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✝️ jueves 28 marzo 2024
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«Con este libro quiero contestar a quienes han sembrado la duda sobre mi padre»

Francisco Ortín Juan presenta un libro que aclara la historia de La COMED, la Cooperativa Obrera de Muebles que sacó adelante Esteban Díaz y que Francisco Ortín Marco "Koki" tuvo que liquidar. Una labor que terminó en los años 80 después de muchos sinsabores.

Francisco Ortín Juan presenta un libro que aclara la historia de COMED, la Cooperativa Obrera de Muebles que sacó adelante Esteban Díaz y que Francisco Ortín Marco «Koki» tuvo que liquidar. Esta cooperativa surgió como respuesta al cierre de una empresa en los años 40 del s. XX y fue el germen del sector del mueble actual en Yecla. Francisco Ortín ha recogido la historia en un libro que se presenta este jueves en el Auditorio. 
 

—¿Qué le motivó a escribir este libro? 

—Me planteé escribir este libro a raíz de encontrar numerosos documentos que mi padre tenía guardados. Los encontramos cuando falleció mi madre, cuatro años después que mi padre. Papeles que nunca pensamos que tenía. Eran todos los trámites y todas las gestiones que tuvo que hacer él solo, como socio único liquidador de la cooperativa, y que duró más tiempo de la cuenta. Duró aproximadamente unos 10 años. En esos papeles vimos que mi padre lo pasó mal, aunque nunca exteriorizó lo que vivió. Nosotros sabíamos que había problemas, pero no hasta ese punto y lo pasó muy mal.

Ahí empezó todo. Empecé a escribir algunos capítulos, pero sin ánimo de crear un libro. Después fui recopilando más información, hablando con uno y otros… y al final surgió.

¿Por qué cree que su padre ocultó toda esa información?

—Mi padre nos ocultó el tema a nosotros y también a mi madre porque no nos quería hacer partícipes del sufrimiento que llevaba sobre su espalda. Por ejemplo, él tuvo que sacar préstamos personales que mi madre desconocía. Los préstamos eran para pagar cotizaciones sociales de la cooperativa.

Incluso cuando ya había terminado su trabajo en la cooperativa y se dedicaba a su trabajo en la radio, incluso en ese momento, ¿no les dijo nunca lo que había vivido?

—No, nunca. Nosotros nos enteramos cuando mi madre se murió y tuvimos que recoger todas las cosas de la casa porque teníamos que desalojarla. Fue entonces cuando descubrimos los documentos que él tenía.

En esos documentos está toda la secuencia de las gestiones que tuvo que hacer para liquidar definitivamente la cooperativa. Eso le pilló en una época muy mala porque fue la transición en España. 

Se decide cerrar la cooperativa en el año 1975 en una asamblea, y a partir de ahí mi padre es nombrado por el Ministerio como socio liquidador, por lo que tiene que liquidar la empresa. 

Para llevar a cabo esa liquidación tiene que hacer una serie de gestiones que no voy a contar porque desvelaría una parte importante del libro. 

Mi padre se enfrentó a un muro infranqueable que era la administración de entonces. Nadie quería hacerse responsable de nada, por lo que él tuvo que empezar una y otra vez a realizar las mismas gestiones para conseguir cerrar la cooperativa de forma ordenada.

Parece que su padre se metió en algo así como ‘un marrón muy gordo’

—Sí. En el libro hablo de los problemas que tuvo que superar en un periodo histórico complicado. 

Me ha interesado hablar sobre todo del carácter humanista de la gente. Por eso en la introducción hablo de soñadores como Esteban Díaz que, ante un problema de una envergadura supina, cogió el toro por los cuernos. Ese hombre soñaba despierto y todo lo que visualizaba lo llegaba a hacer por muy difícil que fuera.

Mi padre también era un soñador, salvando las distancias con el arcipreste. Él pensaba que tenía que ayudar a sus compañeros. Él fue el empleado más joven que se quedó allí hasta el final. Además, hizo gestiones para que una veintena de personas mayores pudieran jubilarse. 

Lo fácil hubiera sido abandonar, irse, aprovechar las oportunidades que había en ese momento. Pero mi padre no lo hizo. Eso le procuró muchos sinsabores y disgustos.

La cooperativa tuvo una gestión y una forma de entender el trabajo revolucionaria para los años cincuenta en la que se constituyó

—Lo dijo el propio Esteban Díaz: “Vamos a procurar la mejor cobertura sanitaria de España” y creo que lo consiguió. Yo digo en el libro que esto no fue solamente una fábrica de muebles. Fue mucho más. Fue un centro social. Fue un centro cultural. Fue un centro de convivencia en el que la gente compraba productos alimentarios a bajo precio. Se firmaron convenios con diferentes colegios para que los hijos de los cooperativistas fueran gratis. 

Esteban Díaz fue un visionario, un adelantado a su tiempo. En la cooperativa se daban clases de cultura general, Había gente que aprendió a leer y escribir allí gracias a otros cooperativistas que también hacían de maestros. También había clases de diseño para desarrollar el trabajo…

El fallecimiento a los 61 años de Esteban Díaz, ¿considera que provocó una gran pérdida para Yecla?

—Sí, de hecho él tenía ya en mente realizar una obra ingente. Él quería que la cooperativa construyera viviendas. Ya tenía el préstamo apalabrado por un valor de un 1.200.000  pesetas de entonces para construir 40 casas en una primera fase. Eran casas para los obreros de la cooperativa. En una segunda fase quería llegar las 124 viviendas.

Además, quería construir un templo, un centro social…. Si lo llega a realizar, Yecla se hubiera convertido en un hito a escala nacional.

Hay que tener en cuenta que en aquella época estaban todavía con las secuelas de una Guerra Civil y la posguerra mundial. Y España todavía es un país oscuro en la que no había cobertura de nada. Este señor sacó fuerzas de donde no las había e hizo lo que hizo.

¿Yecla sería diferente hoy en día si este párroco hubiera vivido más años?

—Seguro que sí. Este señor tenía muy claro lo que quería hacer. Aparte, era delegado comarcal del sindicato. Y tenía muchos contactos. Gracias a sus contactos y al poder que tenía, logró arrancar de la administración capital suficiente para poner en marcha el proyecto.

Después de la muerte de José Esteban Díaz no apareció una persona de su calibre para llevar a cabo la obra que el arcipreste tenía en su cabeza. El lado positivo de la historia de la cooperativa es que fue una de los grandes gérmenes de la actual industria del mueble Yecla

Si la cooperativa no hubiera existido Yecla hubiera sido diferente, seguro. Toda la potencia industrial del mueble de Yecla proviene de la cooperativa. Entonces, confluyen una serie de motivos por los que la cooperativa tuvo que cerrar. Uno fue una partida de muebles que no fue aceptada por el ministerio. Otro fue el cambio político en términos económicos. 

En el año 1959, España tuvo un cambio en la política económica. La época de los 60 se caracterizó porque no habido hasta ahora otra época en España en la que el producto interior bruto haya crecido de la manera tan espectacular que lo hizo en aquella década. Eso fue aprovechado también por los industriales de Yecla que montaron sus empresas de muebles. Y lo pudieron hacer porque la mayoría salían de trabajar y formarse en la cooperativa. Eran los mejores de la ebanistería en Yecla. 

cubierta libro la comer

El libro tiene un formato diferente, mezcla los datos históricos con lo personal.

—He pretendido dar dinamismo a la lectura. Hay gente que se puede identificar con las vivencias que yo tuve de crío y la manera que yo tuve de ver la cooperativa cuando iba a ver a mi padre a su oficina. He tratado los temas relevantes, pero también he querido aportar ese punto personal que da más agilidad de la lectura.

¿Ha descubierto algo de su padre que no conocía después de haber terminado este libro?

—Bueno, realmente pocas cosas no conocía de mi padre. Seguramente he descubierto el hecho de que mi padre perseveró hasta el final, hasta que ya no pudo más, para llevar a buen término a la cooperativa. 

Él podría haber tirado la toalla cuando hubiera querido. Y no hubiera pasado absolutamente nada. Pero no lo hizo. Y se mantuvo hasta el final. En varias entrevistas que le hicieron posteriormente explicó que fueron los peores años de su vida. Esos años de la última etapa de la cooperativa.

Tengo la sensación al leer el libro que un de los objetivos era explicar la historia realmente de lo que sucedió. ¿Es que había gente del pueblo que piensa que tu padre se aprovechó de la cooperativa?

—En el pueblo en general no, pero algunas personas sí que lo piensan. He oído comentarios que yo nunca he hecho caso porque yo conocía perfectamente a mi padre y sabía de lo que era capaz.

Él se fue de este mundo igual que vino, sin nada. Y lo hizo pese a que podía haber progresado donde hubiera querido. Mi padre era una figura importante en Yecla y podía haber progresado gracias a los contactos que tenía incluso a nivel nacional y no quiso nunca aprovecharse.

Han sido pocas personas las que han especulado con ese asunto, pero sí que me han llegado comentarios muy desagradables. De alguna manera, también quiero contestar a quienes han sembrado la duda sobre mi padre y dejar las cosas meridianamente claras.

Es el primer libro que se atreve a escribir, ¿va a haber más?

—De momento voy a salir del trance, pero no tengo pensado escribir ninguno más. Aunque bueno, nunca se sabe. Tampoco tenía pensado escribir este libro Y al final surgió.

Tengo muchas personas que agradecer que este libro haya salido a la luz. En especial quiero agradecer a la Asociación Regional de Empresarios del Mueble y la Madera incluirlo en los actos de su 45 aniversario. Al ayuntamiento que se ha implicado también en la edición del libro. 

A personas como Patricia Cuadrillero que me abrió las puertas de la Feria del Mueble y generosamente me ha escrito un prólogo realmente increíble. A mi prima Mari Paz, que ha sido la directora del proyecto. Para mí ha sido un orgullo y un honor que ella, desinteresadamente, haya querido corregirme mi libro.

También tengo que agradecerle a mi hermana Carmen su implicación y que haya apuesto el alma en el proyecto. Y al diseñador de la portada, José Azorín, que ha hecho un trabajo extraordinario.

Este jueves, 29 de septiembre, se presenta el libro de Francisco Ortín a las 8 de la tarde en el auditorio municipal. Todos lo recaudado con la venta del libro irá destinado a AFAY (Asociación de familiares y enfermos de Alzheimer de Yecla)

cartel presentación libro COMERD

Ángel Alonso
Ángel Alonso
Director de elperiodicodeyecla.com. Entró a formar parte de este medio de comuncación en 2003 y en 2008 digitalizó lo que era un medio local impreso. Especilizado en información local de Yecla.
Francisco Ortín Juan presenta un libro que aclara la historia de COMED, la Cooperativa Obrera de Muebles que sacó adelante Esteban Díaz y que Francisco Ortín Marco «Koki» tuvo que liquidar. Esta cooperativa surgió como respuesta al cierre de una empresa en los años 40 del s. XX y fue el germen del sector del mueble actual en Yecla. Francisco Ortín ha recogido la historia en un libro que se presenta este jueves en el Auditorio. 
 

—¿Qué le motivó a escribir este libro? 

—Me planteé escribir este libro a raíz de encontrar numerosos documentos que mi padre tenía guardados. Los encontramos cuando falleció mi madre, cuatro años después que mi padre. Papeles que nunca pensamos que tenía. Eran todos los trámites y todas las gestiones que tuvo que hacer él solo, como socio único liquidador de la cooperativa, y que duró más tiempo de la cuenta. Duró aproximadamente unos 10 años. En esos papeles vimos que mi padre lo pasó mal, aunque nunca exteriorizó lo que vivió. Nosotros sabíamos que había problemas, pero no hasta ese punto y lo pasó muy mal.

Ahí empezó todo. Empecé a escribir algunos capítulos, pero sin ánimo de crear un libro. Después fui recopilando más información, hablando con uno y otros… y al final surgió.

¿Por qué cree que su padre ocultó toda esa información?

—Mi padre nos ocultó el tema a nosotros y también a mi madre porque no nos quería hacer partícipes del sufrimiento que llevaba sobre su espalda. Por ejemplo, él tuvo que sacar préstamos personales que mi madre desconocía. Los préstamos eran para pagar cotizaciones sociales de la cooperativa.

Incluso cuando ya había terminado su trabajo en la cooperativa y se dedicaba a su trabajo en la radio, incluso en ese momento, ¿no les dijo nunca lo que había vivido?

—No, nunca. Nosotros nos enteramos cuando mi madre se murió y tuvimos que recoger todas las cosas de la casa porque teníamos que desalojarla. Fue entonces cuando descubrimos los documentos que él tenía.

En esos documentos está toda la secuencia de las gestiones que tuvo que hacer para liquidar definitivamente la cooperativa. Eso le pilló en una época muy mala porque fue la transición en España. 

Se decide cerrar la cooperativa en el año 1975 en una asamblea, y a partir de ahí mi padre es nombrado por el Ministerio como socio liquidador, por lo que tiene que liquidar la empresa. 

Para llevar a cabo esa liquidación tiene que hacer una serie de gestiones que no voy a contar porque desvelaría una parte importante del libro. 

Mi padre se enfrentó a un muro infranqueable que era la administración de entonces. Nadie quería hacerse responsable de nada, por lo que él tuvo que empezar una y otra vez a realizar las mismas gestiones para conseguir cerrar la cooperativa de forma ordenada.

Parece que su padre se metió en algo así como ‘un marrón muy gordo’

—Sí. En el libro hablo de los problemas que tuvo que superar en un periodo histórico complicado. 

Me ha interesado hablar sobre todo del carácter humanista de la gente. Por eso en la introducción hablo de soñadores como Esteban Díaz que, ante un problema de una envergadura supina, cogió el toro por los cuernos. Ese hombre soñaba despierto y todo lo que visualizaba lo llegaba a hacer por muy difícil que fuera.

Mi padre también era un soñador, salvando las distancias con el arcipreste. Él pensaba que tenía que ayudar a sus compañeros. Él fue el empleado más joven que se quedó allí hasta el final. Además, hizo gestiones para que una veintena de personas mayores pudieran jubilarse. 

Lo fácil hubiera sido abandonar, irse, aprovechar las oportunidades que había en ese momento. Pero mi padre no lo hizo. Eso le procuró muchos sinsabores y disgustos.

La cooperativa tuvo una gestión y una forma de entender el trabajo revolucionaria para los años cincuenta en la que se constituyó

—Lo dijo el propio Esteban Díaz: “Vamos a procurar la mejor cobertura sanitaria de España” y creo que lo consiguió. Yo digo en el libro que esto no fue solamente una fábrica de muebles. Fue mucho más. Fue un centro social. Fue un centro cultural. Fue un centro de convivencia en el que la gente compraba productos alimentarios a bajo precio. Se firmaron convenios con diferentes colegios para que los hijos de los cooperativistas fueran gratis. 

Esteban Díaz fue un visionario, un adelantado a su tiempo. En la cooperativa se daban clases de cultura general, Había gente que aprendió a leer y escribir allí gracias a otros cooperativistas que también hacían de maestros. También había clases de diseño para desarrollar el trabajo…

El fallecimiento a los 61 años de Esteban Díaz, ¿considera que provocó una gran pérdida para Yecla?

—Sí, de hecho él tenía ya en mente realizar una obra ingente. Él quería que la cooperativa construyera viviendas. Ya tenía el préstamo apalabrado por un valor de un 1.200.000  pesetas de entonces para construir 40 casas en una primera fase. Eran casas para los obreros de la cooperativa. En una segunda fase quería llegar las 124 viviendas.

Además, quería construir un templo, un centro social…. Si lo llega a realizar, Yecla se hubiera convertido en un hito a escala nacional.

Hay que tener en cuenta que en aquella época estaban todavía con las secuelas de una Guerra Civil y la posguerra mundial. Y España todavía es un país oscuro en la que no había cobertura de nada. Este señor sacó fuerzas de donde no las había e hizo lo que hizo.

¿Yecla sería diferente hoy en día si este párroco hubiera vivido más años?

—Seguro que sí. Este señor tenía muy claro lo que quería hacer. Aparte, era delegado comarcal del sindicato. Y tenía muchos contactos. Gracias a sus contactos y al poder que tenía, logró arrancar de la administración capital suficiente para poner en marcha el proyecto.

Después de la muerte de José Esteban Díaz no apareció una persona de su calibre para llevar a cabo la obra que el arcipreste tenía en su cabeza. El lado positivo de la historia de la cooperativa es que fue una de los grandes gérmenes de la actual industria del mueble Yecla

Si la cooperativa no hubiera existido Yecla hubiera sido diferente, seguro. Toda la potencia industrial del mueble de Yecla proviene de la cooperativa. Entonces, confluyen una serie de motivos por los que la cooperativa tuvo que cerrar. Uno fue una partida de muebles que no fue aceptada por el ministerio. Otro fue el cambio político en términos económicos. 

En el año 1959, España tuvo un cambio en la política económica. La época de los 60 se caracterizó porque no habido hasta ahora otra época en España en la que el producto interior bruto haya crecido de la manera tan espectacular que lo hizo en aquella década. Eso fue aprovechado también por los industriales de Yecla que montaron sus empresas de muebles. Y lo pudieron hacer porque la mayoría salían de trabajar y formarse en la cooperativa. Eran los mejores de la ebanistería en Yecla. 

cubierta libro la comer

El libro tiene un formato diferente, mezcla los datos históricos con lo personal.

—He pretendido dar dinamismo a la lectura. Hay gente que se puede identificar con las vivencias que yo tuve de crío y la manera que yo tuve de ver la cooperativa cuando iba a ver a mi padre a su oficina. He tratado los temas relevantes, pero también he querido aportar ese punto personal que da más agilidad de la lectura.

¿Ha descubierto algo de su padre que no conocía después de haber terminado este libro?

—Bueno, realmente pocas cosas no conocía de mi padre. Seguramente he descubierto el hecho de que mi padre perseveró hasta el final, hasta que ya no pudo más, para llevar a buen término a la cooperativa. 

Él podría haber tirado la toalla cuando hubiera querido. Y no hubiera pasado absolutamente nada. Pero no lo hizo. Y se mantuvo hasta el final. En varias entrevistas que le hicieron posteriormente explicó que fueron los peores años de su vida. Esos años de la última etapa de la cooperativa.

Tengo la sensación al leer el libro que un de los objetivos era explicar la historia realmente de lo que sucedió. ¿Es que había gente del pueblo que piensa que tu padre se aprovechó de la cooperativa?

—En el pueblo en general no, pero algunas personas sí que lo piensan. He oído comentarios que yo nunca he hecho caso porque yo conocía perfectamente a mi padre y sabía de lo que era capaz.

Él se fue de este mundo igual que vino, sin nada. Y lo hizo pese a que podía haber progresado donde hubiera querido. Mi padre era una figura importante en Yecla y podía haber progresado gracias a los contactos que tenía incluso a nivel nacional y no quiso nunca aprovecharse.

Han sido pocas personas las que han especulado con ese asunto, pero sí que me han llegado comentarios muy desagradables. De alguna manera, también quiero contestar a quienes han sembrado la duda sobre mi padre y dejar las cosas meridianamente claras.

Es el primer libro que se atreve a escribir, ¿va a haber más?

—De momento voy a salir del trance, pero no tengo pensado escribir ninguno más. Aunque bueno, nunca se sabe. Tampoco tenía pensado escribir este libro Y al final surgió.

Tengo muchas personas que agradecer que este libro haya salido a la luz. En especial quiero agradecer a la Asociación Regional de Empresarios del Mueble y la Madera incluirlo en los actos de su 45 aniversario. Al ayuntamiento que se ha implicado también en la edición del libro. 

A personas como Patricia Cuadrillero que me abrió las puertas de la Feria del Mueble y generosamente me ha escrito un prólogo realmente increíble. A mi prima Mari Paz, que ha sido la directora del proyecto. Para mí ha sido un orgullo y un honor que ella, desinteresadamente, haya querido corregirme mi libro.

También tengo que agradecerle a mi hermana Carmen su implicación y que haya apuesto el alma en el proyecto. Y al diseñador de la portada, José Azorín, que ha hecho un trabajo extraordinario.

Este jueves, 29 de septiembre, se presenta el libro de Francisco Ortín a las 8 de la tarde en el auditorio municipal. Todos lo recaudado con la venta del libro irá destinado a AFAY (Asociación de familiares y enfermos de Alzheimer de Yecla)

cartel presentación libro COMERD

Ángel Alonso
Ángel Alonso
Director de elperiodicodeyecla.com. Entró a formar parte de este medio de comuncación en 2003 y en 2008 digitalizó lo que era un medio local impreso. Especilizado en información local de Yecla.
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2 COMENTARIOS

  1. Estoy de acuerdo con Copernicus en lo del edificio. Se fue al traste como tantas cosas más : el Regio, el parque de las palomas, etc.
    Referente a la cooperativa, Yecla es lo que es gracias a ella. No a su éxito, sino a su fracaso (que fue lo que hizo que muchos antiguos obreros decidieran ponerse por su cuenta).

  2. Lo importante lo primero. No querría quedarme sin un ejemplar del libro. La Cooperativa forma parte de la historia económica-social de la vida de Yecla. Estoy expectante por leer el libro, que parte de quién mejor puede conocer lo ocurrido.
    Inicio de la Cooperativa, desarrollo, final de este proyecto… en un contexto de tiempo de dictadura, con unos personajes, caso del cura Esteban Díaz que podríamos decir que al menos es llamativo.
    Siempre me ha quedado esa espina de si ese edificio, el de la Cooperativa, se podía haber mantenido o al menos en parte y haber servido para exposición-museo permanente de la industria del mueble de Yecla. Hoy sería un reclamo turístico, un plus a nuestra industria y a la historia de Yecla por su aportación al desarrollo de la Ciudad a partir del siglo XX.

Ángel Alonso
Ángel Alonso
Director de elperiodicodeyecla.com. Entró a formar parte de este medio de comuncación en 2003 y en 2008 digitalizó lo que era un medio local impreso. Especilizado en información local de Yecla.
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