Del problema se quiere generar una oportunidad. El Centro Tecnológico del Mueble y la Madera (CETEM) está trabajando en un proyecto denominado Biomerger de la mano del gobierno regional y la Unión Europea para darle una salida medioambientalmente sostenible a las espumas de poliuretano.Se trata de un material cuyo uso ha crecido exponencialmente en el sector del mueble para la fabricación de colchones, sillas, sillones, sofás,… Según los datos facilitados por CETEM, en Europa se generan más de un millón de toneladas de residuos del sector del mueble cada año. En ese mismo periodo de tiempo, se lanzan a la basura unos 30 millones de colchones en el viejo continente. Solo en Murcia, son unos 100.000 colchones los que desechan los habitantes de esta comunidad autónoma al año. Ahora mismo la mayoría de estos colchones se entierran o se queman, aunque ya hay en el mercado algunos productos que provocan la desintegración de las espumas de poliuretano con las que están fabricadas. Son los mínimos.Se puede afirmar que hoy en día no existe una alternativa medioambientalmente sostenible para la gestión de los residuos y subproductos de esta industria. Se trata de materiales altamente recalcitrantes a la degradación que se amontonan en vertederos y áreas de acumulación para ser finalmente incinerados o enterrados.Sin embargo, el proyecto de investigación quiere acabar con esta práctica inviable para el medio ambiente. El trabajo está dividido en tres posibles vías para reciclar este elemento. Por un lado, la biodegradación de las espumas. Consiste en introducir unos hongos que se van comiendo la espuma y conseguirán que desaparecerán sólo, explica la responsable de investigación, desarrollo e innovación de CETEM, José Fina Garrido La segunda vía está relacionada con el reciclado. Cetem, junto con el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS) y la Universidad de Murcia están trabajando en la degradación del poliuretano. Se trata de extraer algún compuesto para volver a utilizarlo en este sector u otro que lo requiera.Y la tercera parte es la valorización de la espuma. Se investiga el poder calórico de este material para utilizarlo como combustible. Y, por otro lado, una aplicación en la agricultura creando suelos con este material en cultivos de plantas sin tierra. A principios de este año 2021 se pondrá en marcha ya el reciclado de las espumas, en la que se estudiará de qué forma el poliuretano es degradado y se intentará recuperar las moléculas y compuestos resultantes de la degradación para que puedan volver a ser utilizados en la fabricación de nuevos materiales. Los investigadores de CETEM apuntan a que en los próximos meses se obtendrán resultados más concretos que permitirán poder empezar con el desarrollo experimental mediante pruebas pilotos con el fin de conseguir la circularidad total en el uso de espumas flexibles de poliuretano que, actualmente, suponen un problema importante para la industria en el ámbito de la sostenibilidad medioambiental.