Tengo una especial predilección por los niños. Recuerdo con nostalgia aquellas veces que iba al fútbol con mis dos sobrinos directos, -en este caso los de mi hermano- después de comprar pipas. Ahora ya han ido creciendo y cada uno tiene sus amigos y va por su lado.
Dicho lo cual, en estos días donde los niños seguramente se sientan en una especie de “arresto domiciliario” por la necesaria cuarentena, me llamó la atención una foto que publicó mi amiga Montse que es psicóloga, la cual le había remitido uno de sus pacientes.
“Distracción alternativa con un toque de improvisación”, para continuar pasando el rato. Me imagino por lo que me cuentan muchos padres, el agobio que están sufriendo los niños sin poder pisar la calle, así como la cierta desesperación de ellos mismos, para combatir el aburrimiento. Varios me dicen que se suben por las paredes, porque ya no saben qué hacer para mantenerlos entretenidos, hay ciertos pequeños que son puro nervio.
Lo difícil de la convivencia
En la vida la convivencia no es fácil, tenemos que aguantar y que nos aguanten, a veces es complicado afrontar situaciones, sobre todo en espacios comunes y además durante mucho tiempo.
Por eso y como siempre he dicho, los niños tienen un apéndice natural y un aliado llamado juego, hago un homenaje a ellos mismos por su fortaleza y a los padres por la capacidad de resistencia, animándoles a seguir elaborando de manera concienzuda el ingenio.
Este es por tanto mí artículo de hoy, como un pequeño jarabe de estímulo, no sin antes con un toque genérico a la familia que reunida en esa “zona acordonada mediante confinamiento” llamada hogar, y que mientras no oigamos el toque de corneta para salir a la calle, debemos estar recogidos, para decirles que extremen las precauciones para evitar cualquier tipo de accidente doméstico, frecuentes también en los niños en bastantes casos. Ellos son una fuente de reclamo y de cariño no tienen la percepción del riesgo de nosotros los mayores, y así evitaremos tener que acudir a urgencias con la que está cayendo.
a los padres.
Artículos de José Antonio Ortega