La ciudad de Yecla vive horas de emoción contenida. La Bajada de la Virgen ya ha comenzado y los actos previos ya han despertado el fervor popular. En la jornada de ayer, los protagonistas fueron los Mayordomos, los pajes y la Bandera, en una sucesión de actos cargados de solemnidad y tradición que marcaron el arranque simbólico de uno de los días más señalados del calendario yeclano.
La mañana, entre pólvora y emoción
Desde primera hora, el ambiente festivo se sintió en cada rincón. Los arcabuces tronaron en varias calles del municipio, mientras los festeros comenzaban a lucir los trajes típicos. El día comenzó en la sede de la Asociación de Mayordomos, desde donde partieron las Banderas para recoger a los protagonistas del año.
Junto a los Mayordomos, la comitiva recorrió las calles hasta llegar a la iglesia de San Francisco, donde se celebró la tradicional misa de pajes. En primera fila, y con trajes de época, los pajes Antonio y Elena presidieron un acto religioso repleto de simbolismo. El templo se llenó por completo para rendir homenaje a quienes han sido pajes a lo largo de la historia.
Durante la misa, se recordó con especial cariño a aquellos que ya no están, pero que dejaron huella en esta tradición. El momento fue acogido con respeto y emoción por los asistentes. El altar, decorado con las insignias más representativas de las fiestas, reforzó la solemnidad de una ceremonia profundamente yeclana.

Comitiva festiva por el municipio
Finalizada la eucaristía, los pajes abrieron de nuevo la marcha. Acompañaron a los Mayordomos en su recorrido por distintos puntos del municipio, en una mañana soleada que animó a vecinos y visitantes a sumarse a los actos. Fue una jornada perfecta para disfrutar del ambiente previo a la Bajada, con familias enteras participando del sentimiento colectivo que despiertan estas fechas.
Los trajes típicos, los gestos rituales y el sonido de los arcabuces componían una imagen propia de estas celebraciones centenarias. En cada esquina, Yecla recordaba que está a las puertas de uno de los momentos más esperados: la llegada de la Virgen al casco urbano.
Este fervor por las tradiciones locales también se refleja en otros momentos clave de las fiestas. El pasado año, por ejemplo, se vivieron momentos igualmente emotivos durante los actos institucionales que puedes leer en esta noticia.

Beso de la Bandera
Por la tarde, los arcabuceros de la compañía Martín Soriano Zaplana se concentraron junto a la iglesia de San Francisco para participar en el Beso de la Bandera, uno de los momentos más solemnes de las Fiestas de la Virgen. Bajo la atenta mirada de cientos de vecinos y acompañados por los sones de la Marcha Real, los Mayordomos Antonio Puche (del Bastón) y Juan José Forte (de la Bandera) salieron del templo con paso firme.
La comitiva desfiló hasta la plaza Concejal Sebastián Pérez, donde se instaló el recinto para el acto central de la tarde. Allí, niños y adultos, todos vestidos con el traje reglamentario, pasaron bajo la insignia en un gesto de respeto, compromiso y fidelidad a la Patrona. El momento más esperado llegó cuando Juan José Forte jugó por primera vez la Bandera, alzándola al cielo con la mirada puesta hacia el Santuario del Castillo. Un anticipo emocionante de lo que hoy vivirá cuando la Virgen descienda al pueblo.

Una Bajada esperada y compartida
Con la insignia ya besada por la tropa, todo está listo para La Bajada que ya está en marcha. Hoy, miles de yeclanos se darán cita para acompañar a la imagen de la Virgen del Castillo en su descenso hacia el pueblo. El camino desde el santuario estará marcado por la pólvora, la música, las emociones y, sobre todo, por la fe.
Como recordó el propio Ayuntamiento en anteriores convocatorias, esta tradición va más allá de lo religioso: representa un símbolo de identidad, de pertenencia y de unidad para toda Yecla. Puedes consultar toda la programación oficial y detalles de las celebraciones en la web del Ayuntamiento de Yecla.
La expectación es máxima. Las calles están engalanadas, las escuadras preparadas, y la devoción lista para salir al encuentro de la Patrona. Hoy, Yecla se detiene para vivir uno de sus días grandes.

















