El título de este artículo puede parecer ofensivo, pero nada más lejos de la realidad. El caso es que hay muchas más probabilidades de que nos caiga un rayo encima que de sufrir un trombo por los efectos secundarios de la vacuna AstraZeneca. En concreto, según publicó esta semana ABC, la probabilidad de que te caiga un rayo es de 0,0002%, justo el doble de posibilidades de sufrir un trombo por la vacuna (0,0001%).
Escribo este artículo sorprendido por el que leí ayer en este mismo medio que decía que el 21% de las personas citadas para recibir la vacuna había decidido no acudir. Esto no es algo que ocurra solo en Yecla. Por ejemplo, hace una semana de 29.000 personas citadas en Madrid, solo acudieron 10.800.
En nuestra ciudad, en concreto, se trata del grupo de personas de 60 a 65 años. He leído comentarios que achacan este problema a la poca inercia con las nuevas tecnologías de estas personas, puesto que, al parecer, les han avisado por SMS. No digo yo que no, pero no me creo que haya muchas personas en esa franja de edad que no manejen WhatsApp o que no tengan cuenta en Facebook. Que la brecha digital existe, pero cada vez es más pequeña.
Aun así, sabiendo que esta es la forma que tienen de avisar, qué menos que estar atentos; ellos y sus familiares. Es más, si los mayores de 65 años sí han visto el SMS famoso, porque ya están vacunados, ¿son menos duchos los menores de esa edad? No encaja. Pero bueno, parece que a partir de ahora van también a llamar por teléfono. Sin duda, esta tarea es mucho más ardua y compleja, pues los SMS se pueden automatizar y las llamadas no.
Las opciones de morir sin vacuna son mucho mayores
Sin embargo, también hay comentarios de personas que dicen que ‘antes muerto’ que ponerse esa vacuna del demonio. Pues bien, razón no les falta. Tienen muchas más opciones de morir por no ponerse la vacuna que por ponérsela.
Según las estadísticas, el 16,5% de los pacientes con pronóstico grave de COVID-19 sufre trombos por la enfermedad. Es más, según los datos del Ministerio de Sanidad, el 2,27% de las personas que se contagian por coronavirus muere en nuestro país a causa del virus. Recordad que las opciones de sufrir un trombo por la AstraZeneca es del 0,0001%. Es verdad que la probabilidad con la vacuna Janssen cae hasta el 0,00008%; pero aun con todo, estamos hablando de porcentajes ridículos.
Pero es que las posibilidades de sufrir un trombo por fumar se elevan al 0,17% o de sufrirlo por tomar la píldora anticonceptiva llegan hasta el 0,12%. ¡Hasta que nos toque el Gordo es más probable que sufrir un trombo por la AstraZeneca! Es más, mucho más probable: 0,001% para el premio más esperado de la lotería frente al, ya repetido, 0,0001% de opciones de que te dé un trombo por la repudiada vacuna. Es más, es 100 veces más probable que te roben el móvil y acierten con tu PIN a la primera.
La infoxicación confunde
Las comparaciones son así de desmesuradas. Pero la infoxicación que existe en mi profesión, esto es, el exceso o sobrecarga de información, afecta en demasía a una parte de la población que parece incapaz de razonar y reflexionar. De ahí el papel casi pedagógico que jugamos los medios.
¿No saben estas personas que cualquier medicamento tiene efectos secundarios? Solo hay que leer el prospecto. Y seguro que tomáis decenas de aspirinas, omeoprazoles, simvastinas, paracetamoles y lexotiroxinas. Pero no os paráis a pensar en las consecuencias que puede tener.
Claro que escuchar en prime time a personajes (porque no pueden llamarse personas) como Miguel Bosé o al rector de la UCAM, José Luis Mendoza, afirmar que nos quieren inocular ‘chis’ con la vacuna, tampoco ayuda.
En definitiva, que cada cual haga lo que quiera. Pero al menos id con la mascarilla y dejad en paz a quienes confían en la Ciencia y en el sistema sanitario para salir de esta grave situación. Cualquier vacuna es infinitamente más efectiva (AstraZeneca incluida) que cualquier otra elección. Pero si decides echar un montón de números para el Gordo estás en tu derecho. Eso sí, luego no te quejes si te parte un rayo.
Cuanta razón llevas David.
Yo me vacuné ayer.