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🍁 sábado 14 diciembre 2024
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Ponte en su lugar

Si tan solo por un día tuviéramos que utilizar una silla de ruedas, veríamos las cosas de otra manera: al levantarnos y ponernos las zapatillas de “andar” por casa, tendríamos que ir al baño para realizar nuestras necesidades y todo lo que conlleva la higiene, el aseo, y las dificultades que supondría la ducha. Después tocaría abrir el armario, buscar la ropa, alcanzarla, vestirnos, echar mano del cajón y colocarnos los calcetines y los zapatos.

Este es el desafío entre otros, al que tienen que enfrentarse solas o con la ayuda de alguien, las personas que van en silla de ruedas o por problemas de movilidad utilizan scooter, solamente en lo más íntimo y personal dentro de casa. Imaginemos la cantidad de obstáculos que deben sortear fuera de ella en su actividad cotidiana, sin entrar en detalles arquitectónicos, prótesis, bastones u otras “circunstancias impeditivas”.

La accesibilidad universal beneficia a todas las personas, no solamente a unas pocas. Implica el concepto de espacios saludables, cómodos y seguros.

Cuando salimos a la calle somos impacientes, tenemos prisa y cada uno vamos a lo nuestro y por el estilo de vida en ocasiones somos incapaces de ponernos en el lugar de los demás.

A las personas se nos atribuyen una gran cantidad de funciones, sin embargo y a pesar de lo recorrido, todavía queda mucho por hacer en materia de adaptación y accesibilidad.

Es un deber público esencial, el cumplimiento de las normativas, en este caso sobre las personas con movilidad reducida. No sabemos ni valoramos lo que tenemos, hasta que nos afecta o lo perdemos.

“La accesibilidad tiene que estar presente desde el diseño. De esta manera el precio es el mismo en una inversión para hacer un entorno, producto, bien o servicio accesible y para todas las personas”, afirma el presidente de Cocemfe.

Hay personas que necesitan algo más de tiempo para todo aquello que a los “demás” no les supone ningún problema. Esta simple muestra sirve para todos. Si para una persona con sus “facultades intactas”, ciertas tareas se presentan difíciles, pongámonos en el lugar de una con lesión medular, por ejemplo; para ella es supone todo un reto y superarlo, es lo que cuenta.

No solamente tienen derecho de poder llegar a cualquier sitio, sino de utilizar ese espacio sin ningún impedimento, aunque haya cosas que se prolongan en el tiempo, y parece que son para siempre y al final te acostumbras.

Esta crisis atraviesa cualquier cosa que hacemos y en esta especie que nos hace únicos que somos los humanos, todos tenemos lo nuestro y llegamos hasta donde llegamos. Debemos seguir ocupándonos de lo urgente, pero sin olvidar aquello que también es importante.

Por eso quiero hacer una llamada constructiva hacia aquellos conductores cuyos vehículos aparcan sobre los pasos de peatones, otros que no respetan el rebaje de aceras y algunos que “ocupan” plazas para discapacitados.

La impotencia es indescriptible frente a determinados obstáculos; la incertidumbre asociada a la vida de cara a vía pública. Con una mirada capaz de ver tantos requiebros, este es un argumento constructivo nada elocuente hacia el respeto a la accesibilidad y la adecuación de recorridos.

A veces nuestra actitud por inercia casi es de forma mecánica. La mayoría de la gente está sensibilizada, no únicamente porque esas acciones sean sancionables, sino porque como práctica habitual conocen el problema, sin embargo otros “seguramente no se fijan o no lo ven”.

Las personas con problemas de movilidad, incluidas las personas mayores, tanto en lo público como en lo privado, se encuentran todas en planos semejantes, también aquellas que utilizan andador, y aún continúan encontrando obstáculos sin buscarlos, con lo cual alguna iniciativa integradora se desmorona.

Con la prudencia del tiempo que queda por delante, tenemos mucho saber acumulado, aun así no podemos ser conformistas. Habiendo llegado a este punto y sabiendo que hemos avanzado, todavía hay quienes encuentran muchas trabas de puertas para dentro, por tanto, para que no se sientan perdidas, hay que seguir creando conciencia y tener el respaldo de puertas hacia fuera; si lo intentamos seguro que ganamos mucho.


Blog de José Antonio Ortega

José Antonio Ortega
José Antonio Ortega
"DESDE MI PUPITRE" Intento aprender cada día, y como observador atento procuro escribir un poco de todo con respeto y disciplina, de recuerdos, necesidades y de aquello que mientras pueda, vaya encontrándome por el camino, siempre dando gracias al estímulo de la vida.

Si tan solo por un día tuviéramos que utilizar una silla de ruedas, veríamos las cosas de otra manera: al levantarnos y ponernos las zapatillas de “andar” por casa, tendríamos que ir al baño para realizar nuestras necesidades y todo lo que conlleva la higiene, el aseo, y las dificultades que supondría la ducha. Después tocaría abrir el armario, buscar la ropa, alcanzarla, vestirnos, echar mano del cajón y colocarnos los calcetines y los zapatos.

Este es el desafío entre otros, al que tienen que enfrentarse solas o con la ayuda de alguien, las personas que van en silla de ruedas o por problemas de movilidad utilizan scooter, solamente en lo más íntimo y personal dentro de casa. Imaginemos la cantidad de obstáculos que deben sortear fuera de ella en su actividad cotidiana, sin entrar en detalles arquitectónicos, prótesis, bastones u otras “circunstancias impeditivas”.

La accesibilidad universal beneficia a todas las personas, no solamente a unas pocas. Implica el concepto de espacios saludables, cómodos y seguros.

Cuando salimos a la calle somos impacientes, tenemos prisa y cada uno vamos a lo nuestro y por el estilo de vida en ocasiones somos incapaces de ponernos en el lugar de los demás.

A las personas se nos atribuyen una gran cantidad de funciones, sin embargo y a pesar de lo recorrido, todavía queda mucho por hacer en materia de adaptación y accesibilidad.

Es un deber público esencial, el cumplimiento de las normativas, en este caso sobre las personas con movilidad reducida. No sabemos ni valoramos lo que tenemos, hasta que nos afecta o lo perdemos.

“La accesibilidad tiene que estar presente desde el diseño. De esta manera el precio es el mismo en una inversión para hacer un entorno, producto, bien o servicio accesible y para todas las personas”, afirma el presidente de Cocemfe.

Hay personas que necesitan algo más de tiempo para todo aquello que a los “demás” no les supone ningún problema. Esta simple muestra sirve para todos. Si para una persona con sus “facultades intactas”, ciertas tareas se presentan difíciles, pongámonos en el lugar de una con lesión medular, por ejemplo; para ella es supone todo un reto y superarlo, es lo que cuenta.

No solamente tienen derecho de poder llegar a cualquier sitio, sino de utilizar ese espacio sin ningún impedimento, aunque haya cosas que se prolongan en el tiempo, y parece que son para siempre y al final te acostumbras.

Esta crisis atraviesa cualquier cosa que hacemos y en esta especie que nos hace únicos que somos los humanos, todos tenemos lo nuestro y llegamos hasta donde llegamos. Debemos seguir ocupándonos de lo urgente, pero sin olvidar aquello que también es importante.

Por eso quiero hacer una llamada constructiva hacia aquellos conductores cuyos vehículos aparcan sobre los pasos de peatones, otros que no respetan el rebaje de aceras y algunos que “ocupan” plazas para discapacitados.

La impotencia es indescriptible frente a determinados obstáculos; la incertidumbre asociada a la vida de cara a vía pública. Con una mirada capaz de ver tantos requiebros, este es un argumento constructivo nada elocuente hacia el respeto a la accesibilidad y la adecuación de recorridos.

A veces nuestra actitud por inercia casi es de forma mecánica. La mayoría de la gente está sensibilizada, no únicamente porque esas acciones sean sancionables, sino porque como práctica habitual conocen el problema, sin embargo otros “seguramente no se fijan o no lo ven”.

Las personas con problemas de movilidad, incluidas las personas mayores, tanto en lo público como en lo privado, se encuentran todas en planos semejantes, también aquellas que utilizan andador, y aún continúan encontrando obstáculos sin buscarlos, con lo cual alguna iniciativa integradora se desmorona.

Con la prudencia del tiempo que queda por delante, tenemos mucho saber acumulado, aun así no podemos ser conformistas. Habiendo llegado a este punto y sabiendo que hemos avanzado, todavía hay quienes encuentran muchas trabas de puertas para dentro, por tanto, para que no se sientan perdidas, hay que seguir creando conciencia y tener el respaldo de puertas hacia fuera; si lo intentamos seguro que ganamos mucho.


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