Carta abierta a Vox de Ramón Ibáñez Pérez, enviada a este medio de comunicación. La presenta en respuesta a «la moción que presenta Vox en el pleno con motivo de la inmigración. Soy creyente y como tal he de hacer una denuncia profética ante lo que creo que no es moral ni cristiano ni humano», resalta.La moción de Vox a la que se refiere este lector, que podéis leer en este enlace, propone una serie de medidas para abordar lo que consideran una crisis de inmigración ilegal que afecta la seguridad, la economía y la cohesión social. La moción busca la expulsión inmediata de inmigrantes ilegales, la eliminación de ayudas sociales para estos y la oposición a políticas de reubicación de inmigrantes en la Región de Murcia, entre otras acciones.
Carta abierta a Vox, de Ramón Ibáñez
De la manera que muchos se asombraron de ti, pueblo mío, así fue desfigurada su apariencia más que la de cualquier hombre, y su aspecto más que el de los hijos de los hombres. Isaías 52, 14
Las ideologías de las intolerancias:
Todos aquellos regímenes condenados por la muerte de miles de personas se basan en una máxima: desfigurar y deshumanizar al que consideran un enemigo. Así, cuando cometen sus atropellos, no sienten el más mínimo remordimiento, pues la persona que agreden, marginan y humillan ha dejado de serlo para convertirse en un monstruo. Difunden una serie de infamias y mentiras que desfiguran los rostros de las otras personas (dejan de ser seres con dignidad humana para convertirse en gentes despreciables, ladrones, usurpadores, invasores, herejes, etc.).
Mucha gente empieza a comprar ese argumento y se cometen genocidios, apartheid, autos de fe y mil tropelías más, sin cargo de conciencia alguno. La empatía, el ponerse en el lugar de los otros y las otras, desaparece. No saben que, al intentar deshumanizar a la otra persona con sus relatos de odio, los que realmente se deshumanizan son ellos y ellas mismas. Ponen por encima del amor el temor, el resentimiento y muchas veces utilizan una bandera, una fe o lo que sea como escudo y arma contra quienes son diferentes, ya sea porque aman de manera distinta, porque vienen del sur a buscar el pan que necesitan para vivir, porque profesan otra fe, porque piensan distinto o por lo que sus prejuicios les dicten.
Esta moción de Vox rezuma odio, prejuicios y mentiras por los cuatro costados, deshumaniza a seres humanos. Si Pinocho la leyera, se le quemaría la nariz al tocarla con ella el sol. No voy a entrar a debatir sobre sus propuestas, pues debatir en este nivel es un poco así:
«No den lo sagrado a los perros, no sea que se vuelvan contra ustedes y los despedacen; ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen.»
Mateo 7, 6
Ante todo este intento de deshumanizar al inmigrante, cabría preguntarse: ¿Qué podemos hacer como sociedad para acoger y dar cabida a esa realidad? ¿Cómo dar visibilidad y reconocimiento a todas las cosas buenas que nos aportan? Son ellos y ellas quienes recogen las cosechas con las que nos alimentamos, trabajos duros que nadie quiere. Son ellas quienes cuidan a nuestros enfermos y personas mayores. Este es solo un pequeño ejemplo de lo que nos aportan y de cómo nos enriquecen.
Ahora, en estos días, somos más yeclanos que nunca y esto es en gran parte gracias a la inmigración, personas que conviven con nosotros y nosotras, que trabajan duro y generan riqueza para nuestra ciudad. Son personas con nuevos acentos y otra fe. No vienen a agredirnos, sino al revés, nos enriquecen, nos humanizan y, sobre todo, nos hacen ser mejores. ¿Estamos dispuestos a difundir esa verdad?
Frente al miedo, al odio y a la mentira, levantémonos y gritemos al mundo que somos hijos e hijas de la diversidad y que no nos da la gana desfigurar el rostro de nadie, porque nuestra dignidad como personas no nos la da una ideología prejuiciosa. Nacemos con ella y nos acompaña hasta la muerte y más allá. Da igual si has venido en una patera o si has nacido en el maltrecho y ninguneado hospital Virgen del Castillo, la dignidad como persona no se quita, no se vende, no se enmascara.
Es una realidad que Vox ha sido un auténtico fraude. La marca blanca de Marquitos, otrora, compañero de MMRovira en las nngg del partido popular, el consuegro de Maeso.
Nada ha cambiado en Yecla en los últimos treinta años, nada.
Desgraciadamente ese pensamiento ha calado en muchos ciudadanos, también en Yecla
Oigo hablar a gente que tiene fincas agrícolas y se quejan de la mano de obra irregular extranjera que ven trabajar por los campos. Sin embargo, no se quejan de los empresarios que los traen y explotan y que hunden los precios y escatiman nuestros recursos hídricos.
Hay mucha hipocresía y de ello se aprovecha Vox.
En cuanto, a la fé de algunas de esas personas, si algo he aprendido es que ya todo se le puede dar la vuelta, para justificar intereses económicos, mi experiencia ha sido que los peores explotadores de trabajadores han sido personas de misa diaria.
La mochoescoba de VOX tan beata y tan mala, no se como el obispo permite que una persona como esta que dice estar comprometida con la Iglesia, catequista, secretaria, gestora de la casa parroquial rural de Raspay militar en un partido anticristiano, porque todo fascismo es anticristiano.
Una moción así fascista, xenofoga, racista, parece mentira que provenga de tres beatos como los de VOX en Yecla, y encina comulgan, yo los excomulgaba.
Aclaro, el escrito es la vergonzosa moción, que debe ser ha especie de circular xenófoba que recorrerá diversas instituciones. Moción salida desde la fábrica del odio.
La carta abierta de Ramón desde una posición de una persona creyente son las que te llevan a seguir creyendo…en las personas y en la humanidad.
Lo otro te lleva a dejar de asistir a la iglesia dónde se deja ver esta gente, ya tiempo sin ir a San José Artesano, por razones obvias.
En vísperas de unas elecciones VOX postulándose como xenófobo mayor del reino.
También le dijeron al pueblo que no eran de extrema derecha.
No, lo más aproximado sería neofascistas.
Este escrito que se lo han enviado los del Yunke a través de Hazte Oír.
Una vergüenza.