Parte del nombre del baloncesto en Yecla tiene nombre propio cuando hablamos de Ana Carlota Faussurier. Una mujer joven de 1,90 m nacida en Barcelona que vino a Yecla por cuestiones laborales de sus padres en su tierna infancia, cuando tan solo tenía un par de añitos.
Carlota empezó a practicar la canasta con 9 años. Alguien se fijó en aquella niña, vio que era muy alta para su edad y, por tanto, valdría la pena apostar por ella en el mundo del baloncesto. Los primeros pasos —nunca mejor dicho— fueron con canastas más bajas y balones más pequeños, el número 5, pasando luego al 6 para chicas y el 7 para los chicos.
Los equipos los componen 12 chicas.
La Segunda Liga LF Challenge, a la que ella pertenece, la componen 16 equipos.
Tiene el grado 2 de entrenadora y ha entrenado niños mini de 10 años, aparte de participar en algunos campus como los que ha organizado la RDY (Red Deportiva Yecla) en estos años.
En Estados Unidos cursó la carrera de Psicología, residiendo dos años y medio en Arkansas. Aprovecha para decirme que los americanos viven el deporte con mucha intensidad y se implican de otra manera.
Dos años en Francia, en el Limoges. En la selección española de formación desde los 12 hasta los 20, la selección es como una familia.
Estuvo cuatro años en el Centro de Alto Rendimiento Siglo XXI de Barcelona, cuya sede está situada en Esplugues de Llobregat.
Tiene su representante, Unlimited/Management, y hace unas semanas estuvo en el Mundial de México como delegada de la selección U17, donde consiguieron una medalla de bronce.
Se ha esforzado mucho en el mundo del baloncesto, donde incluso los imperceptibles movimientos proporcionan una asistencia, un rebote o el principal objetivo: conseguir una canasta.
Con fuerza en piernas y brazos, y soltura en pies y manos, el logro está en defender de los empujones las posesiones de balón y reconstruir cada jugada. En la cancha nadie regala nada, y hay que pelear cada movimiento.
Sacarle provecho a su altura y rendir al máximo, donde cada jugadora, con su potencia relativa, determina su táctica y su juego.
Lo que hace está sujeto a un componente: su carrera deportiva y sobre cómo afronta el presente y el futuro. Veo en ella una triple vertiente, hablando de triples como en el baloncesto: una de jugadora, otra de entrenadora y una tercera en su vida personal, cada una en sus funciones.
Los equipos cambian de jugadores y de entrenadores en función de las circunstancias y los resultados, algo semejante a los nidos de los pollos albatros, que los aprovechan alrededor de seis meses y después cambian de inquilinos.
Dentro de los muchos elementos, el deporte tiene una regla siempre escrita: lo mejor es cuando puedes competir en forma y casi al cien por cien de tus posibilidades. En contra, lo peor es cuando se producen las lesiones y los periodos que impiden desarrollar el trabajo y hacer lo que te gusta.
Es muy importante, en la pista y fuera de ella, el comportamiento y el saber estar. Hay que trabajar para motivarse y estimular como equipo a los demás, y si eso se aprende desde pequeños, será una actitud positiva más.
El mundo del deporte femenino, afortunadamente, ya está casi a la par en cuanto a poder desarrollarse en comparación con el masculino, pero todavía falta. El hombre ha venido eludiendo hasta hace poco tiempo a la mujer de la práctica del mismo, dejándola en segundo plano. Hoy podemos ver y prestar mayor atención al fútbol femenino, que, aun a pesar de haber pasado una pequeña travesía del desierto que todos conocemos, en la actualidad goza de buena salud.
El Tour femenino en Francia, aunque sea con menos etapas, también está en el panorama del esfuerzo deportivo. Acaban de finalizar las olimpiadas de París, y hemos podido ver una disciplina que, yo, ignorante de mí, desconocía: el basket 3×3, donde nuestras chicas han conseguido la medalla de plata y, esta semana, culminando otra gesta, se han proclamado campeonas de Europa, con lo cual ponen el broche a una especie de verano mágico.
Volviendo a la protagonista que me ocupa, esta próxima temporada Ana Carlota tendrá su campo base en tierras extremeñas, ya que ha fichado por el CB Al-Qazeres.
El huésped del baloncesto se instaló en ella, y siendo una tremenda compañía, le ha proporcionado una actividad general que seguramente jamás esperaba cuando se inició en el mundo de la canasta.
De vez en cuando hace escala en Yecla para estar con sus padres, pero enseguida nuestra ala-pívot retoma su agenda.
