipitaciones serán cada vez más irregulares y escasas en el área mediterránea), racionalizar el uso del agua y ganar eficiencia en la agricultura se ha vuelto una cuestión fundamental. «Sobre todo, si tenemos en cuenta que hoy se desperdicia cerca de la mitad del agua que se utiliza en el riego de cultivos debido a sistemas ineficientes, según el Banco Mundial», explica María Martínez. «Mucha de esta agua se evapora debido a los desafíos de la gestión del riego, mientras que otra parte es usada de forma incorrecta».
Un sensor para mitigar los impactos de la sequía
La sequía es un componente natural del clima mediterráneo. Sin embargo, el cambio climático ha intensificado y extendido este fenómeno y la situación empeorará en el futuro cercano, según recoge el último informe del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC). Esta realidad coloca a las economías de la región en una situación delicada en la que tendrán que adaptar su consumo de agua a la disponibilidad de un recurso cada vez más escaso. Para lograrlo con éxito, tecnologías como la desarrollada por Agrodit pueden convertirse en un gran aliado.
«El uso de sensores de humedad y temperatura del suelo en la agricultura mejora el riego al proporcionar información precisa sobre las condiciones hídricas de los cultivos», explica María Martínez. «Nuestros sensores permiten a los agricultores medir la humedad del suelo en tiempo real y evitar el riego excesivo. También ayudan a identificar áreas con sequedad excesiva para aplicar riego adicional de forma precisa y evitar el desgaste del suelo y que este rompa su estructura. Con nuestra tecnología, dependiendo del tipo de cultivo, puede llegarse a ahorrar hasta un 50% de agua, regando solo cuando hace falta, la cantidad que el cultivo necesita».
Funciona con energía solar
La tecnología desarrollada por los dos estudiantes murcianos de la UOC se basa en sensores de humedad y temperatura que funcionan de forma autónoma y mediante energía solar, por lo que no necesitan ser recargados. Estos están conectados a una aplicación en la que se muestran los datos recabados y las predicciones meteorológicas para la zona y desde la que puede controlarse el riego de forma remota. La solución tecnológica, desarrollada de la mano de los agricultores para adaptarla a sus necesidades reales, ha sido ya testada en dos proyectos piloto: uno en un campo exterior con cultivo de chirivía y otro en un invernadero con cultivo de tomates cherry.
«En el caso del cultivo de tomates, llevamos a cabo múltiples mediciones a lo largo de la instalación y conectamos el sistema de riego para automatizarlo. Esto permitió al agricultor ahorrar un 25% en horas de trabajo. Además, comprobamos que los tomates obtenidos presentaron una mayor calidad, lo que permitió su venta a un precio un 20 % más alto en comparación con el año anterior», añade la cofundadora de Agrodit. La start-up tiene ya más de 15 clientes comerciales, entre los que incluye a las empresas de los proyectos piloto, que repiten debido a su alto grado de satisfacción con la solución.
«El riego eficiente, al minimizar el desperdicio de agua y proporcionar la cantidad adecuada en el momento oportuno, ayuda a mitigar los efectos de la sequía al conservar este recurso y promover un crecimiento saludable de los cultivos. Esto contribuye a la sostenibilidad de la agricultura y a la seguridad alimentaria en regiones afectadas por la escasez de agua”, concluye María Martínez. «Nuestra tecnología está diseñada para empoderar a los agricultores, haciéndoles más independientes en la implementación de prácticas de riego eficientes y optimizando sus resultados en el campo».
Cualquier artilugio (sensores) que sirva para el ahorro de agua en la agricultura bienvenido es. Y donde no es la agricultura también.
Ahora, que esto no sea la excusa para extender más las tierras regables.
Hay un eslogan muy certero que dice: «NO HAY AGUA PARA TANTO REGADIO»
Si este regadío es intensivo peor aún. Lo vemos en Yecla con plantaciones muy consumidora de agua que no son tradicionales en esta zona, mientras los acuíferos están cada vez más sobre-explotados.
Cuándo algo escasea, como es el agua, se impone un racionamiento con «conocimiento» que es igual que decir inteligente.
Es como acabar con las reservas de pescado porque no se respetan las vedas.
Al final a perder todos. Con el agua igual. Un bien escaso que hay que…