La procesión de la Patrona, el juego de la Bandera y la proclamación de los nuevos clavarios marcaron una intensa jornada de celebraciones que reunió a miles de yeclanos en torno a la Basílica y a la plaza de San Cayetano.
El 8 de diciembre, día de la Purísima, volvió a ser una de las fechas más señaladas de las Fiestas Patronales. La celebración culminó avanzada la noche, con la llegada de la procesión al atrio de la Basílica y el último juego de la Bandera, después de que el mayordomo de la Bandera, Juan José Forte, recibiera a la Virgen en la calle San Francisco.
Como marca la costumbre, la subida desde la calle San Francisco fue uno de los momentos más intensos de unas celebraciones declaradas de Interés Turístico Internacional. El mayordomo recorrió el trayecto arrancando aplausos y vítores de los presentes, mientras la comitiva se abría paso entre una auténtica nube de pólvora y ruido, generada por las decenas de arcabuces que le esperaban en unas arcas cerradas espectaculares. Durante cincuenta y tres minutos, el mayordomo estuvo jugando la insignia de la Bandera, desde la calle San Francisco hasta que la imagen de la Virgen quedó situada en el altar mayor de la Basílica. La imagen de la Patrona entró en el templo en torno a las once menos cuarto de la noche, poniendo el broche final a una jornada cargada de emoción.
Antes de esa culminación, la carroza con la imagen de la Patrona de Yecla avanzó escoltada por las damas de la Corte de Honor y precedida por todos los tiraores. Fue una procesión sonora y solemne, que mantiene un itinerario fijado desde hace siglos y conserva gestos tradicionales como la parada de la carroza en cada cruce de calle o ante el que fuera domicilio de algún sacerdote.
Fotos: Juanjo Martínez
Uno de los puntos de mayor emoción fue, como cada año, la plaza de San Cayetano. Allí se congregaron numerosas personas para ver de nuevo al mayordomo jugar la Bandera y recibir a la Patrona en este lugar. A continuación, las miles de personas presentes pudieron disfrutar de las figuras de pirotecnia, conocidas popularmente en Yecla como los “castillicos”, que iluminaron la noche de la Purísima.
Nuevos clavarios
La jornada comenzó por la mañana con una misa en la Basílica. Asistieron los mayordomos y pajes del Bastón y de la Bandera, portando sus insignias, acompañados por los ayudantes mayores, sargentos alabarderos, tiraores, directivos de la Asociación de Mayordomos, las damas de la Corte de Honor, numerosos devotos y las autoridades locales, con la alcaldesa, Remedios Lajara, al frente. Todas las miradas se dirigían al altar mayor, donde se encuentra la imagen de la Purísima, rodeada por las flores ofrecidas en la Ofrenda de la tarde anterior y colocadas con esmero en el presbiterio.
Posteriormente, los miembros de las Agrupaciones de Escuadras, junto a mayordomos, pajes, alabarderos o “tíos de las punchas”, cajas, ayudantes mayores y demás autoridades, formaron en la calle Concejal Sebastián Pérez, con la Iglesia Vieja como escenario de fondo, para recibir a los clavarios en una mañana espectacular en lo meteorológico.
En primer lugar fue proclamado clavario del Bastón José Ortuño Hernández. Al llegar al punto señalado y siguiendo el ritual, efectuó tres disparos sucesivos. Después, el presidente de la Asociación de Mayordomos, José Luis Soriano, pronunció su nombramiento oficial. De la misma forma se procedió con el clavario de la Bandera, Santiago Ibáñez Molina.
Tras el acto, ambos recibieron las felicitaciones de familiares, amigos, escuadristas y representantes de las entidades festeras. Desde ese momento, el clavario del Bastón pasó a ocupar su lugar detrás del mayordomo de esta insignia en los desfiles, mientras que el clavario de la Bandera se situó delante del mayordomo abanderado, siempre de frente a la Bandera, sin darle nunca la espalda
