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🌊 viernes 20 septiembre 2024
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La industria alcoholera en Yecla

¿Sabes que el motor económico de Yecla durante todo un siglo fue el de la industria alcoholera? Pero para llegar hasta ahí, tenemos que remontarnos un poco en el tiempo.

Nuestra ciudad ha estado estrechamente vinculada al cultivo de la vid desde el siglo XVIII, un cultivo que se convirtió en la piedra angular de su economía durante muchas décadas. Nuestro término municipal, con sus condiciones climáticas secas y terreno áspero, encontró en la vid un cultivo ideal que prosperó, asentando las bases para una floreciente industria vitivinícola y alcoholera​​ que hoy sigue siendo un pilar de nuestra economía.

Primeros indicios de la viticultura

La primera mención documentada de vides en Yecla se encuentra en las «Relaciones topográficas de Felipe II«, donde se mencionan plantíos de viñedos que aprovechaban el agua de un pequeño arroyo​.

Aunque la viticultura en los siglos XVI y XVII no era aún significativa, los registros de mediados del siglo XVIII muestran un incremento en el cultivo, con una producción cercana a un millón de litros de vino. Estos vinos de calidad se exportaban a otras regiones, mientras que los vinos de menor calidad y los residuos de uva se usaban para producir aguardientes y otros alcoholes​​.

Auge de la industria alcoholera en Yecla

El siglo XIX: expansión industrial

El desarrollo de la industria alcoholera en Yecla se aceleró a finales del siglo XIX. En 1756, el marqués de la Ensenada, ministro y consejero durante los reinados de Felipe V, Fernando VI y Carlos III, ya había documentado la existencia de producción de aguardiente en Yecla​. La producción de aguardiente pasó de 5.000 litros en 1788 a 32.000 en 1794. En 1786 se quemaron 228.000 litros de vino en la fabricación de aguardientes, obteniéndose además leches de anís y mistela.

Con el tiempo, la región vio un crecimiento sostenido en la producción de alcohol, respaldado por el cultivo extensivo de viñedos. En 1874, Pascual García Candela estableció una de las primeras y más influyentes fábricas de alcohol en la calle de las Fábricas, una movida que catalizó el auge industrial en la región​. En aquellos tiempos, se deduce que los vinos se estropeaban por una deficiente elaboración, especialmente por problemas derivados de las bajas temperaturas, algo que, sin embargo, no afectaba a la producción de otro tipo de alcoholes. 

Cabe destacar además que, durante este periodo, la ciudad experimentó un notable crecimiento demográfico, alcanzando los 27.000 habitantes hacia 1930. Este incremento fue impulsado por la expansión de bodegas y fábricas de alcohol, que se convirtieron en el motor económico de Yecla en la primera mitad del siglo XX​.

Siglo XX: Innovación y crecimiento

A principios del siglo XX, Yecla continuó su expansión industrial con la instalación de nuevas fábricas de destilación y rectificación. La ruptura del tratado de exportación de vinos con Francia provocó una crisis de excedentes, lo que llevó al gobierno español a fomentar la producción nacional de alcohol mediante la destilación de vinos sobrantes​​.

Esta política incentivó la aparición de nuevas industrias alcoholeras en Yecla, como el «molino de vapor» y la fábrica del italo-suizo Cherubino Valsangiacomo, que abrió en 1924 y que hoy sigue produciendo vinos en la Comunidad Valenciana​​. Alcograsa (1947), Petronilo Puche (1958) o Luis Alonso, que elaboraba aguardiente de vino con los posos (holandas de heces de vino), fueron surgiendo en esos años. Tanto es así que, en este tiempo, Yecla se consolidó como un centro productor de alcohol de alta calidad, reconocido a nivel nacional.

Innovaciones técnicas

Durante los años 50 y 60, en época de posguerra, las técnicas de destilación en Yecla se beneficiaron de los avances tecnológicos provenientes de Francia, que era líder en la industria.

En estos años, las destilerías de Yecla procesaban aproximadamente dos millones de litros de alcohol anualmente, alcanzando niveles de calidad que nutría a los mejores fabricantes de licor de España, como los brandys de Jerez o el licor 43 de Cartagena​​. De hecho, faltaba materia prima en nuestro término, por lo que hubo que comprar alcohol en bruto o flema de provincias limítrofes. 

Bodega de Petronilo Puche (1953)
Bodega de Petronilo Puche (1953). Foto de Martín Gil (Cosas de Yecla que se han perdido o no existen)

La figura de Pascual García Candela

Pascual García Candela, una figura emblemática en la historia industrial de Yecla, jugó un papel crucial en este crecimiento. Comenzando como bracero y luego como transportista, García Candela creó una fortuna que le permitió establecer una industria vinícola y alcoholera influyente. En 1874, fundó su primera alcoholera, y en 1891, junto con sus socios, estableció la empresa «Rodríguez, Melero y García», que exportaba sus productos a Francia y Bélgica​.

Su visión empresarial no solo impulsó el desarrollo económico de Yecla, sino que también contribuyó a su infraestructura, alumbrando un gran caudal de agua que suministró a las industrias locales. A pesar de sus logros, la familia García enfrentó dificultades económicas en los años 30, y la fábrica fue vendida posteriormente a nuevos empresarios que la rebautizaron como Arclesa.

Declive y reconversión

A partir de la década de 1960, la industria del alcohol en Yecla comenzó a afrontar serios problemas. El aumento en los costos laborales y la presión de las importaciones de alcohol más baratas comenzaron a erosionar la rentabilidad de las fábricas locales.

El FORPA (Fondo de Regulación y Organización del Mercado de Productos Agrarios) facilitó la importación de alcohol de Sudamérica, ofreciendo precios que las empresas locales no podían igualar​​.

Durante los años 70, muchas de las emblemáticas fábricas de Yecla cerraron sus puertas. Las destilerías como el molino de vapor, -que tendrá un artículo propio próximamente- o Arclesa (anteriormente Pascual García) fueron cerrando paulatinamente debido a la inviabilidad económica​​.

En 1978, Alcograsa, una de las últimas grandes fábricas que perduraban, cesó sus actividades, simbolizando el fin de una era para la industria del alcohol en Yecla. La empresa había intentado modernizarse y mantenerse competitiva, pero la competencia externa y los costos internos hicieron imposible su sostenibilidad​​.

Antonio Candela García, empresario y propietario de Bodegas Candela, y Luis González Gómez, yerno de uno de los mayores bodegueros de Villena, abrieron esta fábrica en 1947, por lo que la materia primera era propia en buena parte. 

Alcograsa, Alcoholes y Grasas de Yecla, S. A
Alcograsa, Alcoholes y Grasas de Yecla, S. A

A todos estos cierres, solo sobrevivió la alcoholera de Juan Turu, la cual merece un apartado especial.

La historia de Juan Turu

Juan Turu Vila, empresario catalán, llegó a Yecla en la década de 1920, donde comenzó su trayectoria industrial con la creación de una extractora de aceites de orujo y de pepita de uva en la carretera de Caudete. Esta instalación fue su primer gran proyecto en la región, sentando las bases para lo que sería su posterior expansión en la industria del alcohol y otros sectores relacionados​.

En la década de los 30′ del siglo pasado, Juan Turu dio un paso decisivo en su carrera empresarial al adquirir la alcoholera conocida como Arclesa (Alcoholeras Reunidas de Centro y Levante), que había sido previamente propiedad de Pascual García. La adquirió junto a Bartolomé Bañón, a quien compró su parte en 1952 para seguir en solitario.

Esta adquisición consolidó su influencia en la industria del alcohol en Yecla y marcó el inicio de la creación del mayor complejo industrial de la región​​.

juan turu fábrica
Fábrica de Juan Turu en la carretera de Caudete

El complejo industrial de Yecla

Bajo la dirección de Juan Turu, el complejo industrial que había comenzado en la carretera de Caudete se expandió significativamente. Este complejo, que llegó a incluir tanto la fábrica en Caudete como el famoso molino de vapor (Aceitera Turu), se especializó en la producción de aceites, piensos, abonos, combustible vegetal y flemas alcohólicas. La fábrica de Caudete, conocida como «Fábrica de Granillo», se convirtió en un pilar de la industria local​.

A pesar de su éxito inicial, las difíciles condiciones económicas de la década de 1960, llevaron al cierre progresivo de sus operaciones en Yecla. A mediados de esa década, Juan Turu decidió cerrar el molino de vapor y concentrar sus operaciones en la fábrica de Caudete. Este cierre marcó el fin de una era para la industria del alcohol en Yecla​.

fábrica del tío turu en la carretera de Caudete
Chimenea de la antigua fábrica de Juan Turu (carretera de Caudete)

Legado y contribuciones

Juan Turu fue un empresario que dejó una profunda huella en la historia industrial de Yecla. Su capacidad para identificar oportunidades en la producción de aceites y alcohol le permitió construir un complejo industrial que, en su momento, fue uno de los más importantes de la región. 

El molino de vapor, que fue en su tiempo una de las industrias más innovadoras y grandes de Yecla, cerró definitivamente en los años 60, cuando Juan Turu decidió concentrar sus operaciones en la fábrica de la carretera de Caudete. Este cierre marcó el final de una era, pues el molino había sido uno de los primeros en introducir la tecnología de la máquina de vapor en Yecla, simbolizando la llegada de la revolución industrial a la región​.

La fábrica de Juan Turu, la única sobreviviente de la industria del alcohol en Yecla, cesó definitivamente sus actividades a finales del siglo pasado cuando se jubiló su hijo Heriberto Turu Casao.

Situación actual

Actualmente, todas las alcoholeras de Yecla han cerrado, y la producción de alcohol en la región ha cesado por completo. Los restos del antiguo molino de vapor y otras instalaciones industriales, aunque en su mayoría desaparecidos, sirven como recordatorios del rico pasado industrial de Yecla​.

El molino de vapor se encontraba en las inmediaciones de la Plaza de Toros; Alcograsa estaba junto a la carretera de Almansa; las fábricas de Juan Turu junto a las de Caudete (solo queda la chimenea), las industrias de Petronilo Puche y de Portillo (donde hoy está el Mercadona -foto que abre el reportaje-), en el Camino Real y la de Juan Alonso en la carretera de Pinoso. 

Comentario: La industria del mueble y la actividad vitícola procuró, a partir de los años finales de la década de los cincuenta, el desarrollo de una importante actividad del transporte.
Nombre de donante: Juan Ramón Juan Santa
Fecha de realización: 1950

Aun así, el legado de la industria del alcohol en Yecla va más allá de sus contribuciones económicas. La industria ayudó a formar la identidad cultural de la región, con su influencia visible en la arquitectura, el crecimiento urbano y las tradiciones locales. Además, proporcionó una base sobre la cual se desarrollaron otras industrias, como la del mueble y la del vino, que continúan siendo pilar económico en nuestro municipio. 

Por ello, aunque la industria alcoholera ya no es la fuerza dominante que una vez fue, su impacto perdura en la historia y cultura de nuestra ciudad.


Fuentes:

David Val
David Val
El periodista David Val escribe artículos en elperiodicodeyecla.com desde sus inicios. Se encarga de secciones como deportes y otras labores de promoción de este medio de comunicación.

¿Sabes que el motor económico de Yecla durante todo un siglo fue el de la industria alcoholera? Pero para llegar hasta ahí, tenemos que remontarnos un poco en el tiempo.

Nuestra ciudad ha estado estrechamente vinculada al cultivo de la vid desde el siglo XVIII, un cultivo que se convirtió en la piedra angular de su economía durante muchas décadas. Nuestro término municipal, con sus condiciones climáticas secas y terreno áspero, encontró en la vid un cultivo ideal que prosperó, asentando las bases para una floreciente industria vitivinícola y alcoholera​​ que hoy sigue siendo un pilar de nuestra economía.

Primeros indicios de la viticultura

La primera mención documentada de vides en Yecla se encuentra en las «Relaciones topográficas de Felipe II«, donde se mencionan plantíos de viñedos que aprovechaban el agua de un pequeño arroyo​.

Aunque la viticultura en los siglos XVI y XVII no era aún significativa, los registros de mediados del siglo XVIII muestran un incremento en el cultivo, con una producción cercana a un millón de litros de vino. Estos vinos de calidad se exportaban a otras regiones, mientras que los vinos de menor calidad y los residuos de uva se usaban para producir aguardientes y otros alcoholes​​.

Auge de la industria alcoholera en Yecla

El siglo XIX: expansión industrial

El desarrollo de la industria alcoholera en Yecla se aceleró a finales del siglo XIX. En 1756, el marqués de la Ensenada, ministro y consejero durante los reinados de Felipe V, Fernando VI y Carlos III, ya había documentado la existencia de producción de aguardiente en Yecla​. La producción de aguardiente pasó de 5.000 litros en 1788 a 32.000 en 1794. En 1786 se quemaron 228.000 litros de vino en la fabricación de aguardientes, obteniéndose además leches de anís y mistela.

Con el tiempo, la región vio un crecimiento sostenido en la producción de alcohol, respaldado por el cultivo extensivo de viñedos. En 1874, Pascual García Candela estableció una de las primeras y más influyentes fábricas de alcohol en la calle de las Fábricas, una movida que catalizó el auge industrial en la región​. En aquellos tiempos, se deduce que los vinos se estropeaban por una deficiente elaboración, especialmente por problemas derivados de las bajas temperaturas, algo que, sin embargo, no afectaba a la producción de otro tipo de alcoholes. 

Cabe destacar además que, durante este periodo, la ciudad experimentó un notable crecimiento demográfico, alcanzando los 27.000 habitantes hacia 1930. Este incremento fue impulsado por la expansión de bodegas y fábricas de alcohol, que se convirtieron en el motor económico de Yecla en la primera mitad del siglo XX​.

Siglo XX: Innovación y crecimiento

A principios del siglo XX, Yecla continuó su expansión industrial con la instalación de nuevas fábricas de destilación y rectificación. La ruptura del tratado de exportación de vinos con Francia provocó una crisis de excedentes, lo que llevó al gobierno español a fomentar la producción nacional de alcohol mediante la destilación de vinos sobrantes​​.

Esta política incentivó la aparición de nuevas industrias alcoholeras en Yecla, como el «molino de vapor» y la fábrica del italo-suizo Cherubino Valsangiacomo, que abrió en 1924 y que hoy sigue produciendo vinos en la Comunidad Valenciana​​. Alcograsa (1947), Petronilo Puche (1958) o Luis Alonso, que elaboraba aguardiente de vino con los posos (holandas de heces de vino), fueron surgiendo en esos años. Tanto es así que, en este tiempo, Yecla se consolidó como un centro productor de alcohol de alta calidad, reconocido a nivel nacional.

Innovaciones técnicas

Durante los años 50 y 60, en época de posguerra, las técnicas de destilación en Yecla se beneficiaron de los avances tecnológicos provenientes de Francia, que era líder en la industria.

En estos años, las destilerías de Yecla procesaban aproximadamente dos millones de litros de alcohol anualmente, alcanzando niveles de calidad que nutría a los mejores fabricantes de licor de España, como los brandys de Jerez o el licor 43 de Cartagena​​. De hecho, faltaba materia prima en nuestro término, por lo que hubo que comprar alcohol en bruto o flema de provincias limítrofes. 

Bodega de Petronilo Puche (1953)
Bodega de Petronilo Puche (1953). Foto de Martín Gil (Cosas de Yecla que se han perdido o no existen)

La figura de Pascual García Candela

Pascual García Candela, una figura emblemática en la historia industrial de Yecla, jugó un papel crucial en este crecimiento. Comenzando como bracero y luego como transportista, García Candela creó una fortuna que le permitió establecer una industria vinícola y alcoholera influyente. En 1874, fundó su primera alcoholera, y en 1891, junto con sus socios, estableció la empresa «Rodríguez, Melero y García», que exportaba sus productos a Francia y Bélgica​.

Su visión empresarial no solo impulsó el desarrollo económico de Yecla, sino que también contribuyó a su infraestructura, alumbrando un gran caudal de agua que suministró a las industrias locales. A pesar de sus logros, la familia García enfrentó dificultades económicas en los años 30, y la fábrica fue vendida posteriormente a nuevos empresarios que la rebautizaron como Arclesa.

Declive y reconversión

A partir de la década de 1960, la industria del alcohol en Yecla comenzó a afrontar serios problemas. El aumento en los costos laborales y la presión de las importaciones de alcohol más baratas comenzaron a erosionar la rentabilidad de las fábricas locales.

El FORPA (Fondo de Regulación y Organización del Mercado de Productos Agrarios) facilitó la importación de alcohol de Sudamérica, ofreciendo precios que las empresas locales no podían igualar​​.

Durante los años 70, muchas de las emblemáticas fábricas de Yecla cerraron sus puertas. Las destilerías como el molino de vapor, -que tendrá un artículo propio próximamente- o Arclesa (anteriormente Pascual García) fueron cerrando paulatinamente debido a la inviabilidad económica​​.

En 1978, Alcograsa, una de las últimas grandes fábricas que perduraban, cesó sus actividades, simbolizando el fin de una era para la industria del alcohol en Yecla. La empresa había intentado modernizarse y mantenerse competitiva, pero la competencia externa y los costos internos hicieron imposible su sostenibilidad​​.

Antonio Candela García, empresario y propietario de Bodegas Candela, y Luis González Gómez, yerno de uno de los mayores bodegueros de Villena, abrieron esta fábrica en 1947, por lo que la materia primera era propia en buena parte. 

Alcograsa, Alcoholes y Grasas de Yecla, S. A
Alcograsa, Alcoholes y Grasas de Yecla, S. A

A todos estos cierres, solo sobrevivió la alcoholera de Juan Turu, la cual merece un apartado especial.

La historia de Juan Turu

Juan Turu Vila, empresario catalán, llegó a Yecla en la década de 1920, donde comenzó su trayectoria industrial con la creación de una extractora de aceites de orujo y de pepita de uva en la carretera de Caudete. Esta instalación fue su primer gran proyecto en la región, sentando las bases para lo que sería su posterior expansión en la industria del alcohol y otros sectores relacionados​.

En la década de los 30′ del siglo pasado, Juan Turu dio un paso decisivo en su carrera empresarial al adquirir la alcoholera conocida como Arclesa (Alcoholeras Reunidas de Centro y Levante), que había sido previamente propiedad de Pascual García. La adquirió junto a Bartolomé Bañón, a quien compró su parte en 1952 para seguir en solitario.

Esta adquisición consolidó su influencia en la industria del alcohol en Yecla y marcó el inicio de la creación del mayor complejo industrial de la región​​.

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Fábrica de Juan Turu en la carretera de Caudete

El complejo industrial de Yecla

Bajo la dirección de Juan Turu, el complejo industrial que había comenzado en la carretera de Caudete se expandió significativamente. Este complejo, que llegó a incluir tanto la fábrica en Caudete como el famoso molino de vapor (Aceitera Turu), se especializó en la producción de aceites, piensos, abonos, combustible vegetal y flemas alcohólicas. La fábrica de Caudete, conocida como «Fábrica de Granillo», se convirtió en un pilar de la industria local​.

A pesar de su éxito inicial, las difíciles condiciones económicas de la década de 1960, llevaron al cierre progresivo de sus operaciones en Yecla. A mediados de esa década, Juan Turu decidió cerrar el molino de vapor y concentrar sus operaciones en la fábrica de Caudete. Este cierre marcó el fin de una era para la industria del alcohol en Yecla​.

fábrica del tío turu en la carretera de Caudete
Chimenea de la antigua fábrica de Juan Turu (carretera de Caudete)

Legado y contribuciones

Juan Turu fue un empresario que dejó una profunda huella en la historia industrial de Yecla. Su capacidad para identificar oportunidades en la producción de aceites y alcohol le permitió construir un complejo industrial que, en su momento, fue uno de los más importantes de la región. 

El molino de vapor, que fue en su tiempo una de las industrias más innovadoras y grandes de Yecla, cerró definitivamente en los años 60, cuando Juan Turu decidió concentrar sus operaciones en la fábrica de la carretera de Caudete. Este cierre marcó el final de una era, pues el molino había sido uno de los primeros en introducir la tecnología de la máquina de vapor en Yecla, simbolizando la llegada de la revolución industrial a la región​.

La fábrica de Juan Turu, la única sobreviviente de la industria del alcohol en Yecla, cesó definitivamente sus actividades a finales del siglo pasado cuando se jubiló su hijo Heriberto Turu Casao.

Situación actual

Actualmente, todas las alcoholeras de Yecla han cerrado, y la producción de alcohol en la región ha cesado por completo. Los restos del antiguo molino de vapor y otras instalaciones industriales, aunque en su mayoría desaparecidos, sirven como recordatorios del rico pasado industrial de Yecla​.

El molino de vapor se encontraba en las inmediaciones de la Plaza de Toros; Alcograsa estaba junto a la carretera de Almansa; las fábricas de Juan Turu junto a las de Caudete (solo queda la chimenea), las industrias de Petronilo Puche y de Portillo (donde hoy está el Mercadona -foto que abre el reportaje-), en el Camino Real y la de Juan Alonso en la carretera de Pinoso. 

Comentario: La industria del mueble y la actividad vitícola procuró, a partir de los años finales de la década de los cincuenta, el desarrollo de una importante actividad del transporte.
Nombre de donante: Juan Ramón Juan Santa
Fecha de realización: 1950

Aun así, el legado de la industria del alcohol en Yecla va más allá de sus contribuciones económicas. La industria ayudó a formar la identidad cultural de la región, con su influencia visible en la arquitectura, el crecimiento urbano y las tradiciones locales. Además, proporcionó una base sobre la cual se desarrollaron otras industrias, como la del mueble y la del vino, que continúan siendo pilar económico en nuestro municipio. 

Por ello, aunque la industria alcoholera ya no es la fuerza dominante que una vez fue, su impacto perdura en la historia y cultura de nuestra ciudad.


Fuentes:

David Val
David Val
El periodista David Val escribe artículos en elperiodicodeyecla.com desde sus inicios. Se encarga de secciones como deportes y otras labores de promoción de este medio de comunicación.
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4 COMENTARIOS

  1. Cualquier narración tiene muchas caras. A todas es difícil de llegar. Quisiera aportar sobre la empresa Alcoholes y Grasas, S.A., otros aspectos que no se recogen.
    Yecla un pueblo donde su base económica era la agricultura, como buena parte de los pueblos de España por aquella época, el tener alguna industria era digno de tener en cuenta. Aunque no es menos cierto que la mano de obra que empleaba tampoco era mucha.
    Alcoholes y Grasas, situada frente a lo que hoy es el colegio La Paz, una puerta de entrada grandísima, para pasar camiones, entrando una báscula, a mano derecha la oficina donde podían trabajar unas cuatro personas.
    Al fondo, en la foto se puede ver, donde estaban las calderas (los calderines) y antes a la izquierda la puerta donde se entraba donde estaban las máquinas.
    No hay fotos de donde estaban las máquinas, era algo muy especial, a especie de tubos muy anchos y grandes que se elevaban hasta al menos dos pisos, con muchos relojes… y todo eso.
    El maquinista se pasaba la jornada controlando esos relojes, subiendo y bajando las escaleras de madera de esos pisos.
    La actividad era «not stop» no se paraba en todo el año, no recuerdo si algunos días en verano y el día de «noche buena» para que los trabajadores pudiesen cenar en familia. Estábamos en tiempo de la dictadura y el «nacional-catolicismo» se practicaba, ya luego en «noche vieja» el que le tocase el turno de noche se comía las uvas en el tajo.
    El régimen de horario era a turnos, de mañana, tarde y noche. Mañana desde las 6 a las 14 h. Tarde de las 14 h. a las 22 y el turno de noche, el más penoso, de 22 horas a las 6 de la mañana.
    En cada turno podrían estar un maquinista y dos o tres en los calderines que son los que producían la energía (vapor) para que el tinglado se moviera. Eran unas calderas donde la leña y los espárragos de la uva era su fuente de energía. También había un encargado y en tiempos de la vendimia se contrataba algún personal más.
    Los trabajadores de esta empresa ganaban algo más que en la agricultura, era un trabajo fijo, no como los jornaleros de el campo que había días que no se podía trabajar y no se cobraba.
    Estos de la industria tenían sus pagas extras…y algún «privilegio» más, pero sin llegar a que fueran los costes laborales lo causantes de no ser competitivas, me inclino más, en que los dueños se hicieron mayores, las inversiones para modernizarlas eran muy elevadas y el régimen tampoco ayudaba abriendo la importación de alcohol. Una opinión.
    La producción de Alcohol de 90 grados era controlada por el Estado, llegando incluso a comprar algún porcentaje de la producción. No era una auténtico «libre mercado» había intervención ajena.
    Hay que reseñar, por desgracia, que en esta actividad se dieron algunos accidentes, alguno de ellos grave por asfixia de los vapores.
    La empresa Juan Turu la desconozco, creo que esta empresa si empleaba a más trabajadores.
    En cualquier caso la industria alcoholera tenía sentido por estar enclavada en una zona vinícola, materia prima de lo que estas empresas producían.
    La cara más laboral de esta industria queda en parte reflejada.

David Val
David Val
El periodista David Val escribe artículos en elperiodicodeyecla.com desde sus inicios. Se encarga de secciones como deportes y otras labores de promoción de este medio de comunicación.
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