La imagen de la Virgen del Castillo volvió a ser el centro de todas las miradas durante La Bajada, uno de los días grandes de las Fiestas Patronales de Yecla. Apenas faltaban diez minutos de las dos del mediodía cuando la Patrona entró en la Basílica. Allí fue recibida entre vivas, aplausos y el estruendo de los arcabuces.
Antes, el ritual comenzó con el ascenso de los arcabuceros. A las once de la mañana, la imagen asomó por las puertas del Santuario del Castillo para disfrute del Mayordomo de la Bandera, Juan José Forte, quien inició el juego de la insignia por orden de su capitán, Antonio Puche.
Fotos: Juanjo Martínez


Durante quince intensos minutos, decenas de personas contemplaron el emblemático momento desde la explanada. Una escena repetida año tras año con la misma emoción de ver asomar a la Patrona por las puertas del Santuario, con el repicar de las campanas y el estruendo de los disparos de pólvora.
El clima acompañó: el sol brillaba con fuerza, y un ligero viento permitió disipar rápidamente el humo de los arcabuces.
Recorrido entre pólvora y fervor
Durante el descenso hacia el casco urbano, cientos de fieles se unieron a la comitiva. La imagen de la Virgen del Castillo realizó una primera parada en la Iglesia Vieja, para después salir a la plaza Concejal Sebastián Pérez, donde ya se concentraba una marea humana.
La escena se repitió a su llegada a la plaza Mayor: no cabía un alma. Desde el balcón del Ayuntamiento, la alcaldesa, Remedios Lajara, pronunció los tradicionales tres vivas a la Virgen, coreados por miles de gargantas.
Junto a ella estuvieron el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, y el delegado del Gobierno, Francisco Lucas, además de otras autoridades locales y regionales. Una jornada con una presencia institucional similar a la de la apertura de la Asamblea de Clavarios, que marcó el inicio oficial de las fiestas.
En la tribuna de ancianos, muchos no pudieron contener las lágrimas al ver de cerca a la imagen de la Virgen. Allí, los recuerdos y la emoción se mezclaban con la devoción de toda una vida.


El momento más esperado
A las 13:30 horas, en la intersección de calle Martínez Corbalán con plaza de España, el Mayordomo de la Bandera aguardó de rodillas la llegada de la imagen. Cuando su capitán le autorizó, comenzó el último juego del día, uno de los más exigentes y emocionantes.
Se formaron las populares Arcas Cerradas, con un sincronizado disparo de decenas de arcabuces que estremeció a todo el público presente. Fue un momento de gran intensidad, considerado por muchos como el más simbólico de la jornada.
El Mayordomo recorrió de espaldas, unas veces en pie, otras de rodillas, los últimos metros hasta la Basílica, mirando fijamente a la imagen. Mantuvo el pulso con serenidad y firmeza, pese al esfuerzo físico que exige este ritual.

Una vez dentro del templo, esperó a que la imagen estuviera ante el altar para finalizar su juego. Tras el emotivo abrazo entre los mayordomos, ambos se dirigieron juntos hacia la Patrona. Las voces de miles de personas unieron sus cánticos para entonar el himno a la Virgen del Castillo, cerrando así una mañana repleta de emoción, identidad y devoción.
La programación completa de las fiestas puede consultarse en la web oficial del Ayuntamiento de Yecla.



















