Más de 500 propietarios de casas de campo en Yecla forman parte de un grupo privado de WhatsApp. Lo usan para avisarse entre ellos cuando detectan movimientos sospechosos o se producen robos. El chat nació en 2022 tras una oleada de asaltos en zonas rurales. Hoy, este canal vecinal se ha cogido de nuevo impulso y trascendencia ante el repunte de este tipo de delitos en los últimos meses.
La iniciativa surgió cuando varios vecinos, hartos de sufrir robos a pesar de tener alarma, decidieron organizarse. “Nos dimos cuenta de que los ladrones actúan con rapidez, en apenas ocho minutos, incluso con la alarma sonando”, explica uno de los promotores.
Frente a otros grupos de WhatsApp más descontrolados, donde se habla “de política, perros o basura”, este grupo tiene una única finalidad: informar en tiempo real sobre robos y movimientos sospechosos. Para poder participar como miembro, hay que acreditar que eres un propietario de una casa de campo. No se permite compartir mensajes sin relación directa con la seguridad.
Eficacia comprobada
Gracias al sistema de alertas, se han evitado robos o se ha conseguido ahuyentar a los delincuentes. “Una mujer sola vio por las cámaras cómo tres encapuchados rondaban su casa. Envió la ubicación al grupo y varios vecinos acudieron. Llegaron incluso antes que la policía”, relatan. Aclaran que siempre se llama a la Policía primero, pero que la presencia vecinal es disuasoria.
No se trata de un grupo de vigilancia al margen de la ley. “No somos policías ni queremos serlo, solo nos ayudamos entre nosotros”, subrayan. La cooperación es constante, incluso para compartir matrículas de vehículos sospechosos o patrones repetidos de robo.
En algunos casos, los ladrones han sido sorprendidos mientras intentaban escapar, como ocurrió en el paraje de la Decarada, donde vecinos con linternas salieron en busca de los autores tras sonar varias alarmas.
Bandas organizadas y casas vulnerables
Los vecinos identifican dos grupos criminales como responsables de los robos en chalets. En ambos casos, se trata de bandas itinerantes que estudian la zona y actúan por la noche. “Saben que tienen entre cinco y diez minutos hasta que llegue la Policía. Roban rápido y se marchan andando campo a través para evitar controles”, explican algunos de los afcetados por los robos.
Algunas viviendas, sobre todo las que no cuentan con alarma ni vigilancia, han sido completamente desvalijadas. Han revistado si había dinero u objetos de valor incluso dentro de estufas de pellet, en enchufes o falsos techos, aprovechando la tranquilidad del entorno rural.
En Yecla hay entre 4.000 y 5.000 casas de campo. Sin embargo, algo más de 500 están integradas en este sistema de alerta, lo que deja a muchas familias fuera de lo que es una herramienta de ayuda y solidaridad vecinal. Desde el grupo invitan a los propietarios a unirse. Se puede contactar con ellos a través de otros vecinos que ya estén dentro del chat.
Colaboración con la policía
A pesar de que el grupo no está formalizado , mantiene contacto directo con la Guardia Civil, Policía Nacional y la Policía Local. Cuando obtienen imágenes de los robos, las comparten exclusivamente con los cuerpos de seguridad.
La reactivación del grupo llega en un momento en que muchos vecinos vuelven a sentirse desprotegidos ante los robos. Tal como se denunció hace semanas en esta otra noticia, las zonas rurales requieren más recursos para prevenir estos delitos.
Desde el Ministerio del Interior se promueve la colaboración ciudadana como herramienta para reforzar la seguridad, aunque nunca deben suplantar la labor de la policía. Esta experiencia en Yecla es un ejemplo de cómo, con coordinación y prudencia, los vecinos pueden ser clave para prevenir delitos.
