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🍁 martes 19 noviembre 2024
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El exponencial crecimiento en el cultivo de CBD en España

Para hablar de la gran expansión del cultivo de CBD en España hay que dejar bien en claro la diferencia entre el cannabis y el cáñamo industrial, pues sus matices legales y comerciales son la clave para entender el creciente interés por su cultivo. El cannabis, conocido popularmente como marihuana, es una planta que ha sido reconocida durante siglos por sus efectos psicoactivos, que son propiciados por uno de sus componentes, el THC o tetrahidrocannabidiol. Ahora bien, como contraste se encuentra el cáñamo industrial, cuyo cultivo y consumo ha sido legalizado en la mayor parte del mundo, siempre y cuando las semillas empleadas para dicho propósito tengan un contenido menor al 0.2% de THC. De él se obtienen las semillas y las flores de CBD, de las que posteriormente puede extraerse el aceite CBD, cuyas propiedades han tenido una muy buena acogida por parte de los consumidores españoles

El cultivo del cáñamo industrial en España: Cifras y limitantes

El cáñamo industrial es una materia prima que ha sido muy apreciada durante décadas para la obtención de textiles, biodiesel, lubricantes, biomasa, papel, etc. Sin embargo, su más reciente uso para obtener aceites esenciales, productos cosméticos y terapéuticos es el que ha desatado el interés (y la polémica) en gran parte de la Unión Europea (España incluida). El auge y la regularización del cultivo del CBD ha sido bastante dispar en Europa: Mientras algunos países tienen regulaciones más laxas en cuanto al uso y consumo del cannabis medicinal, otros como España, mantienen sus usos legales a los estrictamente industriales (es decir, para la producción de fibra y semilla). A pesar de ello, en los últimos 5 años, el cultivo del cáñamo industrial ha crecido de forma consistente en España: Actualmente existen en Catalunya 300 hectáreas cultivadas, seguida por Galicia con 200 y estas cifras palidecen si las comparamos con el hecho de que solamente en Almería se pasó el año pasado de 10 a 200 hectáreas cultivadas.  Pero, hablando francamente, ¿está España aprovechando todo el potencial que ofrece este sector para su economía? Claramente no. Las regulaciones vigentes en nuestro país restringen el uso del cáñamo, dado que no lo consideran un suplemento alimenticio (como sí ocurre en Francia, Italia y Países Bajos, que van a la cabeza en el cultivo de CBD). Al exportarse meramente como biomasa, se pierde la oportunidad de aprovechar la demanda creciente que va teniendo este producto en la Unión EuropeaPor tanto, se hace necesario ampliar las regulaciones de posibles usos del cáñamo industrial, si se pretende que este forme parte de la propulsión necesaria desde hace ya un tiempo en nuestra economía. No sólo la afectación se evidencia a nivel industrial, sino que los propios usuarios de cannabis medicinal se ven envueltos en una especie de “vacío legal”: Pues obviamente están informados sobre los beneficios ya probados del consumo del CBD de los que se disfruta en países como Holanda y Dinamarca, y sin embargo tienen que arriesgarse a comprar cogollos CBD que se etiquetan como “No aptos para consumo humano”, lo cual no les ofrecen ningún tipo de seguridad como consumidores. 

Perspectivas del sector del cáñamo industrial en la UE y España

Mientras que en España las entidades regulatorias no se logran poner de acuerdo para implementar unas leyes sobre el uso y consumo del CBD más acordes al siglo XXI, en el resto de la Unión Europea el debate sobre la clasificación del cáñamo industrial no cesa. La Unión Europea anunció este año que regulará el CBD como “Novel Food”, o para hablar más claramente: “Narcótico”, lo que podría hacer peligrar el sector en Europa: No solamente porque puede verse limitado el cultivo y exportación del cáñamo, sino también porque aquellas pequeñas y medianas empresas que han logrado insertarse en el sector, al tener que cambiar todos sus productos con esa nueva denominación (lo cual conllevaría a inversiones en nuevos análisis de laboratorio y re-etiquetación) se verían absorbidas por las grandes compañías. En definitiva, si bien hay todavía mucha incertidumbre con respecto a lo que puede llegar a representar el cáñamo para la economía de muchos países: Lo que podemos decir con seguridad es que, para buena parte de las empresas españolas que se han insertado en el cultivo de cáñamo en los últimos años (aunque sus manos estén atadas por regulaciones oxidadas) el beneficio y la rentabilidad se aprecian en cifras nada despreciables

 

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Redactores de elperiodicodeyecla.com escriben con este nombre de autor para otra serie de artículos.

Para hablar de la gran expansión del cultivo de CBD en España hay que dejar bien en claro la diferencia entre el cannabis y el cáñamo industrial, pues sus matices legales y comerciales son la clave para entender el creciente interés por su cultivo. El cannabis, conocido popularmente como marihuana, es una planta que ha sido reconocida durante siglos por sus efectos psicoactivos, que son propiciados por uno de sus componentes, el THC o tetrahidrocannabidiol. Ahora bien, como contraste se encuentra el cáñamo industrial, cuyo cultivo y consumo ha sido legalizado en la mayor parte del mundo, siempre y cuando las semillas empleadas para dicho propósito tengan un contenido menor al 0.2% de THC. De él se obtienen las semillas y las flores de CBD, de las que posteriormente puede extraerse el aceite CBD, cuyas propiedades han tenido una muy buena acogida por parte de los consumidores españoles

El cultivo del cáñamo industrial en España: Cifras y limitantes

El cáñamo industrial es una materia prima que ha sido muy apreciada durante décadas para la obtención de textiles, biodiesel, lubricantes, biomasa, papel, etc. Sin embargo, su más reciente uso para obtener aceites esenciales, productos cosméticos y terapéuticos es el que ha desatado el interés (y la polémica) en gran parte de la Unión Europea (España incluida). El auge y la regularización del cultivo del CBD ha sido bastante dispar en Europa: Mientras algunos países tienen regulaciones más laxas en cuanto al uso y consumo del cannabis medicinal, otros como España, mantienen sus usos legales a los estrictamente industriales (es decir, para la producción de fibra y semilla). A pesar de ello, en los últimos 5 años, el cultivo del cáñamo industrial ha crecido de forma consistente en España: Actualmente existen en Catalunya 300 hectáreas cultivadas, seguida por Galicia con 200 y estas cifras palidecen si las comparamos con el hecho de que solamente en Almería se pasó el año pasado de 10 a 200 hectáreas cultivadas.  Pero, hablando francamente, ¿está España aprovechando todo el potencial que ofrece este sector para su economía? Claramente no. Las regulaciones vigentes en nuestro país restringen el uso del cáñamo, dado que no lo consideran un suplemento alimenticio (como sí ocurre en Francia, Italia y Países Bajos, que van a la cabeza en el cultivo de CBD). Al exportarse meramente como biomasa, se pierde la oportunidad de aprovechar la demanda creciente que va teniendo este producto en la Unión EuropeaPor tanto, se hace necesario ampliar las regulaciones de posibles usos del cáñamo industrial, si se pretende que este forme parte de la propulsión necesaria desde hace ya un tiempo en nuestra economía. No sólo la afectación se evidencia a nivel industrial, sino que los propios usuarios de cannabis medicinal se ven envueltos en una especie de “vacío legal”: Pues obviamente están informados sobre los beneficios ya probados del consumo del CBD de los que se disfruta en países como Holanda y Dinamarca, y sin embargo tienen que arriesgarse a comprar cogollos CBD que se etiquetan como “No aptos para consumo humano”, lo cual no les ofrecen ningún tipo de seguridad como consumidores. 

Perspectivas del sector del cáñamo industrial en la UE y España

Mientras que en España las entidades regulatorias no se logran poner de acuerdo para implementar unas leyes sobre el uso y consumo del CBD más acordes al siglo XXI, en el resto de la Unión Europea el debate sobre la clasificación del cáñamo industrial no cesa. La Unión Europea anunció este año que regulará el CBD como “Novel Food”, o para hablar más claramente: “Narcótico”, lo que podría hacer peligrar el sector en Europa: No solamente porque puede verse limitado el cultivo y exportación del cáñamo, sino también porque aquellas pequeñas y medianas empresas que han logrado insertarse en el sector, al tener que cambiar todos sus productos con esa nueva denominación (lo cual conllevaría a inversiones en nuevos análisis de laboratorio y re-etiquetación) se verían absorbidas por las grandes compañías. En definitiva, si bien hay todavía mucha incertidumbre con respecto a lo que puede llegar a representar el cáñamo para la economía de muchos países: Lo que podemos decir con seguridad es que, para buena parte de las empresas españolas que se han insertado en el cultivo de cáñamo en los últimos años (aunque sus manos estén atadas por regulaciones oxidadas) el beneficio y la rentabilidad se aprecian en cifras nada despreciables

 

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