Yecla ha celebrado un año más la festividad de San Blas, una de las tradiciones más arraigadas de la ciudad. Con sus orígenes en el siglo XVI, la devoción hacia el santo médico y obispo de Sebaste sigue viva, y cada mes de febrero es difícil encontrar un hogar en Yecla donde no se pruebe el famoso pan bendito adornado con las tradicionales pajaricas.
Con el tradicional frío del mes de febrero yeclano, la lluvia que apareció el sábado por la noche no impidió que se desarrollaran los actos propios de esta festividad.
Este año, la festividad tuvo una particularidad. Ante la falta de voluntarios para asumir el cargo de Mayordomo de San Blas, dos mujeres decidieron dar un paso adelante y aceptar la responsabilidad. En un gesto de compromiso con la tradición, ambas tomaron el cargo en la Basílica de la Purísima, asegurando así la continuidad de la mayordomía.
Sin embargo, la festividad también dejó definido al mayordomo de 2026. Durante la tradicional hoguera que arden en Hornacina del asnto, el joven Gonzalo Martínez se presentó como voluntario y asumirá el cargo dentro de un año.
Fiesta popular con pan bendito y «pajaricas»
Las celebraciones de San Blas reunieron a numerosos vecinos en torno a las actividades más tradicionales. No faltó la emblemática hoguera, la bendición de los panes ni las esperadas «pajaricas» de San Blas, dulces típicos que cada año endulzan la festividad.
El pasado domingo, la Plaza Mayor se convirtió en un punto de encuentro para grandes y pequeños. Juegos populares como carreras de sacos, la rotura de una olla y un concurso de chocolate hicieron disfrutar a los asistentes en una jornada de convivencia y alegría.
La festividad de San Blas sigue siendo un reflejo del arraigo cultural y religioso en Yecla. La implicación de los vecinos y la presencia de nuevas generaciones en las celebraciones garantizan la continuidad de una tradición que forma parte del patrimonio local.
Además, la mayordomía mantiene viva la esencia de esta festividad, permitiendo que cada año la figura del santo reciba el reconocimiento y la devoción de su pueblo.