En un emotivo homenaje a una de sus artistas más distinguidas, pero menos reconocidas, la Casa Municipal de Cultura de Yecla inaugura este jueves 4 de abril, a las 20:00 horas, una exposición dedicada a la obra de la pintora Paz Gil Díaz, ya fallecida. La muestra, que permanecerá abierta al público hasta el 5 de mayo, promete ser un viaje a través de la destacada trayectoria artística de Gil Díaz, cuya proyección alcanzó muchos rincones de nuestro país.
La exposición se llevará a cabo en el Salón Pablo Corbalán y contará con 76 cuadros en diversas técnicas, obras que el hijo de la pintora donó en 2019 a la institución. Esta colección refleja el rico legado de Gil Díaz, quien además de ser una prolífica pintora, fue una figura destacada en la Asociación Nacional de Pintores y Escultores desde 1955 y ostentó el título de copista oficial del Museo del Prado en 1957, donde replicó obras maestras de Goya, Tiziano, Murillo, y Ribera.
El evento también verá la publicación de un catálogo que servirá como el cuarto volumen de la serie Artistas Yeclanos, una colección que busca rescatar del olvido a los ilustres artistas de Yecla, ampliando así la nómina de figuras ya desaparecidas y manteniendo viva su memoria en la comunidad.
Biografía de Paz Gil Díaz
Nacida en Yecla en 1930, Paz Gil Díaz fue una pintora de renombre que ingresó en la Asociación Nacional de Pintores y Escultores en 1955. Con apenas 27 años, su talento la llevó a recibir el carnet de copista oficial del Museo del Prado, momento en el que replicó obras maestras como “La gallina ciega” de Goya, “La Dolorosa” de Tiziano, “La Asunción de la Virgen” de Murillo, y “La Inmaculada” de Ribera. Su obra “Mi madre” fue seleccionada y premiada en el Salón de Otoño del Retiro en Madrid ese mismo año.
Abandonó la pintura durante 25 años
En 1959, Paz Gil realizó su primera exposición individual en la Casa Regional de Murcia en Madrid, recibiendo elogios como “el prodigio del Levante”. Participó en el Certamen de Pintura de París, donde sus obras fueron muy bien recibidas. Durante un periodo, desde 1959 hasta 1984, se alejó del mundo artístico y se trasladó a Elche, ciudad en la que vivió hasta su muerte. En 1984, retomó la pintura con su participación en el taller “Hort del Xocolater”.
Gil Díaz tuvo una serie de exposiciones significativas en los años posteriores, destacando en 1990 con una muestra en la Caja Rural de Elche y en 1995 con una exposición en la sala de exposiciones de Cajamurcia en Yecla.
La crítica alabó su capacidad para capturar la esencia de sus temas, describiendo su estilo como una mezcla de realismo mágico y una poetización de la realidad. Su habilidad para transformar lo cotidiano en una experiencia íntima y poética la distinguieron en el mundo del arte.
Paz Gil Díaz dejó un legado invaluable con su obra, que hoy se encuentra tanto en la Iglesia de La Purísima de Yecla (con su copia de «La Asunción de la Virgen» de Murillo) como en colecciones particulares, manteniendo viva su memoria y contribución al arte español.
