El verano trae consigo un cambio significativo en los hábitos de consumo de los clientes y en servicios como el transporte. Las compras online son diferentes e inferiores respecto a épocas como el invierno. Esa realidad afecta de manera directa a la logística.
Este fenómeno es particularmente evidente en grandes capitales como puede ser Valencia o Madrid, donde el reparto de última milla experimenta modificaciones sustanciales en respuesta a las nuevas demandas de los clientes
Cambios en el hábito de consumo
Los patrones de consumo de los ciudadanos en verano se ven influenciados por varios factores como las temperaturas, las vacaciones y las actividades al aire libre.
Es evidente que la gente tiende a gastar más en productos relacionados con el ocio, equipos deportivos y artículos para actividades al aire libre.
Además, hay un aumento en la demanda de productos de temporada como ropa ligera, trajes de baño, protector solar y accesorios para viajes.
Las ventas online reflejan evidentemente estos cambios. Las plataformas de comercio electrónico registran un aumento en la compra de productos veraniegos. Y los consumidores esperan, como siempre, recibir sus pedidos de manera rápida y eficiente, a menudo en lugares diferentes a los de su residencia habitual, como casas de vacaciones o destinos turísticos.
Este cambio en los hábitos de consumo y en los destinos de entrega exige una reconfiguración de las operaciones logísticas. El transporte de mercancías en verano es singular.
El volumen de trabajo en el reparto en ciudades costeras como Valencia se incrementa en detrimento de otras como Madrid donde los ciudadanos «huyen» buscan el sol, la playa o el descanso fuera de la gran ciudad.
Impacto en las rutas y los horarios de transporte
Las empresas de transporte deben adaptarse a estos cambios ajustando sus rutas y horarios de entrega a las demandas de los clientes y al personal que también dispone en una época de vacaciones para sus empleados.
Durante el verano es normal que haya una redistribución de las entregas hacia áreas costeras y destinos vacacionales.
Para gestionar esta demanda, las empresas de transporte suelen modificar sus rutas para incluir paradas adicionales en estas áreas y ajustar los horarios de entrega para evitar las horas pico de tráfico y las altas temperaturas.
Además, las entregas nocturnas pueden volverse más comunes para garantizar la frescura de productos perecederos y para aprovechar las temperaturas más llevaderas de la noche, lo cual es especialmente importante para ciertos tipos de mercancías.
Reparto puerta a puerta en grandes capitales
El reparto en la etapa final del proceso de entrega desde el centro de distribución hasta el destinatario final se ve particularmente afectado en grandes capitales durante el periodo estival.
En ciudades como Valencia y Madrid, la densidad de población y la congestión del tráfico pueden complicar las entregas. Durante el verano, estos desafíos se amplifican en ciudadaes costeras debido al aumento del turismo. En ciudades de interior como la capirtal de España, la menor presencia de los residentes facilita el reparto.
Para hacer frente a estos desafíos, muchas empresas de transporte implementan soluciones innovadoras. El uso de bicicletas y vehículos eléctricos se ha incrementado.
Esos vehículos, algunos tradicionales, ofrecen una mayor maniobrabilidad en áreas congestionadas y contribuyen a reducir la huella de carbono.
Además, se están adoptando tecnologías avanzadas de optimización de rutas que utilizan datos en tiempo real del tráfico para mejorar la eficiencia de las entregas.
El auge de los puntos de recogida y las taquillas inteligentes también está ayudando a mitigar algunos de los retos del reparto de última milla. Estos puntos permiten a los consumidores recoger sus paquetes en ubicaciones convenientes, como estaciones de tren, supermercados o centros comerciales, reduciendo la necesidad de múltiples intentos de entrega y mejorando la eficiencia logística.
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