Pablo Vivanco sufrió una grave lesión en el último minuto del partido de playoff de ascenso a Segunda ante la Cultural. Fue la enésima lesión que sufría el futbolista argentino. Desde entonces, el jugador ha estado trabajando al margen de la plantilla para intentar recuperarse y poder ayudar al equipo. Pero al final, no ha podido ser. Vivanco ha comparecido en rueda de prensa para anunciar su retirada del fútbol a los 31 años. Su rodilla ha dicho basta.
«Mi rodilla no tolera el ritmo alto de la competición. No puedo entrenar a diario, no aguanto viajes, concentraciones, partidos, dobles sesiones con gimnasio…Por ese motivo me veo obligado a retirarme de los terrenos de juego», señaló.
En pretemporada, Vivanco habló con Sandroni, le pusieron todo tipo de facilidades para volver y le dieron el tiempo que necesitara para estar de nuevo al 100%. «Pasados los meses, no ha habido forma de recuperar la pierna, por eso he tomado esta decisión», concluye el futbolista.
Al final, los médicos han aconsejado a Vivanco, que llegó a debutar con el Real Murcia en Segunda División, que se retire del fútbol y cuide de su rodilla.
Emocionado discurso
«Ha llegado el momento de despedirme de esta familia», ha señalado Vivanco entre lágrimas. «Un 2016, este grupo humano me abrió las puertas, me devolvieron la confianza y también la ilusión por jugar al fútbol», rememoraba totalmente emocionado.
Tras cuatro temporadas y media, «puedo decir con la cabeza bien alta que conseguí dejar al equipo donde se merecía, en Segunda B, que fue el objetivo que me puse al llegar al club».
Entre lágrimas, Vivanco remarcó que el fútbol «es la cosa más importantes de las menos importantes, que la familia está por encima de todo y que aunque salgan las cosas mal hay que creer».
Los periodistas que han asistido a la rueda de prensa han interrumpido en varias ocasiones a Vivanco para aplaudir sus palabras. Esta despedida ha terminado con el prolongado agradecimiento de Pablo a la directiva, a sus compañeros, al cuerpo técnico, a su familia, a los medios de comunicación y, especialmente, a la afición y a la CurvaBar. «Lo que se vive en estas gradas es mágico; es algo que no se vive en ningún sitio. A partir de ahora habrá una linterna más en la grada cuando se cante la canción del abuelo», concluyó.