El llamado primer mundo quiere cada vez más lejos a las personas del llamado tercer mundo. Es una cifra, pero lo suficientemente explicativa para entender la realidad del movimiento migratorio en el mundo: 65,6 millones de personas se vieron forzadas a abandonar sus países de origen durante el pasado año por distintas causas, según datos aportados por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Un movimiento demográfico que busca en Estados Unidos y Europa sus dos principales destinos de acogida pese al aumento del rechazo hacia los inmigrantes que apuntan las encuestas en los estudios sociológicos realizados en los países de mayor poder adquisitivo.
En medio de esta marea humana, una de las entidades que destaca por su labor desinteresada es Acnur. Se trata del organismo creado por las Naciones Unidas para proteger a los refugiados y personas desplazadas por persecuciones o conflictos a escala mundial.
La labor que realiza va desde la puesta en marcha de campos de refugiados en los lugares donde hay conflictos, hasta la ayuda a las personas que han llegado a un nuevo país para labrarse un futuro distinto al que le esperaba en su lugar de origen.
La garantía de que la Organización de las Naciones Unidas está detrás de la entidad ha provocado que sea una de las organizaciones que más aportaciones económicas privadas reciba en España con 80,7 millones de dólares. Eso sitúa a los ciudadanos españoles entre los primeros del mundo en colaborar en la ayuda humanitaria.
Se trata de cifras importantes que ACNUR comparte con sus socios a los que remite regularmente informes con el uso y destino del dinero que recibe de contribuyentes privados y también de organismos públicos.
Una de las labores en la que está centrando sus esfuerzos en la actualidad ACNUR es en la ayuda a los inmigrantes que están atravesando el Mediterráneo en pateras con destino a las costas europeas. Los rescates en alta mar y la posterior ayuda a estas personas centran sus esfuerzos ante una situación humanitaria de las más dramáticas a las que se ha enfrentado en los últimos años.
La propio Comisionado de la ONU alerta de que en 2017 moría una de cada 38 personas que intentaban cruzar el Mediterráneo. Esa cifra se ha incrementado este año. Ahora fallece una de cada 7 personas que intenta acercarse al viejo continente.
La labor de Acnur también está en otro punto del mundo donde el conflicto armado no cesa. Se trata de la guerra en Siria. Son más de 7 años de un conflicto que desangra en país y ha generado una cifra impensable de refugiados: 6 millones.
Tres de cada cuatro refugiados sirios son mujeres y niños. Una población a la que atiende ACNUR sobre el terreno y para la que necesita recaudar 4.400 millones, según el plan regional que la propia entidad ha elaborado.
Con una aportación de cada uno se puede hacer mucho. Con solo 25 euros al mes, tres de estos niños sirios pueden tener comida para una semana. De esos 300 euros al año de donación que haces para ayudar a los niños de ese país también tienes un beneficio fiscal en España. Un gesto que no tiene precio.
