Conforme nos vayamos incorporando a las actividades laborales, sociales y de servicios, las cuales desarrollábamos casi de manera rutinaria y se vieron afectadas, y de golpe se apagaron, nos sentiremos mejor.
He hablado estos días con personas cuya amistad es tan íntegra como cercana y se encuentran en una tesitura difícil. Volver a arrancar su negocio a medio gas, después de dos meses de inactividad sin obtener ningún tipo de ingreso y habiendo soportado muchos gastos no es fácil.
Tenemos por delante un nuevo reto, y una certeza repentina semejante a empezar de cero. Incluido quienes periódicamente tienen que invertir en modificar el establecimiento o llevaban poco tiempo funcionando. Bajo el método que comúnmente se conoce como vivir al día funciona la mayoría, pagando a reposición a los proveedores de una vez para otra; pagando nóminas, impuestos, gastos fijos y el resto para llevar la casa adelante después de apoquinar el autónomo sin falta y evitar el recargo. Todo esto es una máxima de cualquier autónomo.
Si el local es en propiedad estupendo; si es de alquiler probablemente haya que renegociar la renta con el dueño, y si está financiado, tal vez habrá que estirar el préstamo.
Con los pequeños negocios la gente no se hace rica, eso puede que fuera antes. La actualidad es muy distinta, el mundo ha cambiado con el tema online y los centros comerciales. Los comercios tienen que hacer frente a los finales de mes que parece cada vez llegan más rápido, y ahora deben adoptar “unas medidas cautelares” incorporando nuevo equipamiento y sistemas al chiringuito para poder levantar la persiana con otra “fisonomía” limitando el aforo y las distancias.
En todos los aspectos a todos nos pesan los pies más que antes. En esta actualidad pertrechada y recelosa, no hay que rendirse. Con gran equilibrio y mucha cautela entre salud pública y economía; a todas las tiendas y los autónomos quiero verles moverse en este nuevo desafío con ganas renovadas, que es lo importante.
Para recuperar una costumbre que dejó de serlo, deseo volver a los sitios donde antes fui cliente y consumir a nivel local; primero porque los echo de menos y segundo para apoyar y dar ánimo a tan buena gente.