El 30 de junio de 1969 emprendió su último viaje el tren conocido popularmente como “Chicharra”, un ferrocarril de vía estrecha cuyo recorrido comprendía 134 kilómetros, uniendo las localidades Alcoy, Villena, Yecla, Jumilla y Cieza. De manera que toda la historia relacionada con este ferrocarril es también historia de una importante zona de la Región. El “Chicharra” adquiere relevancia estos días gracias al entusiasmo y el proyecto de museo que Jerónimo Lázaro que, junto con Juan María Milán y Julio Guillén, están promoviendo en el municipio vecino de Villena.
Los tres impulsores del proyecto son unos apasionado de los trenes. Esta interesante pasión ha conducido a Jerónimo Lázaro hasta la Casa Municipal de Cultura de Yecla en busca de documentos y fotografías relacionados con el “Chicharra”.
Una recopilación que tiene un objetivo, porque en 2019 se cumplen cincuenta años del último viaje del “Chicharra” y la idea de estos amantes del ferrocarril es celebrarlo con la apertura de un museo dedicado íntegramente a este legendario tren de vía estrecha. “Hace año y medio, un equipo formado por los tres entusiastas del ferrocarril, empezamos a investigar y a recoger numerosos objetos que estaban desperdigados y en manos de hijos y nietos de empleados del V.AY., nos los han ido cediendo y donando para que nosotros podamos dar contenido al museo que estamos montando en la ciudad de Villena”.
Este museo se está acondicionando en un inmueble situado junto a la estación de Adif en Villena, en el antiguo edificio de “La Electra Harinera Villenense” de impresionantes dimensiones, donde habrá una sala dedicada exclusivamente al “Chicharra”. El proyecto de Jerónimo Lázaro y sus socios cuenta con la estrecha colaboración de Laura Hernández, la arqueóloga municipal de Villena. Lo cual es indicio del apoyo institucional que tiene este futuro museo ferroviario, de iniciativa completamente privada.
Jerónimo Lázaro comenta con pesar que solo han podido recuperar el único vestigio de material motor existente, porque hay material remolcado, como el vagón cisterna, que está en manos de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Zaragoza y su compra y traslado supone un considerable desembolso; o el coche salón break, el coche de lujo que solo utilizaba el director de la línea, construido por Maschinenbau Actien Nürnberg en 1883, que lo tiene en propiedad la empresa pública Ferrocarrills de la Generalitat Valenciana (FGV) y no lo quiere ceder a Villena.
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“La V.A.Y. fue la primera compañía de ferrocarriles de España, se fundó incluso antes que RENFE, con una importante visión de futuro fabricaron los automotores diesel. Hemos recuperado solo la cabina del automotor nº 20, porque el resto fue desguazado en Denia en 1970. La tenía un particular a quien se la hemos comprado y la estamos restaurando en Villena para su posterior exposición en el museo”, recuerda con orgullo, Jerónimo Lázaro.Actualmente, varios tramos del recorrido del ferrocarril de vía estrecha de esta zona han sido reconvertidos en vía verde para el tránsito peatonal y ciclista. Para Jerónimo Lázaro “esta recuperación y transformación de las vías secundarias de tren está muy de moda. No podemos olvidar que aunque eran vías humildes, unieron pueblos, gentes y costumbres, fueron muy importantes, pero llegó un momento en que resultaban anacrónicas, incapaces de competir con el automóvil, estaban destinadas a la supresión y definitiva desaparición”.
[ot-caption title=»Las fotos son del 17 de diciembre de 2016, cuando llevaron desde Valencia a Villena la cabina del automotor número 20.» url=»https://elperiodicodeyecla.com/wp-content/uploads/2017/04/chicharra2.jpg»]
Asientos de madera, luego tapizados en skay o polipiel, con balconcillos para ver el paisaje, los coches del tren “Chicharra” -conocidos como autovías- habían sido construidos en Alemania en 1883, tenían un aire romántico, pero eran escasamente cómodos y con los años resultaron poco prácticos. Después, en los últimos años del tren, la tracción a vapor ya no existía prácticamente y los automotores, se frabricaron en su totalidad en Villena, eran metálicos, pero igualmente con poca potencia.
Además de los recuerdos que guarda la memoria de muchos viajeros de aquellos años, Jerónimo Lázaro busca “cualquier objeto –una campana, cornetines de órdenes, un teléfono, un aparato de morse, faroles…- cualquier documento, cualquier información relacionada con el “Chicharra”, queremos recopilar y reunir lo máximo posible para enriquecer el museo, reeditar el dvd existente y realizar una nueva película con más de 1.000 fotografías inéditas, también revisar el libro publicado por Juan María Milán Orgiles en 1993 y sacar una nueva edición”. Para ello, Jerónimo Lázaro solicita la colaboración de cualquier persona que pueda aportar datos, documentos u objetos que puedan enriquecer este proyecto.
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A modo de anécdota, Jerónimo Lázaro cuenta que únicamente los sábados, el “Chicharra” hacía de lanzadera hasta Gandía desde Alcoy, para llevar a la gente a la playa. Si echamos la vista atrás, Yecla y su comarca estaban mejor comunicadas en tiempos pasados, gracias al ferrocarril de vía estrecha que conectaba Alicante y Murcia a través de este singular tren.
Cientos de anécdotas e historias amparan su casi cien años de viajes, y sobre ellos planea la falta de inversiones y la modernización que la empresa nunca promovió para adaptar este tren a la potencia de los nuevos modos de transporte, de manera que cuando el Estado se hizo cargo del tren en 1965, ya era empresa deficitaria en todos los sentidos. Aún así, quienes conocieron el “Chicharra” en actividad siempre insinúan que este tren nunca debió de morir.
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