El escenógrafo y director yeclano Paco Azorín ha fundado recientemente Ópera sin fronteras, una ONG que pretende «hacer llegar la ópera a todos aquellos colectivos que tradicionalmente han sido excluidos de ella, con el fin de visibilizar sus conflictos a través del teatro lírico», relata.
Los impulsores de la iniciativa que preside Azorín entienden la ópera como un instrumento de transformación social, «no como un elemento de entretenimiento solo al alcance de unos pocos».
La ópera, como arte integrador, en la que convergen la música, la danza, el teatro y las artes plásticas, es el vehículo idóneo para situar en el centro de la creación a los colectivos más desfavorecidos y ayudarles así, a solucionar sus conflictos.
El origen de Ópera sin fronteras
En el año 2019 se presentó la ocasión, en el marco del Festival Internacional de Mérida, de llevar a cabo un proyecto participativo que supondría la semilla de Ópera sin fronteras.
«Junto a Plena Inclusión Extremadura (PIE), la Orquesta Sinfónica de Extremadura y el Coro de cámara de Extremadura decidimos poner en escena la ópera Sansom y Dalilah para entre todos reflexionar sobre la guerra», relata Paco. En ella, un pueblo sometido representado por colectivos de asperger, down, ciegos, sordos, enfermedades raras… y demás personas vulnerables, sufren las consecuencias de un conflicto bélico.
«Se llevó a cabo una selección de participantes entre los miembros de PIE, en la que invitamos también a los familiares y cuidadores profesionales que les acompañan y ayudan en el día a día», relata. Autobuses concertados y una logística comunitaria se encargaron de recoger a los intérpretes pueblo a pueblo y posibilitarles su participación.
«Durante días llevamos a cabo sesiones de trabajo con ellos en las que empleamos el teatro y la danza como herramientas para que encarnasen y expresasen a través de su cuerpo lo que para ellos significaba la guerra y los actos de barbarie», añade.
El punto de llegada
«Tras un apasionante viaje comprobamos junto con los profesionales que trabajan a diario con ellos y sus familiares, que el proceso había supuesto para todos una liberación, pero sobre todo, un empoderamiento de ellos mismos», explica el escenógrafo yeclano.
Los participantes dieron vida y dignidad a las víctimas que representaban en la función, interpretándolos por derecho, pero lo que es más importante, derribaron el muro que hoy en día continua discriminando la inclusión de personas con capacidades diversas en la vida normal de nuestra sociedad.
«Ciegos haciendo ópera, sordos haciendo ópera, personas con parálisis cerebral haciendo ópera, down, asperger, gente con multitud de enfermedades raras subiéndose a un escenario para, con todo su ser, hablar de lo que para ellos supone la guerra y cómo el amor puede vencerla», explica.
«Gracias a todos ellos por caminar a nuestro lado y atravesar con fuerza el alambre de espino en pos de la igualdad. Por ello y por todos los que claman por un mundo justo, igualitario y en paz, nace Ópera sin fronteras», concluye Azorín en la web de la ONG.
Un decálogo de intenciones
«El mundo no puede seguir así, encadenado a un sistema desigual e injusto que avanza inexorablemente hacia el colapso total», comienza el manifiesto de presentación de Ópera sin fronteras. Millones de habitantes no tienen acceso a la cultura más básica. Faltan proyectos y equipamientos culturales en la mayor parte de los países.
Para superar esta inmensa brecha cultural, Paco Azorín y el coreógrafo Carlos Martos de la Vega se plantean este decálogo de intenciones:
- Desterrar la idea de la cultura como posesión de una élite e implantar la idea de cultura como elemento de transformación y empoderamiento.
- Llegar a los desatendidos del sistema y transformar su realidad haciendo cultura de emergencia.
- Atacar el problema de raíz creando sobre el terreno proyectos específicos que visibilicen problemas de colectivos concretos, ayudando a resolverlos (sanarlos) a través de la cultura.
- Dar voz o ser altavoz del genio de las distintas culturas que no pertenecen al sistema capitalista.
- Crear proyectos únicos y diferenciados que pongan en valor la cultura de una comunidad, por encima de la cultura capitalista dominante.
- Enseñar al mundo que la diferencia entre culturas es un regalo de valor incalculable.
- Involucrar en nuestros proyectos a los agentes que ya trabajan sobre el terreno, creando alianzas y un tejido capaz de iniciar el cambio por sí mimo.
- Conectar el mundo amateur y profesional, creando tejido cultural y puestos de trabajo.
- Generar acontecimientos culturales en los cuales converjan todos los sectores de la sociedad: familias, amigos, compañeros y allegados de los artistas seleccionados.
- General proyectos formativos que creen nuevos trabajadores de la cultura que multipliquen a su vez las oportunidades de cambio.
Hazte socio
Por el momento, Paco Azorín, Carlos Martos y Gabriel García están diseñando los proyectos que lanzarán con Ópera sin fronteras. Para quienes quieran participar, sí pueden recabar más información e incluso hacerse socios en este enlace.
