Este jueves me levanté con la noticia de Jacinda Ardern, primera ministra de Nueva Zelanda. Tras haber ganado las últimas elecciones por mayoría absoluta, y a unos cuantos meses de presentarse a la reelección, anunció a su gente su retirada. Y así lo explicó: «No lo dejo porque sea duro, lo dejo porque este trabajo conlleva una gran responsabilidad, y no tengo suficiente energía para hacerle justicia».
Dijo también que va a aprovechar su vida para pasar más tiempo con su familia mientras piensa en cómo continuar «ayudando a Nueva Zelanda». No sé si utilizará la filosofía japonesa Ikigai como brújula para decidir el rumbo a tomar en cada momento, y virar cuando así se lo dicta. En este caso, supongo que ya ha agotado grandes dosis de “misión” en la vida.
Quién sabe si creerá, como José Antonio Marina, que el motor de la humanidad es la búsqueda de la felicidad, y en su tarea actual ya no la encontraba.
Lo que es verdad es que no estamos muy acostumbrados por aquí a tanto equilibrio personal. Ser capaz de replantearse la vida, incluso, cuando se está en la cresta de la ola de la carrera política, es digno de consideración y hasta elogio.
Imagino que estas noticias tardarán en repetirse por estos andurriales unos cuantos decenios más. Cuestión de educación, de mucha más educación por allá.
Por aquí, nos hemos acostumbrado a tener muchos políticos de profesión, también hay alguno de vocación, pero muy pocos con una misión concreta y temporal, con un fin que lograr. Da la impresión de que el fin en sí mismo es hacer carrera, de estar muchos años. Cuantos más años, mejor. Y cuanto más larga sea la carrera, mejor político se es.
Entras en las juventudes (en mis tiempos mozos era la OJE), y si no te mueves mucho, se va ascendiendo. Primero, concejal o concejala de tu pueblo. De ahí, te conviertes en portavoz, y si sigues dócil y tranquilo, asciendes más, y puedes pasar a director o directora general.
Después pueden llegar las consejerías. Y claro, a un paso ya de ser diputado o senadora y… con la jubilación tan cercana, quién se va a retirar entonces.
Pero es que, además, los nuestros no se cansan nunca los “jodíos”.
Jacinda se ha agotado. Lo ha dado todo, se ha desfondado, ha caído extenuada por tanta dedicación; es el peso insoportable de la toma de decisiones, de afrontar riesgos, asumir responsabilidades. Me pregunto yo que, si los nuestros no se cansan tanto, puede ser debido a dos cuestiones: que no trabajan tanto, o que son superhombres y supermujeres. Me inclino por la primera de las hipótesis. No creo yo que las pelotas de relleno o los gazpachos, por buenos que estén, nos confieran poderes especiales a los yeclanos.
No me malinterpreten ustedes. Con lo de “no trabajar tanto” no me refería a que no ”echen horas”. Como dicen los políticos, me consta que no es así, que sí, que cumplen con sus horarios. Algunos hasta se autodenominan “24/7”. Por cierto, esto está muy mal, ¿no saben lo malo que es no descansar lo suficiente? Se atrofia el cerebro.
Lo que quería decir es que la dedicación de los nuestros parece más liviana. Se trata de dirigir con sutilezas, de puntillas; no hacer ruido, dejarse llevar, expediente va y expediente viene, que si voy a una feria a regalar libricos, o corto la cinta de otra, o inauguro las fiestas de San Blas o las de San Isidro. La agenda anual de la marmota.
Un amigo mío dice que el secreto para la pervivencia política es “ni una mala palabra, ni una buena acción”.
No siempre ha sido así. Recuerdo aquellos años de la transición, cuando ser político significaba dejarse la vida para la transformación, para la regeneración, para el cambio y para conseguir el progreso acelerado que necesitábamos. No hace tanto tiempo. Eran tiempos recios, que diría Vargas Llosa. Ahora lo son mansos.
Poco habló Jacinda, pero, aun así, también pudo confirmar a todos sus homólogos políticos de por aquí, que sí, que hay vida en el más allá. Ella la ha visto. Esa que otros no recuerdan, que dejaron hace años esquinada, y que también merece la pena ser vivida.
¡Ah!, y no se preocupen ustedes, puesto que para todos aquellos que quieran seguir cumpliendo con su misión de ayudar a mejorar este mundo, es posible también hacerlo desde este otro lado.
Lecciones de Jacinda Ardern, desde las antípodas, no solo geográficas.
No me gusta el discurso de que todo lo político es desastre, vividores… En cualquier faceta de la vida ordinaria pasa. Si hay gente que no cotiza las horas extras. Hay de todo.
Pero el sonsonete de que mala es la política, que algunos lo hacen de buena fe, como una crítica para mejorar, otros lo utilizan para desparramar ideas importadas del imperialismo yanki, de la fracción de la burguesía norteamericana que apoya a Trump, donde su proyecto es desprestigiar la política porque el mejor «régimen» para los poderosos, serían gobiernos totalitarios.
Esta burguesía copia o quiere copiar lo bien que le va a régimen totalitario chino.
En España nos fijamos mucho en formaciones con visos autoritarios (ultra-derecha, todos sabemos a quién me refiero) pero se OCULTA que detrás de este partido hay todo un entramado de intereses económicos de grandes corporaciones y menos grandes.
¿Puede que en Yecla hayan empresas, que a título personal, estén financiando a los que proponen estos regímenes? Que no sería una dictadura, pero si anhelan ese «gobierno sin complejos» que deje a la Clase Trabajadora en pañales, cargándose todos derechos sociales y privatizando como si no hubiese un mañana. Si perjudico a unos, es para beneficiar a otros. (Ibex35, CEOE, capital extranjero…)
No es el partido X (neofascista o lo que sea) SON LOS INTERESES OCULTOS QUE HAY DETRAS,
¡¡Ese es el blanco!!
«Defender, hoy, la democracia es un acto revolucionario»
No es de mi cosecha, no recuerdo quién lo dijo. Feijoooo NO, su socio babascal tampoco.
Hace no mucho tiempo, a los políticos de todos los colores se les llenaba la boca diciendo que, para no vivir de la política, en los distintos puestos políticos (desde los Ayuntamientos hasta el Parlamento Europeo) no se debía permanecer más de 8 años…
Se les debe haber olvidado, muchos de ellos ya superan los 8 años de permanencia y andan medrando en su respectivo partido para que le aseguren un puestecico.
De izquierda a derecha y de derecha a izquierda…
Eso ya lo hizo en su día un diputado español, que dejó de ser diputado para pedir el ingreso en su trabajo habitual, la mina, vamos que era minero.
Me refiero a Gerardo Iglesias de IU.
No hay que irse a Nueva Zelanda. Que en España también hay gente honrada en política y fuera de ella, salvo alguna cosa.
Dedicado al AVATAR.
Feijooo es el «Político Pelele» (P.P.) que tiene en cartera las empresas del IBX35 (las pequeñas empresas que no se hagan ilusiones) para utilizarlo, en caso de llegar al gobierno, para que la factura de la crisis las paguen las Clase trabajadoras.
Privatizaciones en general, fuera políticas sociales… que vendrían a paliar la bajada de impuestos a las clases ricas y al establishment financiero e industrial. A groso modo esto seria, con la estimable ayuda de los de babascal.
Pero es que en yecla con el tema de los carteles de yecla no es segura, con franco, con feijoo, con vox, con lopez miras, con los transfugas, con la banca y con las eléctricas no puede ser, es que claro, son tantos los problemas