.
domingo, julio 13, 2025
🌻
spot_imgspot_imgspot_imgspot_img
spot_img

Cartas desde Jumilla

El día siguiente del vendaval que se llevó a Yecla, los jumillanos asistieron a los lindes y dieron con el Yeclano Errante. Frustrados por no poder entrar a ver, todos regresaron taciturnos a sus hogares. Los más perezosos se olvidaron del tema tras una siesta, pero hubo un grupo selecto de jumillanos que comprendió nuestra tragedia y trató de ponerle remedio.

Se hicieron llamar Los Jumillonatis. Apestados por los jumillanos normales, que aborrecieron oír noticias sobre la desaparición del pueblo vecino tan solo tres días después, recaudaron fondos de los más variopintos (desde el comercio del vino hasta abriéndose cuentas en portales online para mostrar sus cuerpos peludos) para construir una mega estructura subterránea que les sirviese de base de operaciones. La base, llamada Fortmillano, estaba enterrada a doscientos metros bajo las viñas más prósperas del lugar, y allí se reunían semanalmente para conversar sobre el estado de la situación del pueblo desaparecido.

Pasaron meses de reuniones infructuosas, de brainstorming para pensar en qué lugares podía haber caído, de fiestas de cumpleaños y amigos invisibles, de cenas de trabajo y almuerzos todos los días, así como de proyectos fútiles alrededor del acontecimiento: el Proyecto Fénix, consistente en pegarle fuego a tierra yeclana para ver si el pueblo renacía de sus cenizas; el Proyecto Ícaro, que consistía en tirarle piedrecicas al Sol a ver si se había escondido ahí el pueblo.

La intención era desestabilizar su estancia allí y que cayese de nuevo sobre el páramo desolado. Luego se pusieron con el Proyecto Twister. Consistía en ponerse la película de tornados del 96 a modo de inspiración mientras comían palomitas sabor vino tinto; le siguió la Iniciativa Jumilladores, una serie de mercenarios con rayas pintadas en la cara con moscatel que tratarían de defender a los yeclanos huérfanos del pillaje, pero se perdieron a la altura de La Alquería y jamás se los volvió a ver.

Enterrados bajo litros de vino y cajas de pizza, los Jumillonatis no se rindieron en su tentativa de ayudar a los yeclanos. Trataron de contactar con Lobo y Acerica para asistirlos tanto cuando defendían el pueblo como cuando lo buscaban, pero se mosquearon cuando Lobo solo les aulló al teléfono, creyendo que se burlaba de ellos; ayudaron un par de veces a Juan Carlos en sus recuperaciones de reliquias, pues tenían contactos en las aduanas de muchos países. Trataron de ofrecer el vino de Jumilla como maridaje para las empanadicas de Tuki, pero no coló y ella eligió la gaseosa de Teruel.

Guarecidos en su cueva, los Jumillonatis terminaron por darse cuenta de que sus esfuerzos estaban cayendo en saco rotico. Se pusieron serios e hicieron lo único que parecía útil: escribieron cartas. Dirigidas a Estados y Naciones, a desconocidos y campesinos, a dictadores y demócratas, a Elon Musk en el espacio (no se preguntaron siquiera cómo la recibiría; hicieron un avión de papel y esperaron lo mejor) o a Zuckerberg Jr., una de las razones que motivó su viaje a Yecla para montar MetaYecla. Escribieron tantas cartas que Brasil tuvo que prescindir de un 30% de los árboles del Amazonas. Estuvieron tentados de negarse, pero transigieron bajo la amenaza de que Jumilla no enviaría su vinico para los próximos carnavales.

En las cartas relataban la penica de los yeclanos. Pedían ayuda en la búsqueda del pueblo e, incluso, hablaban de sus infructuosos intentos de ayudar. Sobre todo, las cartas contenían eso, y excusas y razones por las que creían que ningún jumillano tenía nada que ver en la desaparición de Yecla. Explicaban que, si bien existía una cierta animadversión entre los pueblos, ¿qué serían ellos sin Yecla? ¿Qué eran ahora sino un Altiplano cojo? Un Altiplano menos Alti, más plano…

Nadie respondió a sus cartas, aunque algunas de ellas tuvieron consecuencias: MetaYecla, entre otras; Hollywood se interesó por la historia y trató de hacer una saga de la desaparición de Yecla que dirigiría Clint Eastwood, con más años que Matusalén, pero cada día más joven; de actores cogieron a los hijos de Brad Pitt y Angelina Jolie, ya que ellos solos ya podían interpretar a la mitad de la población, y para el resto contrataron a actores turcos y de la India para atraer a las abuelicas.

El resultado fue, literalmente, un canto a la pérdida del pueblo mientras volaban los saris. Yecla jamás había tenido tanto color, claro que la película terminaba con un epílogo que la realidad no le había concedido todavía a los huérfanos yeclanos: el pueblo regresaba al son de una canción especialmente frenética, se aposentaba allá donde había estado décadas antes, y todos los yeclanos bailábamos en la Plaza de San Cayetano en un número que incluía a miles de extras y doscientas cámaras.

Mother Yecla, se llamó la película, éxito internacional que recaudó tanto dinero como para reconstruir cinco pueblos, pero que se utilizó para pagar las siguientes películas de las sagas, que dejaban atrás Yecla y se centraban en historias de Almansa, Caudete, o la de los Jumillonatis, que se tornaron ricos al exigir compensación por los derechos de imagen y acabaron por olvidarse de la razón por la que habían iniciado todo.

El día siguiente del vendaval que se llevó a Yecla, los jumillanos asistieron a los lindes y dieron con el Yeclano Errante. Frustrados por no poder entrar a ver, todos regresaron taciturnos a sus hogares. Los más perezosos se olvidaron del tema tras una siesta, pero hubo un grupo selecto de jumillanos que comprendió nuestra tragedia y trató de ponerle remedio.

Se hicieron llamar Los Jumillonatis. Apestados por los jumillanos normales, que aborrecieron oír noticias sobre la desaparición del pueblo vecino tan solo tres días después, recaudaron fondos de los más variopintos (desde el comercio del vino hasta abriéndose cuentas en portales online para mostrar sus cuerpos peludos) para construir una mega estructura subterránea que les sirviese de base de operaciones. La base, llamada Fortmillano, estaba enterrada a doscientos metros bajo las viñas más prósperas del lugar, y allí se reunían semanalmente para conversar sobre el estado de la situación del pueblo desaparecido.

Pasaron meses de reuniones infructuosas, de brainstorming para pensar en qué lugares podía haber caído, de fiestas de cumpleaños y amigos invisibles, de cenas de trabajo y almuerzos todos los días, así como de proyectos fútiles alrededor del acontecimiento: el Proyecto Fénix, consistente en pegarle fuego a tierra yeclana para ver si el pueblo renacía de sus cenizas; el Proyecto Ícaro, que consistía en tirarle piedrecicas al Sol a ver si se había escondido ahí el pueblo.

La intención era desestabilizar su estancia allí y que cayese de nuevo sobre el páramo desolado. Luego se pusieron con el Proyecto Twister. Consistía en ponerse la película de tornados del 96 a modo de inspiración mientras comían palomitas sabor vino tinto; le siguió la Iniciativa Jumilladores, una serie de mercenarios con rayas pintadas en la cara con moscatel que tratarían de defender a los yeclanos huérfanos del pillaje, pero se perdieron a la altura de La Alquería y jamás se los volvió a ver.

Enterrados bajo litros de vino y cajas de pizza, los Jumillonatis no se rindieron en su tentativa de ayudar a los yeclanos. Trataron de contactar con Lobo y Acerica para asistirlos tanto cuando defendían el pueblo como cuando lo buscaban, pero se mosquearon cuando Lobo solo les aulló al teléfono, creyendo que se burlaba de ellos; ayudaron un par de veces a Juan Carlos en sus recuperaciones de reliquias, pues tenían contactos en las aduanas de muchos países. Trataron de ofrecer el vino de Jumilla como maridaje para las empanadicas de Tuki, pero no coló y ella eligió la gaseosa de Teruel.

Guarecidos en su cueva, los Jumillonatis terminaron por darse cuenta de que sus esfuerzos estaban cayendo en saco rotico. Se pusieron serios e hicieron lo único que parecía útil: escribieron cartas. Dirigidas a Estados y Naciones, a desconocidos y campesinos, a dictadores y demócratas, a Elon Musk en el espacio (no se preguntaron siquiera cómo la recibiría; hicieron un avión de papel y esperaron lo mejor) o a Zuckerberg Jr., una de las razones que motivó su viaje a Yecla para montar MetaYecla. Escribieron tantas cartas que Brasil tuvo que prescindir de un 30% de los árboles del Amazonas. Estuvieron tentados de negarse, pero transigieron bajo la amenaza de que Jumilla no enviaría su vinico para los próximos carnavales.

En las cartas relataban la penica de los yeclanos. Pedían ayuda en la búsqueda del pueblo e, incluso, hablaban de sus infructuosos intentos de ayudar. Sobre todo, las cartas contenían eso, y excusas y razones por las que creían que ningún jumillano tenía nada que ver en la desaparición de Yecla. Explicaban que, si bien existía una cierta animadversión entre los pueblos, ¿qué serían ellos sin Yecla? ¿Qué eran ahora sino un Altiplano cojo? Un Altiplano menos Alti, más plano…

Nadie respondió a sus cartas, aunque algunas de ellas tuvieron consecuencias: MetaYecla, entre otras; Hollywood se interesó por la historia y trató de hacer una saga de la desaparición de Yecla que dirigiría Clint Eastwood, con más años que Matusalén, pero cada día más joven; de actores cogieron a los hijos de Brad Pitt y Angelina Jolie, ya que ellos solos ya podían interpretar a la mitad de la población, y para el resto contrataron a actores turcos y de la India para atraer a las abuelicas.

El resultado fue, literalmente, un canto a la pérdida del pueblo mientras volaban los saris. Yecla jamás había tenido tanto color, claro que la película terminaba con un epílogo que la realidad no le había concedido todavía a los huérfanos yeclanos: el pueblo regresaba al son de una canción especialmente frenética, se aposentaba allá donde había estado décadas antes, y todos los yeclanos bailábamos en la Plaza de San Cayetano en un número que incluía a miles de extras y doscientas cámaras.

Mother Yecla, se llamó la película, éxito internacional que recaudó tanto dinero como para reconstruir cinco pueblos, pero que se utilizó para pagar las siguientes películas de las sagas, que dejaban atrás Yecla y se centraban en historias de Almansa, Caudete, o la de los Jumillonatis, que se tornaron ricos al exigir compensación por los derechos de imagen y acabaron por olvidarse de la razón por la que habían iniciado todo.

uscríbete EPY

¿Quieres añadir un nuevo comentario?

Hazte EPY Premium, es gratuito.

Hazte Premium

4 COMENTARIOS

  1. Jesús 88 puede ser detenido por difamación al decir en este medio el 14/05/2025 que los «médicos eran unos criminales».
    Vaya personaje este individuo.
    De la noticia, artículo…nunca dice nada porque se queda más en blanco que su cerebro, solo alguna idiotez de las páginas ultras que el visita.

  2. Corperniscu…pronto sabré quién eres y me presentaré a ti con mi uniforme de la FAS!!! Y te daré documentación y vídeo de lo que está haciendo las estas de tu partido,de lo todo el mundo ya sabe que está haciendo los inmigrantes marroquíes en todos los pueblos y ciudades …ya no se puede esconder el grado de delincuencia que estás personas vienen hacer a españa!! Pronto más que tarde sabré quien eres!!! Estamos en alerta 5 !!! Y aquí en Yecla la policía nacionales y guardia civil también!!!! Lo que pasa que los políticos de PPSOE callan como miserables y vox también por no restar votos!! no dicen nada de nada !!!👀🇪🇦

  3. 🕵‍♂️ | INFORMACIÓN

    PODEMOS se acerca EH BILDU para evitar desaparecer como partido.

    Ione Belarra y Arnaldo Otegi, se han reunido 5 veces en el último mes, ya que Sumar desaparece radicalmente del escenario político.

    Las 🐀 se juntan 📌

  4. Pero hombre como se ponen a escribir cartas los Jumillonatis, para tener una nueva Yecla que se había llevado el vendaval.
    Esto se lo dicen a los Jumilladores, especie de plebeyos dedicados a la albañilería y trasladan la urbanización de Fortuna «las lamparitas» y nadie se entera del cambiazo.
    Para los del Altiplano del sur, la desaparición del pueblo vecino no era obstáculo, menos si les pillaba después de almorzar (desayuno) en el media luna de la Alquería.
    Jumilladores conocen, trasladan para rellenar urbanizaciones enteras abandonadas después del desastre de la burbuja inmobiliaria, por el vendaval de sus hipotecas basura.
    Hasta el mismísimo Lehman Brothers se desplomó. Ya, el gobierno de Rajoy sale a rescatar la Banca con dinero de todos los españoles/as diciendo que la Banca devolvería los casi cien mil millones prestados por el Estado.
    Otro vendaval se ha llevado el rescate, la Banca nunca pierde, no ha devuelto ni los intereses que tanto les gusta a ellos. Entre todos hemos pagado la irresponsabilidad financiera del ladrillo, a pesar de que Rajoy saliera diciendo que los españoles/as no les iba a costar ni un euro,
    Estas urbanizaciones abandonadas objeto se ser trasladadas y volver a llenar el páramo yeclano, fue a consecuencia de una idea de Aznar y su gobierno (de 34 ministros 22 fueron imputados), digo la idea fue hacer una ley donde cualquier terreno pudiera ser urbanizable.
    Tanta cantidad de terrenos bajaba el precio, el negocio se veía venir, años que Aznar decía; «España va bien». Los especuladores también.
    Los Jumilladores excelentes albañiles no daban a basto para hacer tantas urbanizaciones y campos de golf, fue cuando el gobierno de Aznar propuso abrir las puertas a la inmigración para que el coste de la mano de obra no subiera. «Inundamos el mercado de mano de obra, esta baja» Esa fue la explicación.
    Las vueltas que da la vida, ahora ya no les sirven, o si? En vez de ladrillos, poner brócoli.
    La película «Mother Yecla» fue subtitulada porque ni Feijooo ni Ayuso saben inglés y tampoco están por usar el pinganillo.
    Total que altiplano sur se entregó al máximo para que el páramo donde estaba Yecla fuese llenado y volver a ser el pueblo que era. Hasta el punto que el pastor de Jumilla que le daban un pastizal por unos terrenos que los utilizaba para pastar sus cabras, no los quiso vender para que esa urbanización para allí prevista se fuera al Altiplano norte.
    Así fue como el pueblo volvió a resurgir no sin antes darles las gracias a Clint Eastwood y sus actores por su exitosa peli. Premio Goya a la mejor película «extranjera». Colorín colorado…

- Publicidad -spot_imgspot_imgspot_imgspot_img
- Publicidad -spot_img

Servicios

Demanda empleo Oferta empleo
Compra Venta
Canal inmobiliario Farmacia
Teléfono interes Autobuses
- Publicidad -spot_imgspot_imgspot_imgspot_img