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🍁 viernes 22 noviembre 2024
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Recuerdos del servicio militar

Cuando me llamaron al servicio militar me tocó Paterna, que pertenece a Valencia, y entonces fue la primera vez que subí al tren. Me acuerdo que cuando iba por las calles de Valencia, yo, que casi no había salido de Yecla, me quedaba admirado de ver tantas cosas por la calle.

Para ir a Paterna había un tren eléctrico, que aún existe, y que costaba 10 céntimos. Como nos pagaban 25, el día que bajé a Valencia me quedaban 5 céntimos. Como siempre se caía algún botón, se nos iba toda la paga y nunca nos daba para ir al cine. Cuando terminó la instrucción, que duró dos meses, nos llevaron para preguntarnos el oficio que teníamos. Yo les dije que había sido agricultor y me dieron el destino de carretero.

Todos los días tenía que bajar a Valencia por el pan, porque la intendencia estaba en Valencia, y me dieron una mula y un macho. La mula era torda y no se había presentado otra más mala. Para echarle el collerón me tenía que subir a los pesebres. Al macho le llamaban “Respeto”, y cuando lo tenían que enganchar había que taparle la cabeza, pero eso sí, una vez que lo enganchaban era lo más bueno del mundo, y muy inteligente, no había ni que tocarle a las riendas. Los animales eran malos, porque nosotros éramos mucho peor.

Como en el servicio militar se anda mal de dinero, yo tuve que ir arreglándomelas. Por aquel entonces, mis padres hicieron la vendimia, cobraron la uva y me mandaron 50 pesetas. Llevé una alegría inmensa que nadie se puede figurar, porque el jornal que nos daban nos lo gastábamos todos los días, así que nunca teníamos una perra. No sabía como agradecer a mis padres aquel dinero, pero como era novio y me habían dado permiso, le compré a la novia el primer regalo: un neceser con todos los menesteres. Lo encontré en la Plaza Redonda y me costó 15 pesetas.

No os podéis figurar lo contento que yo venía a ver a mis padres y a la novia. Volví a Yecla a los ochos meses y me acuerdo que al entregarle el regalo le dije que, por lo menos, me tenía que besar, y me contestó que mañana, y cada vez que se lo decía, ella me respondía: “mañana”. Estuve quince días y siempre me decía lo mismo, y me marché igual.

Démonos cuenta del cambio que ha hecho el mundo, que ahora los jóvenes consiguen lo que quieren, y se ha perdido todo el respeto .

Libro: Relatos del ayer.


  • Hogar de la Tercera Edad/Universidad Popular de Yecla/INSERSO.
  • MU-34/1988.
  • Tema: “Costumbres perdidas”
  • Página 64.
  • Reproducido por José Antonio Ortega
José Antonio Ortega
José Antonio Ortega
"DESDE MI PUPITRE" Intento aprender cada día, y como observador atento procuro escribir un poco de todo con respeto y disciplina, de recuerdos, necesidades y de aquello que mientras pueda, vaya encontrándome por el camino, siempre dando gracias al estímulo de la vida.

Cuando me llamaron al servicio militar me tocó Paterna, que pertenece a Valencia, y entonces fue la primera vez que subí al tren. Me acuerdo que cuando iba por las calles de Valencia, yo, que casi no había salido de Yecla, me quedaba admirado de ver tantas cosas por la calle.

Para ir a Paterna había un tren eléctrico, que aún existe, y que costaba 10 céntimos. Como nos pagaban 25, el día que bajé a Valencia me quedaban 5 céntimos. Como siempre se caía algún botón, se nos iba toda la paga y nunca nos daba para ir al cine. Cuando terminó la instrucción, que duró dos meses, nos llevaron para preguntarnos el oficio que teníamos. Yo les dije que había sido agricultor y me dieron el destino de carretero.

Todos los días tenía que bajar a Valencia por el pan, porque la intendencia estaba en Valencia, y me dieron una mula y un macho. La mula era torda y no se había presentado otra más mala. Para echarle el collerón me tenía que subir a los pesebres. Al macho le llamaban “Respeto”, y cuando lo tenían que enganchar había que taparle la cabeza, pero eso sí, una vez que lo enganchaban era lo más bueno del mundo, y muy inteligente, no había ni que tocarle a las riendas. Los animales eran malos, porque nosotros éramos mucho peor.

Como en el servicio militar se anda mal de dinero, yo tuve que ir arreglándomelas. Por aquel entonces, mis padres hicieron la vendimia, cobraron la uva y me mandaron 50 pesetas. Llevé una alegría inmensa que nadie se puede figurar, porque el jornal que nos daban nos lo gastábamos todos los días, así que nunca teníamos una perra. No sabía como agradecer a mis padres aquel dinero, pero como era novio y me habían dado permiso, le compré a la novia el primer regalo: un neceser con todos los menesteres. Lo encontré en la Plaza Redonda y me costó 15 pesetas.

No os podéis figurar lo contento que yo venía a ver a mis padres y a la novia. Volví a Yecla a los ochos meses y me acuerdo que al entregarle el regalo le dije que, por lo menos, me tenía que besar, y me contestó que mañana, y cada vez que se lo decía, ella me respondía: “mañana”. Estuve quince días y siempre me decía lo mismo, y me marché igual.

Démonos cuenta del cambio que ha hecho el mundo, que ahora los jóvenes consiguen lo que quieren, y se ha perdido todo el respeto .

Libro: Relatos del ayer.


  • Hogar de la Tercera Edad/Universidad Popular de Yecla/INSERSO.
  • MU-34/1988.
  • Tema: “Costumbres perdidas”
  • Página 64.
  • Reproducido por José Antonio Ortega
José Antonio Ortega
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5 COMENTARIOS

  1. RN ya lo has dicho en reiterada veces. Hay escritos donde los *insultos hacía mí supera la media docena en apenas una líneas incluso un payaso llegó a mentar a la madre y… «NO DICES NADA de esos opinantes tan educados» ¿Porqué?

    * Bien es verdad que me los paso por allí mismo. El fascismo de la extrema derecha tiene esto. Insultos, odio, enfrentamiento.
    El fascismo se combate, democráticamente, pero se combate. Compartes esta idea, RN?
    Reconozco que es algo inusual en un pueblo conservador y beato que se replique de forma contundente. He dicho replique, siempre es en defensa de un anterior ataque.
    Como puedes observar, o esto te ha pasado inadvertido?
    Puede ser, lo que te moleste sea tu posición clara hacía esa extrema derecha que se piensan que franco no ha muerto.
    No seas como PPeinado que se le ve el plumero. Espero que no.
    NO te conviertas en juez que la judicatura pasa por un momento de descrédito, por culpa de algunos que faltaron a clase cuando explicaron aquello de la justicia independiente.

  2. Socio-listo me confunde a media noche como el Dinio, dijo en una ocasión que no sabía con quién había estado es noche. Como el Mazón del PP, que dijo que la comilona del día de la Dana era con la patronal y resulta que estaba con una consejera bien vistosa? ¿De ahí que no cogiera el teléfono en casi toda la tarde.
    Digo que el socio-listo tirando a paleto de pueblo, sin aparcamientos como en Yecla, me confunde porque no termino de saber si es del PP o de VOX. Aunque la «doctrina» que alguno han acuñado es la siguiente: «Los de VOX son los cabreados del PP».

    El opinante S.L. (Socio-Listo en siglas) no hizo la mili por los pies planos? A lo que tenía plano era el cerebro?
    En cualquier caso lo que se dice listo no es. Lo poco que expresa lo delata, un lameculos de la clase dominante, aspirante a encaramarse en lo alto de la pirámide social de este pueblo abandonado, pero con las carencias de este tipo de gente. En lo cultural y en lo económico.
    Un día casi tuvo que quedarse a fregar en el «Pincelín» de Almansa por no poder responder con la cuenta. Con tantas gambas y langostinos. Tuvo que salir al tanto el que si podía responder, el espejo donde se mira S.L. pero imposible de llegar.
    Por lo demás, lo que le dijo el tigre al *marrano, llevas razón la hierba no es verde es marrón.
    No sé si era al marrano, es igual un puerco de estos.
    NO vamos a discutir con S.L.
    ¿LO DE LA MILI, PIES PLANOS o LO PLANO ERA EL CEREBRO?

  3. Resumen de mi paso por el servicio militar: 14 meses de mi vida perdidos. Lo único potable que cuando tenga nietos les diré que tiré granadas de mano y que me dieron un fusil.
    Que por cierto se me rompió un muelle del CETME (fusil ya jubilado) y lo tuve que pagar de mi bolsillo.
    Dejé de apuntar al blanco porque decían que el que tenía buena puntería se lo llevaban a Lorca y me veía allí. Al final estuve perdiendo el tiempo en Cartagena. Bonita ciudad, al menos para mí.

    En mis tiempos de mili ya se oían rumores entre los mandos que después de la dictadura España se dirigía hacía una democracia tipo europea. No menos cierto que había cierta inquietud entre los «jefes» militares. «Uno de los pilares de la dictadura había sido el ejército»
    Ah, y en la mili hice un puñado de amigos, uno de ellos de Molina de Segura, alguno del pueblo, que cada vez que podíamos nos íbamos a comer, cenar… a los bares que habían cerca del cuartel España 18. Todo esto y alguna cosa más mi tiempo de mili. Resumen, perder el tiempo.
    Lo del «puritanismo» del no beso que dice Jose, no me extraña por aquella época. En ese tiempo del nacional-catolicismo, en la mili, el capellán del ejercito nos decía que el besar a la novia era pecado mortal.
    ¡Creo que no voy al cielo!

José Antonio Ortega
José Antonio Ortega
"DESDE MI PUPITRE" Intento aprender cada día, y como observador atento procuro escribir un poco de todo con respeto y disciplina, de recuerdos, necesidades y de aquello que mientras pueda, vaya encontrándome por el camino, siempre dando gracias al estímulo de la vida.
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