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🌊 domingo 08 septiembre 2024
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¿Y si trabajáramos solo 40 horas?

Estas últimas semanas no salgo de mi asombro. Leo, oigo, veo por doquier y continuamente la noticia de las 37,5 horas semanales de trabajo. ¡Mira que si es verdad!

Muchos pueden pensar que no es algo tan extraño e increíble, sobre todo si son ustedes funcionarios (y funcionarias) de la administración pública, que disfrutan de estas horas, y algunas menos, desde hace años y decenios.

Sin embargo, para la gran mayoría de los que desempeñan su trabajo en el sector privado, el sonsonete nos suena a cántico celestial. Y no digamos por esta comarca yeclana, donde nos conformaríamos con que solo fueran las 40 horas que marca la ley actual, ¡un sueño! Digo yo que, si ya no se cumple, en un elevado porcentaje de empresas, las 40 horas, ¿para qué queremos aprobar una de 37,5?

Claro, la culpa la tiene otros, los de siempre: la administración, la inspección, las autoridades, que deberían trabajar con más ahínco.

Economía sumergida

Hace unos días, relacionado con esta posibilidad, la Región de Murcia ha presentado el Plan Estratégico contra la Economía Sumergida, e incluye una idea que, por lo menos para mí, es novedosa.

Dice el consejero Marín: «No podemos realizar inspecciones en todos estos ámbitos…, pero podemos coordinar e impulsar, con campañas de publicidad, a denunciar, y colaborar con quienes tienen esas competencias«. Y habla de Croem, de los sindicatos, de las corporaciones locales. Denuncien ustedes los incumplimientos, denuncien la ilegalidad, grita el proyecto de ley.

Para ser sincero, no creo que este proyecto salga adelante, y de hacerlo tampoco que la campaña dé resultado alguno, porque simples campañas no bastan para acabar con las “horicas extras” (horas ilegales) pilar muy importante del precario sistema económico actual.

Precariado

Hace poco conocí un nuevo término, “precariado” (*). Es el proletariado sin conciencia social, definición del economista británico Guy Standing. Un grupo heterogéneo de perfiles al que ha dado lugar el neoliberalismo nacido a finales del siglo XX, responsable del fin de la parte humanista que perduraba en el capitalismo.

¿Se acuerdan cuando una persona se podía jubilar en la primera empresa en la que trabajaba? Ascendía, incrementaba su salario, se compraba su vivienda, criaba a sus hijos, incluso, hasta podían permitirse una segunda vivienda. Era la clase media, clave para mantener el motor económico a punto.

¿Quiénes son los precariados? Pues en ellos se engloban a los falsos autónomos, becarios, y trabajadores a tiempo parcial que no logran llegar a final de mes.

También se pueden incluir a los seniors mayores de 45 años que se han quedado sin trabajo (no por la emigración, sí por la globalización y por la digitalización y la falta de formación para su adaptación); a los inmigrantes sin garantías sociales, e, incluso, a los jóvenes universitarios que, tras un grado, un máster y un par de idiomas, no ganan más de 20.000 euros.

Son grupos que nacen al albor del individualismo neoliberal; pasaron a ser ciudadanos primero, para convertirse después en consumidores que solo quieren comprar y viajar, y no les interesa la recuperación de los derechos sociales perdidos.

Desde mi punto de vista esta es la cantera de votos de donde se nutren esos partidos extremos y populistas, embaucadores con falsas promesas y milagrosas pócimas, algunos

de los cuáles, además, son patrocinados por los mismos que sacan el mayor rédito a la mansedumbre social y a la resignación consumista.

Llegar a otro nivel

Los poderes del estado no pueden mirar para otro lado, como en la crisis de 2008, y para modificar este devenir neoliberal que campa a sus anchas, se hacen imprescindibles medidas como la subida del SMI, la eliminación de la contratación indefinida o el nuevo máximo legal de horas semanales.

Los líderes de empresas, los directivos de estas no deberían rehuir la responsabilidad de provocar la transformación y abandonar viejas prácticas. Es hora de “pasar a otro nivel”, tal y como habla Xavier Marcet (Presidente de Lead to Change): “-Una empresa vale la pena cuando se respeta a su gente y genera y contagia prosperidad y equilibrio. Es decir, una empresa merece la pena cuando aprende a ganar dinero, pero no de cualquier manera. Esto es otro nivel.”

Y para que esto ocurra hacen falta líderes de otro nivel, que no solo copien, que piensen, que no se den tanta importancia, que empiecen a pensar en su legado y sean conscientes que sin sus equipos valen menos de la mitad.

Xavier Marcet termina el fantástico artículo con la frase:

“¿Saben? Llega un día que solo te acuerdas de dos cosas, cuando empezaste y cuando te atreviste a pasar a otro nivel”.

(*) Laura G. Del Valle, de su artículo publicado en La Voz de Galicia, 30/06/2024

Conrado Padilla Marco
Conrado Padilla Marco
“Mi Rincón de Pensar”. Donde con pasión y determinación, mente abierta y creatividad, abrazo las ideas de cambio que, humildemente, creo que pueden ayudar a trasformar mi pueblo, Yecla. Contacta conmigo en conrado.padillam@gmail.com

Estas últimas semanas no salgo de mi asombro. Leo, oigo, veo por doquier y continuamente la noticia de las 37,5 horas semanales de trabajo. ¡Mira que si es verdad!

Muchos pueden pensar que no es algo tan extraño e increíble, sobre todo si son ustedes funcionarios (y funcionarias) de la administración pública, que disfrutan de estas horas, y algunas menos, desde hace años y decenios.

Sin embargo, para la gran mayoría de los que desempeñan su trabajo en el sector privado, el sonsonete nos suena a cántico celestial. Y no digamos por esta comarca yeclana, donde nos conformaríamos con que solo fueran las 40 horas que marca la ley actual, ¡un sueño! Digo yo que, si ya no se cumple, en un elevado porcentaje de empresas, las 40 horas, ¿para qué queremos aprobar una de 37,5?

Claro, la culpa la tiene otros, los de siempre: la administración, la inspección, las autoridades, que deberían trabajar con más ahínco.

Economía sumergida

Hace unos días, relacionado con esta posibilidad, la Región de Murcia ha presentado el Plan Estratégico contra la Economía Sumergida, e incluye una idea que, por lo menos para mí, es novedosa.

Dice el consejero Marín: «No podemos realizar inspecciones en todos estos ámbitos…, pero podemos coordinar e impulsar, con campañas de publicidad, a denunciar, y colaborar con quienes tienen esas competencias«. Y habla de Croem, de los sindicatos, de las corporaciones locales. Denuncien ustedes los incumplimientos, denuncien la ilegalidad, grita el proyecto de ley.

Para ser sincero, no creo que este proyecto salga adelante, y de hacerlo tampoco que la campaña dé resultado alguno, porque simples campañas no bastan para acabar con las “horicas extras” (horas ilegales) pilar muy importante del precario sistema económico actual.

Precariado

Hace poco conocí un nuevo término, “precariado” (*). Es el proletariado sin conciencia social, definición del economista británico Guy Standing. Un grupo heterogéneo de perfiles al que ha dado lugar el neoliberalismo nacido a finales del siglo XX, responsable del fin de la parte humanista que perduraba en el capitalismo.

¿Se acuerdan cuando una persona se podía jubilar en la primera empresa en la que trabajaba? Ascendía, incrementaba su salario, se compraba su vivienda, criaba a sus hijos, incluso, hasta podían permitirse una segunda vivienda. Era la clase media, clave para mantener el motor económico a punto.

¿Quiénes son los precariados? Pues en ellos se engloban a los falsos autónomos, becarios, y trabajadores a tiempo parcial que no logran llegar a final de mes.

También se pueden incluir a los seniors mayores de 45 años que se han quedado sin trabajo (no por la emigración, sí por la globalización y por la digitalización y la falta de formación para su adaptación); a los inmigrantes sin garantías sociales, e, incluso, a los jóvenes universitarios que, tras un grado, un máster y un par de idiomas, no ganan más de 20.000 euros.

Son grupos que nacen al albor del individualismo neoliberal; pasaron a ser ciudadanos primero, para convertirse después en consumidores que solo quieren comprar y viajar, y no les interesa la recuperación de los derechos sociales perdidos.

Desde mi punto de vista esta es la cantera de votos de donde se nutren esos partidos extremos y populistas, embaucadores con falsas promesas y milagrosas pócimas, algunos

de los cuáles, además, son patrocinados por los mismos que sacan el mayor rédito a la mansedumbre social y a la resignación consumista.

Llegar a otro nivel

Los poderes del estado no pueden mirar para otro lado, como en la crisis de 2008, y para modificar este devenir neoliberal que campa a sus anchas, se hacen imprescindibles medidas como la subida del SMI, la eliminación de la contratación indefinida o el nuevo máximo legal de horas semanales.

Los líderes de empresas, los directivos de estas no deberían rehuir la responsabilidad de provocar la transformación y abandonar viejas prácticas. Es hora de “pasar a otro nivel”, tal y como habla Xavier Marcet (Presidente de Lead to Change): “-Una empresa vale la pena cuando se respeta a su gente y genera y contagia prosperidad y equilibrio. Es decir, una empresa merece la pena cuando aprende a ganar dinero, pero no de cualquier manera. Esto es otro nivel.”

Y para que esto ocurra hacen falta líderes de otro nivel, que no solo copien, que piensen, que no se den tanta importancia, que empiecen a pensar en su legado y sean conscientes que sin sus equipos valen menos de la mitad.

Xavier Marcet termina el fantástico artículo con la frase:

“¿Saben? Llega un día que solo te acuerdas de dos cosas, cuando empezaste y cuando te atreviste a pasar a otro nivel”.

(*) Laura G. Del Valle, de su artículo publicado en La Voz de Galicia, 30/06/2024

Conrado Padilla Marco
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2 COMENTARIOS

  1. Vamos por partes. Reducción de jornada a 38,5 el primer año, que sería lo que queda del 2024, para el siguiente las 37,5 horas semanales. Es como lo tienen previsto, según algunas noticias.

    Hoy Yecla no es la de antes en lo laboral. No hace tanto la jornada media era de 50 horas/semana, a 10 horas diarias, jornada partida mañana tarde y algunos sábados. Una locura. Acumulación de capital.
    Hoy con la jornada continúa la cosa cambia. Horario muy usual: de las 6 de la mañana a las 14:30 horas, la media hora del bocata no se considera como tiempo efectivo de trabajo.
    Si empiezas a las 6 de la mañana, te has tenido que poner el despertador a las 5 y llegas a tu casa sin comer a las tres de la tarde, las horas extras van a ser que no.
    Incluso empresas de cierto número de empleados hacen turnos de 8 horas, que son 40 a la semana.
    Esta reducción de 2,5 horas semana, supondría de forma diaria 0,5 horas, en vez de salir a las 14:30 se terminaría media hora antes, parece una tontería pero es un mundo.
    O en vez de entrar a las 6 de la mañana en invierno, entrar a las seis y media.
    El impacto a las empresas es más mental que práctico. Con lo que se produce, no se donde meten tanto colchones y tantos sofás. Gracias exportación.
    Economía sumergida. No he visto por ningún lado que papel tiene reservado la Inspección de Trabajo. Ninguno! Como mucho se personan en accidentes de trabajo graves para multar y…prevenir.
    Conrado dice pasar de nivel. Muy de acuerdo. Habla del capitalismo de «rostro humano» que defienden los partidos socialdemócratas o de centro izquierda, populismo, clases sociales sin recursos, poder jubilarte en la misma empresa que entraste. Ufff muchas cosas para abordar.
    Lamentablemente el «otro nivel» es una utopía. Dice Conrado, el Estado no puede mirar para otro lado. Que se lo digan al Milei con su «anarco-capitalismo». Que el Estado NO intervenga en la economía.
    Si esto fuera así, la «idea» del Consejero de Economía, bien relacionado con la CROEM, no tendría lugar el plantearse nada para combatir la economía sumergida.
    Todo se quedaría en manos del «mercado». La anarquía.
    Lo que expone Conrado tiene un gran calado que no se puede abordar en una líneas.
    Para terminar me posiciono en favor de la empresas que cumplen con la jornada estipulada, con las obligaciones de ser una empresa legal… que a la vez sufren esa COMPETENCIA DESLEAL de la economía sumergida, horas…
    Para atajar esto, medios dispone la Comunidad Autónoma, no echar balones fuera. ¿Campañas de publicidad… y que sean agentes externos los que denuncien? Se nota que el Consejero ha estudiado, que le hagan el trabajo. Incluso, si alguna vez le hacen el trabajo denunciando ni le contestan a los agentes sociales.
    Que refuercen la Inspección, si quieren pueden, y hacen un cribado que dios tirita. La publicidad se hace sola. Se corre la voz, pero vamos.
    Las empresas que cumplen lo agradecerían. Todos compitiendo en igualdad, que al final es de lo que se trata.

  2. En unas horas un comunicado. Está bien hablar del «reparto» del trabajo ante un desarrollo descomunal de las tecnologías que hacen que se produzca mucho con menos mano de obra.
    Los italianos ya los decían hace mucho tiempo: «labore menos per labore tutti».
    Algo así. Trabajar menos para trabajar todos.
    No tiene sentido trabajar muchas horas y mantener un «ejército de parados»
    Lo de hacer de policía que no me esperen.
    En unas horas.

Conrado Padilla Marco
Conrado Padilla Marco
“Mi Rincón de Pensar”. Donde con pasión y determinación, mente abierta y creatividad, abrazo las ideas de cambio que, humildemente, creo que pueden ayudar a trasformar mi pueblo, Yecla. Contacta conmigo en conrado.padillam@gmail.com
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