El pasado fin de semana, el corredor Salvador Díaz, de la Red Deportiva Yecla, participó en la exigente prueba de montaña Vielha-Molières 3010, una carrera que atraviesa el alma del Pirineo aranés. En la modalidad de 24 kilómetros y 2.000 metros de desnivel positivo, Díaz logró completar el recorrido en 4 horas y 36 minutos, ocupando el puesto 120 de la clasificación general entre más de 400 participantes.
Una travesía alpina por cinco cumbres
La Vielha-Molières 3010 no es una carrera de montaña al uso. Se trata de un recorrido de alta montaña que corona cinco picos de más de 2.000 metros, entre ellos el emblemático Tuc de Molières (3.010 m), techo del Val d’Aran y punto más alto del trazado. La ruta, con salida y llegada en Vielha (974 m), incluye dos collados de más de 2.400 metros y un kilómetro vertical escondido en los primeros seis kilómetros.
Un recorrido de pura montaña
El trazado de la modalidad corta, en la que compitió Díaz, discurre en gran parte por encima de los 2.000 metros de altitud y alterna tramos corribles con pasos técnicos, crestas aéreas y tarteras. Durante el recorrido, los corredores atraviesan parajes de alto valor paisajístico como los bosques de Baricauba, los prados de Aubas, el lago Estanh des Pois o la espectacular Artiga de Lin.
Las vistas del macizo del Aneto desde las alturas del Molières, las cascadas de Conangles o los pasos por ríos y collados convierten esta prueba en una experiencia única de sky running: “Más que una carrera de montaña, es una carrera por la montaña”, resumen desde la organización.
Desafío superado
La edición de este año contó con más de 400 corredores en la modalidad de 24 km, quienes se enfrentaron no solo al desnivel y la altitud, sino también al terreno cambiante del Pirineo axial. En ese contexto, el resultado de Salvador Díaz —puesto 120 de la general y 4:36 horas de esfuerzo— refleja tanto preparación como determinación.
La Vielha-Molières 3010 se confirma como una de las pruebas más exigentes y espectaculares del calendario pirenaico. Para corredores como Salvador Díaz, representa algo más que una carrera: es una inmersión en la esencia salvaje y majestuosa de la alta montañ
