Ayer, en una acción de conservación y sensibilización ambiental, se liberó un ejemplar de esta especie en el Monte Arabí de Yecla con la participación activa de escolares y bajo la supervisión de Agentes Medioambientales. Esta liberación subraya la importancia de la concienciación en las nuevas generaciones para la protección de especies silvestres.
A pesar de estar protegida internacionalmente, el estatus del águila calzada según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) es de “preocupación menor”. Sin embargo, este estatus puede ser engañoso, ya que se cree que su población está sobreestimada, especialmente en España. Aunque no está en peligro de extinción a nivel global, la presión por la pérdida de hábitat y las actividades humanas hacen que la vigilancia y la protección de sus áreas de reproducción sean esenciales para garantizar su conservación a largo plazo. La liberación de ejemplares recuperados es un paso importante en este sentido.
Características
El águila calzada (*Hieraaetus pennatus*) es una rapaz mediana de notable agilidad y versatilidad en su hábitat. Esta especie es reconocida por su tamaño compacto, con una longitud de entre 45 y 55 cm y una envergadura de 110 a 135 cm. Su plumaje presenta dos morfos, el claro y el oscuro, lo que la convierte en una especie interesante para los observadores de aves. El morfo claro es más común, caracterizado por una combinación de tonos marrones en la parte superior y un blanco contrastante en el vientre. En su versión oscura, el plumaje es predominantemente marrón.
El águila calzada es migratoria y su presencia abarca desde Europa hasta Asia Central, invernando en África. Se alimenta de pequeños mamíferos, aves y reptiles, mostrando gran adaptabilidad en la caza.