Hoy se celebra el Día Mundial para la Concienciación del Autismo. Este trastorno neurológico generalizado tan complejo actúa sobre sí mismo o por sí mismo y afecta al desarrollo en los tres primeros años de vida.
Afecta cuatro veces más a los niños que a las niñas y, sin embargo, teniendo menor incidencia en ellas, el nivel o grado de alteración es más alto en el género femenino. Aun así, últimamente existen muchos estudios que muestran que hay más niñas que niños con autismo; por la personalidad y el perfil de ellas saben disimularlo mejor, hasta que la alteración se manifiesta en las dificultades en las relaciones sociales.
Sobre ciertos temas es presuntuoso decir que uno entiende. Siendo consciente y estando celoso de mis propias palabras, porque la palabra siempre tiene demasiada fuerza cuando se dice, quería estar medianamente seguro de lo que digo.
Es un trastorno que conlleva a pesar de las dificultades de comunicación, sociales y sensoriales, no sea un impedimento para las personas que tengan un coeficiente intelectual alto puedan funcionar dentro de unos intereses limitados, con una capacidades inusuales, posibles comportamientos extraños y una mentalidad despejada.
Esos padres que aman más que nada a su hijo, necesitan tiempo y paciencia para ver y entender con claridad ciertas cosas, ante un trastorno desconocido, donde no hay dos casos iguales y cada uno de ellos es un mundo.
“La persona con el Trastorno del Espectro Autista, siendo este un trastorno neurológico, no es un autista, es una persona con autismo”.
Se nace con autismo
La persona nace con autismo, no se hace y por tanto es fundamental que la entendamos y rompamos con el desconocimiento y cuando lo hagamos la comprendamos cada vez más.
Como recurso legítimo cada día es un desafío, por su atención permanente a aquello que les interesa.
Sé que no puedo aportar nada nuevo, tan solo decir que apartemos las vallas y cualquier cosa que pueda ser un obstáculo que dificulte la integración para “un feliz viaje por la vida” como reza el lema de este año y quedémonos con el color AZUL.
Seguramente el autismo se descubrió tarde, por ello se necesitan profesionales volcados con la problemática que les entiendan. Si te quedas luchando solamente con la fuerza de los lamentos, ya has asumido la derrota y como en la vida es todo tan casual, resulta muy difícil hacer planes sobre todo a medio o largo plazo, por eso cada día hay que estar ahí. A medida que se vayan consiguiendo logros, seremos capaces de continuar incrementando y humanizando la normalidad, cuanto más competentes seamos más servicios ofreceremos y de mejor calidad.
Es preciso defender la identidad del autismo. Más allá de la abrupta ironía de algunos, que el término autista no se utilice de manera despectiva y por tanto en vano, porque su repercusión hace daño.
El autismo, como un libro
Una vez que la mente acepta surge la necesidad de la energía. En los ojos de las personas con autismo brilla la sinceridad, por eso lo importante siempre será desarrollar acciones hasta que no nos necesiten. Hay personas que hablan con la mirada y entorno a ese halo, resulta imposible no oír nada.
Cuando recordamos, vemos por lo general que las cosas sencillas en el fondo, son las que nos proporcionan la felicidad más grande, porque probablemente sean aquellas vividas de forma intensa en la añoranza, la emoción y el recuerdo.
Se producen infinitas evidencias. El autismo se asemeja a un libro, hasta que no lo leemos no sabemos de qué trata, no es suficiente con mirar el título, incluso alguno me gusta leerlo por segunda vez; sobre todo al encontrar ese libro que nos atrapa, que estamos desando abrir y continuar leyendo, y que no queremos que acabe para que perdure el placer.
En la rutina para la vida diaria, todos tenemos un pequeño universo en nuestro interior, una incógnita, una duda sin resolver. El autismo esconde muchos misterios, como el encanto de una pirámide llena de melancolía.
