Pedro Romero es una persona a la que conozco hace unos 45 años o tal vez más, cuando por aquellos entonces mediados los años 70, en su andadura profesional en el sector de la construcción realizó los trabajos de escayola en casa de mis padres. Romero es el presidente del Yeclano Deportivo, club del que se hizo cargo tras su refundación hace 17 temporadas. No sé en qué grado de competencia, competitividad o ambición asumió la presidencia, tal vez con ninguno, pero estoy seguro que lo hizo con el máximo porcentaje de ilusión, responsabilidad y compromiso.
Nos tenemos un aprecio mutuo desde siempre y quería por tanto dedicarle unas sencillas líneas a esta larga trayectoria en la que cogió las llaves de un modesto equipo de fútbol situado en la Cruz de Piedra.
Casi todos los finales de liga entre los aficionados, surge una singular pregunta ante un mismo interrogante, utilizando para ello coloquialmente el nombre de su empresa “el Pevijo seguirá o no seguirá” de presidente.
Pedro es una persona sencilla, afable y cercana, con la que resulta difícil separar la cuestión deportiva del trabajo desempeñado que hasta la fecha le ha servido para poner la olla.
Con él, los diferentes cuerpos técnicos y plantillas, destacando sobre todo lo vivido en las dos últimas temporadas, hemos tenido años buenos, malos y regulares. Junto a su directiva de versión reducida -como nuestro terreno de juego- ha pasado noches de insomnio pensando que había que pagar a los jugadores, porque aquí sea poco o mucho, de momento todos cobran.
Este proyecto fue decisivo para consolidar el fútbol con una contención e ilusión en el modelo, teniendo a una afición ejemplar como parte fundamental en este juego y una capacidad de asombro en gran parte de la prensa deportiva y el mundillo futbolero.
Los éxitos o los fracasos están en la mente de los aficionados, aunque dicen que el fútbol no tiene memoria. Ante la dificultad de las victorias, la alegría de los ascensos que nos hicieron disfrutar de buenos momentos. Este año en una temporada complicada para todos, donde también se produjeron fallos y aciertos, el equipo tuvo que remar contra corriente, afectándole más que a otros conjuntos, teniendo sabores agridulces, bastante mala suerte en los resultados y ciertos disgustos, con un “arreón” en el tramo final impresionante que no fue suficiente para salvarnos ya que la desventaja era muy grande.
Los equipos de fútbol tienen una realidad con un riesgo no siempre debidamente calculado, cuando algunos están inmersos en conflictos muy graves, otros han desaparecido y muchos están o pueden estar a punto de hacerlo.
Pedro Romero, se habrá sentado en palcos de grandes estadios y también en algún otro más austero casi en una banqueta. Seguramente entre las cosas que ocupan su tiempo y su atención, en alguna ocasión tal vez por las prisas con una leve “mota de yeso” entre los dedos, habrá ido desde el tajo a una reunión o rueda de prensa, dicho cariñosamente.
Me gusta escribir sobre las entidades y las personas para reconocer su labor, y también cuando considero que es oportuno dentro de la mayor humildad para reforzarlas.
Hacer planes es una combinación de realidades para confeccionar el vestuario con el propósito de ascender de categoría. Todo hace pensar un horizonte esperanzador abasteciendo el graderío de público y abonados conforme se vaya pudiendo.
Pedro Romero es ya un clásico de nuestro Yeclano, y por tanto el hilo conductor, que junto a una afición sosegada, plena y educada en un mundo demasiado ruidoso, debe prolongar su mandato de presidente, y el año que viene o al otro, ya veremos.
A mi modo de ver, creo debe seguir, yo no olvido las tardes buenas que el equipo nos ha deparado. Pienso que él y su directiva algo abran tenido que ver. Por supuesto que alguna vez se abran equivocado pero en la balanza yo creo pesan mas los aciertos.