“Hola, compañero. Mi relato de esta semana”. Así comenzaban, semana tras semana, los mensajes que me enviaba puntualmente José Antonio Ortega a mi WhatsApp. Aquel saludo sencillo, cercano y constante era la antesala de una nueva entrega de sus relatos, entrevistas y recuerdos. «Dale un toquecico, pero no me lo edites mucho», me decía siempre. Y es que puntual como un reloj suizo, cada sábado nos dejaba su artículo para elperiodicodeyecla.com, con la ilusión del que tiene algo que contar y la humildad de quien nunca pidió nada a cambio. Hoy, ese mensaje no ha llegado. Y no llegará más.
José Antonio ha fallecido esta mañana, víctima de un infarto, apenas dos horas después de publicar su último texto en Facebook: una emotiva felicitación por las Fiestas de San Isidro, sus favoritas. Era su despedida sin saberlo. O quizá, sin querer saberlo.
En su último mensaje, rendía homenaje a los agricultores, a los abuelos de pantalón de pana y al pueblo que, aunque cambie, “debe seguir siendo el mismo”. Él sí lo fue: auténtico, generoso, perseverante.
Más de 200 artículos para que Yecla no olvide
Con más de 200 artículos publicados desde que comenzó a colaborar con este medio en 2019 —tras estrenarse con «Alas para Martina«—, José Antonio se convirtió en la voz del recuerdo de Yecla. Lo escribió todo: semblanzas humanas, memorias de oficios desaparecidos, entrevistas a gente corriente con historias extraordinarias, reflexiones sobre la vida, el campo, la salud, el tiempo.
Cada sábado, sin falta, nos regalaba un pedacito de nuestra historia colectiva. Solo se detuvo un tiempo, tras la dolorosa pérdida de su mujer por un cáncer. Pero volvió, porque escribir era también su forma de sanar, de seguir vivo, de agradecer.
Su sección era uno de los espacios más leídos y esperados por nuestros lectores. Cada publicación era compartida por decenas de personas que encontraban en sus palabras algo que parecía escrito solo para ellas.
Un cronista con alma y un aficionado de corazón
Además de cronista, era aficionado. Fan absoluto del Yeclano Deportivo. Vivía cada partido como si fuera una final. Y muere sin saber si su equipo logrará salvar la categoría, justo cuando todo se decidirá en las dos últimas jornadas. Algo en mí quiere creer que lo sabrá, que seguirá alentando desde algún rincón invisible de la grada.
Hace un par de años, compartimos nuestro primer y único café. Quería conocerme en persona, pues hasta entonces nuestra relación había sido a través del móvil. Fue un encuentro breve, sincero y agradable. Nos caímos bien. La entrevista que tenía pensada nunca llegó a publicarse porque le pedí que no lo hiciera, pero sí conservo la foto que nos hicimos aquel día. Es la imagen que quiero compartir hoy: un reflejo de su cercanía, su mirada curiosa y esa amabilidad natural con la que hacía sentir especial a cualquiera.
La pluma que no callará
José Antonio había estado ingresado varias veces en los últimos meses por problemas respiratorios, pero seguía escribiendo. No fallaba. Su última publicación en redes, escrita apenas horas antes de su muerte, es hoy un testamento. Un grito lleno de gratitud, memoria y esperanza. Como todos sus artículos.
Hoy se ha apagado su voz de forma inesperada. Pero no su palabra. Porque nos deja un archivo inmenso de humanidad y sensibilidad que seguirá siendo luz en tiempos de olvido. Porque hay personas que se van, pero no desaparecen. José Antonio es, desde ya, parte del alma de este periódico. Y del corazón de Yecla.
Mañana, como cada sábado, volverá a estar con nosotros. Publicaremos su última tribuna, escrita apenas unas horas antes de su marcha. En ella felicitaba a los yeclanos las fiestas de San Isidro, con ese aire costumbrista que siempre defendió, como un legado de lo que somos. Se va como siempre quiso: escribiendo, recordando, celebrando lo nuestro.
Gracias por tanto, compañero.
Hasta siempre.

DEP… que buena persona se ha ido que la tierra te sea leve …un abrazo a la familia..