He escrito varias veces sobre el cáncer, y hoy quiero hacer un nuevo intento. Todos conocemos a alguien que padece esta enfermedad, ya sea un familiar o alguna persona más o menos cercana que sabemos por aquello que está pasando.
Hace muchos años la supervivencia de un enfermo a raíz de un diagnóstico cancerígeno podía ser de tan solo unos meses. En la actualidad, gracias a la ciencia y sus poderosos fármacos, las ganas de vivir y en muchos casos las terapias de apoyo tanto individual como grupal, hace que aumente de forma considerable la esperanza de vida.
La investigación es el pilar de la medicina en general, especialmente en oncología y en la aparición o descubrimiento de nuevas enfermedades. Con independencia del caso, las investigaciones sobre tumores, seguida de los tratamientos probados, ofrecen grandes posibilidades de supervivencia, incluso de “curación definitiva”.
Cada paciente lo lleva de una manera, cada uno lleva su control y su propia agenda. Hay quienes tienen una “motivación especial” cuya energía les hace levantarse cada día con una actitud positiva e interés en hacer cosas, y también quienes afrontan de otra forma esta alteración de la vida tan compleja e indudablemente dura. Estas últimas con “ganas de pocas cosas” y tal vez el ánimo un poco apagado, lo llevan con su particular forma, asumiéndolo dentro de sus fuerzas lo mejor posible. En cada uno de los bandos y conscientes de su talento, después de aceptarlo y adaptarse, resisten, no tienen el por qué hacerlo con la misma actitud. Cada caso es un trozo de vida con unas facultades determinadas, y a esas vidas incluso puede que les cambie el carácter.
Las personas tenemos la posibilidad de encontrar en nosotros mismos maneras de responder, de hallarnos y de reaccionar frente a circunstancias negativas. Lo importante siempre es, después del susto mental, demostrarle al enfermo que estamos a su lado y que pasando por lo mismo, el camino lo haremos juntos agarrando la misma mochila y una imperiosa necesidad de cariño como herramienta muy útil para enfilar el daño.
Conocer a gente que se cruza en nuestra vida, te permite apreciar que hay seres extraordinarios, que posiblemente si no hubiese sido por esto ni siquiera hubiésemos conocido. Aunque a veces nos encontremos en una especie de laguna, comprobar de manera frecuente que tras este tupido velo de la medicina, hay cientos de profesionales como la copa de un pino a los que tenemos que agradecer su trabajo, sabiendo que somos humanos, nadie es infalible y se puedan “cometer fallos”.
Un hospital de día como el de la Arrixaca, es un lugar clave para valorar la vida. Allí siempre se busca la mejor opción. Entre la tercera y cuarta planta, consultas y tratamientos; cuando en enfermería te dicen y tú compruebas que de lunes a viernes, desde primera hora de la mañana hasta las nueve de la noche, pueden llegar a aplicarse una media de setenta tratamientos de quimioterapia ambulatoria, además de los que se administran a los enfermos ingresados y a los niños en el nuevo pabellón materno infantil. Tratamientos de quimio individualizados con intención curativa, donde cada bomba en función del tipo de cáncer y la dosis tiene un tiempo determinado.
Esta perspectiva individual y colectiva, dentro de una preocupación enorme pero con un rayo de esperanza, nos puede dar una idea del alto número de tumores diagnosticados en la Región de Murcia donde cada año se detectan cerca de los nueve mil.
El cuerpo de cada paciente se ofrece sincero, y a cada cuerpo la quimio le afecta o responde de una manera, y dentro del trastorno, los largos desplazamientos, las posibles reacciones, la alimentación y los complementos -que son vitales- si los precisa; unos días se encuentra mejor y otros puede que no tanto, y durante ese periodo, cuando se tienen síntomas de un cierto malestar, con la mosca detrás de la oreja, si será por los efectos secundarios de la propia quimio o la enfermedad.
“El cáncer es igual para todos, pero no todos somos iguales frente al cáncer”, fue el lema elegido hace un par de años sin fecha de caducidad, con el “objetivo de concienciar a la sociedad de la influencia del entorno personal en la lucha contra la enfermedad”.
Aunque todavía existen pocas señales de advertencia o síntomas que indiquen con “certeza” el comienzo de un cáncer, seguramente muy relacionado con nuestra actividad diaria y el estilo de vida, detectarlo cuanto antes para hacerle frente es lo esencial.
¿Maty puedo decir que la Inquisición fue abolida por la regente doña María Cristina en junio de 1834?
Parece que le fastidia que alguien escriba. Fuera de la élite de la pirámide social. ¿Los ilustrados lameculos?
Me parece bien que alguien de su opinión, más en casos, donde el motivo es algo tan humano como estas graves enfermedades tan comunes en nuestros días.
Se hace la foto donde le da la gana y escribe lo que estima (es lo que pienso).
Los lectores tenemos la «libertad» de pasar y no leer, aquello que podamos entender que no interesa.
Soy partidario de las criticas que mejoren, no aquellas destinadas a todo lo contrario. Mucho menos en escritos que no son antagónicos con nada, ni por ideas, religión… o cualquier otra cosa.
Pero bueno en Yecla, como en cualquier sitio hay gente pá tó.
Desgraciadamente estuve en ese hospital de día en la Arrixaca, no hace tanto con un familiar, por cierto, la recuperación está siendo muy favorable.
Siempre da gusto leer a tan refutados periodistas que saben tanto de todo, ¿no te has hecho una foto delante del hospital?.