Esta es la realidad de montones de jóvenes, sobre todo de menos de 30 años, que disfrutan sentados de una shisha en grupo a las horas más inesperadas de la noche. Contra todo pronóstico, la generación millenial ha encontrado una forma para calmarse y conversar. La culpa la tiene un hábito milenario importado desde Oriente.Gracias a la shisha es fácil ver a grupos de amigos hablando en medio de una discoteca. Y el modelo de cafetería también ha cambiado. En este momento la oferta de shisha es uno de los reclamos más solicitados, y necesarios, para que un bar atraiga a la gente más joven y funcione.“El secreto de éxito es la posibilidad de probar sabores exóticos, en un sofá, con tu gente cerca, mientras te tomas una copa, un té, un café o lo que quieras.” Afirma José Tomás, director de operaciones de Woodenbird, “puedes fumar con tabaco o sin tabaco y todo sale por un precio asequible que compartido entre unos cuantos no es para tanto.”Además, las cachimbas han convertido en empresarios visionarios a muchos jóvenes que vislumbraron la posibilidad de empezar un negocio con relativamente poca inversión. Y al final ha sido un acierto. Los más veteranos ya no solo ofrecen servicios de cachimba, sino que han abierto sus propios locales acomodados para que las personas disfruten de las shishas como se merecen.Un visión casi profética que le ha dado muy buenos resultados. Hoy en día, casi todos los negocios que intentan hacerse un lugar, pubs, discotecas… atraen a los consumidores de menos de 30 ofreciendo el servicio de cachimbas. “De hecho, no tener este servicio en un local da lugar a situaciones tan cómodas como que un grupo de 10 chavales lo soliciten y se marchen a otro lugar en el acto si no lo encuentran. En menos de 4 años las cachimbas se han apoderado lentamente de locales y han variado la forma de consumo.” confirma el director del club de shishas.La idea de estar de pie bebiendo en una barra, parece anticuada. Ahora, lo moderno es sentarse en un sofá y recrearse fumando sabores exóticos que van desde la menta hasta el arroz con leche.Pero las ventajas de las cachimbas no acaban ahí. Han fomentado conversaciones, han apaciguado a las masas reguetoneras y han creado puestos de trabajo. Y es que para preparar una chica adecuadamente se necesitan profesionales cualificados. “Necesitas básicamente un hornillo para calentar los carbonos, el carbón, unas pinzas para moverlo y calentarlo, una cazoleta y el tabaco” afirma Tomás. Las cachimbas se venden entre los 250 y 300€ por modelo, siendo las marcas más populares la Steamulation y la Wookah, el precio por servicio de cachimba habitualmente es de 15€.Ya hay muchos jóvenes que se sacan un sueldo extra preparando cachimbas en locales y eventos. Por eso, el negocio de las cachimbas ha llegado para quedarse y sigue creciendo. Una inversión mínima, no demasiado grande, puede dar beneficios rápidos. “Puedes trabajar tanto en la distribución de cachimbas como en la preparación para los eventos o discotecas”, ratifica el director de Woodenbird.
“Shishas”, el momento Kit Kat de los millenials
Esta es la realidad de montones de jóvenes, sobre todo de menos de 30 años, que disfrutan sentados de una shisha en grupo a las horas más inesperadas de la noche. Contra todo pronóstico, la generación millenial ha encontrado una forma para calmarse y conversar. La culpa la tiene un hábito milenario importado desde Oriente.Gracias a la shisha es fácil ver a grupos de amigos hablando en medio de una discoteca. Y el modelo de cafetería también ha cambiado. En este momento la oferta de shisha es uno de los reclamos más solicitados, y necesarios, para que un bar atraiga a la gente más joven y funcione.“El secreto de éxito es la posibilidad de probar sabores exóticos, en un sofá, con tu gente cerca, mientras te tomas una copa, un té, un café o lo que quieras.” Afirma José Tomás, director de operaciones de Woodenbird, “puedes fumar con tabaco o sin tabaco y todo sale por un precio asequible que compartido entre unos cuantos no es para tanto.”Además, las cachimbas han convertido en empresarios visionarios a muchos jóvenes que vislumbraron la posibilidad de empezar un negocio con relativamente poca inversión. Y al final ha sido un acierto. Los más veteranos ya no solo ofrecen servicios de cachimba, sino que han abierto sus propios locales acomodados para que las personas disfruten de las shishas como se merecen.Un visión casi profética que le ha dado muy buenos resultados. Hoy en día, casi todos los negocios que intentan hacerse un lugar, pubs, discotecas… atraen a los consumidores de menos de 30 ofreciendo el servicio de cachimbas. “De hecho, no tener este servicio en un local da lugar a situaciones tan cómodas como que un grupo de 10 chavales lo soliciten y se marchen a otro lugar en el acto si no lo encuentran. En menos de 4 años las cachimbas se han apoderado lentamente de locales y han variado la forma de consumo.” confirma el director del club de shishas.La idea de estar de pie bebiendo en una barra, parece anticuada. Ahora, lo moderno es sentarse en un sofá y recrearse fumando sabores exóticos que van desde la menta hasta el arroz con leche.Pero las ventajas de las cachimbas no acaban ahí. Han fomentado conversaciones, han apaciguado a las masas reguetoneras y han creado puestos de trabajo. Y es que para preparar una chica adecuadamente se necesitan profesionales cualificados. “Necesitas básicamente un hornillo para calentar los carbonos, el carbón, unas pinzas para moverlo y calentarlo, una cazoleta y el tabaco” afirma Tomás. Las cachimbas se venden entre los 250 y 300€ por modelo, siendo las marcas más populares la Steamulation y la Wookah, el precio por servicio de cachimba habitualmente es de 15€.Ya hay muchos jóvenes que se sacan un sueldo extra preparando cachimbas en locales y eventos. Por eso, el negocio de las cachimbas ha llegado para quedarse y sigue creciendo. Una inversión mínima, no demasiado grande, puede dar beneficios rápidos. “Puedes trabajar tanto en la distribución de cachimbas como en la preparación para los eventos o discotecas”, ratifica el director de Woodenbird.