Hace un año que David Val me sugirió la posibilidad de publicar algún artículo en elperiodicodeyecla.com.
No sé si él se pensó bien su propuesta o en ese momento no tenía otra cosa mejor que hacer. La cuestión es que le dije que sí, y acepté el ofrecimiento gustoso, puesto que es un medio de comunicación digital que sigo.
Soy un mero aficionado que pretende hablar de alguna manera de lo que sucede, lo vivido o lo que ve. Lo hago desde mi punto de vista, sin ofender a nadie, en definitiva comentar con respeto una pequeña parte de lo que está pasando.
Intento opinar con sosiego y honestidad y sobre todo procuro hacerlo con el mayor raciocinio posible y que tanta falta nos está haciendo últimamente. De conformista, de rebelde y de prudente, todos de alguna manera llevamos un porcentaje determinado de serie incorporado a nuestro ADN.
Como un acantilado frente al mar, que es golpeado a cada momento por la fuerza de las olas, a todos nos golpea en la actualidad un virus que nos ha esfumado la alegría y buena parte de la ilusión. Compartamos o no algunas ideas o métodos, algunos no han aprendido o se han olvidado demasiado rápido; de momento seguimos sin notar ningún alivio, toca volver a reflexionar y no relajarnos, es una cuestión de coherencia.
Cada uno tenemos nuestra versión de este mundo del que todos somos testigos y de una vida en continuo aprendizaje, a veces es loca, caprichosa, injusta e irracional. Atravesamos momentos complicados, no exentos de situaciones difíciles en los cuales la lectura aparte de entretenimiento puede servir de “vía de escape”.
Los temas son diversos y de actualidad, y además me encanta escribir sobre alguien cuyo ejemplo, merezca darle voz, como si fueran suspiros por los abrazos que ahora no podemos darnos.
En consecuencia, creo que a las personas que nos gusta escribir y opinar, somos curiosas e inquietas; primero, porque algo despierte nuestra atención y segundo, dentro de las circunstancias y una vez meditado, el interés en decirlo por si puede servir de algo, puesto que nunca se sabe quién podrá leerlo o quién habrá que pueda contarlo.
Este singular artículo es el número 38, y por tanto quiero agradecer al periódico la oportunidad dada a este modesto colaborador y a los lectores por su atención, así como su capacidad de aguante, presentándole mis disculpas por si alguna vez me he salido del mate.
a los lectores.
1 de septiembre de 2020
Enhorabuena, José Antonio, eres grande ❤️.