No se trata de la ubicación coyuntural de la industria porcina
en nuestros parajes, sino la forma como el sistema económico busca de forma exclusiva la ganancia fácil. De toda la vida ha habido explotaciones porcinas, recuérdese la máxima: “del cerdo todo es aprovechable” y los purines completaban el ciclo fertilizando las tierras. Pero estas explotaciones eran familiares y los purines eran tratados de forma mecánica, sometidos a secado y mezcla con tierra y paja, lo que producía evaporación que rebajaba el nivel de nitritos y otros materiales pesados, luego la distribución como abono era ciertamente beneficiosa. Pero todo esto ha cambiado y ahora los animales son sometidos a unas condiciones de masificación y sobreexplotación sin precedentes, con lo que la distribución de los purines colmata de manera terrible las tierras y más pronto que tarde llega a los acuíferos. Este es el gran drama. Dependemos de los acuíferos y estamos hipotecando la salud humana de los yeclanos en un futuro no muy lejano.
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El tema funciona de manera simple, las industrias de pienso están íntimamente relacionadas con la cabaña de cerdos y sus mataderos, promueven pues estas explotaciones intensivas que se completan con acuerdos para extender estos purines como abono en las fincas rurales del entorno. Y todos contentos. Riqueza y puestos de trabajo para Yecla. No le pidas al capitalismo conciencia ecológica y preocupación medioambiental. Su ley inquebrantable es la del negocio fácil y la obtención de los máximos beneficios con los menores costos posibles. El tema tiene alcance nacional y europeo y tras las normas de la UE como las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud que alertan precisamente del peligro de contaminación de acuíferos y terrenos calificados como suelos vulnerables, como es nuestro caso, las empresas se van desplazando a aquellas comunidades donde el control es más laxo. No se puede explicar de otra manera cómo los controles tanto de la Confederación Hidrográfica del Segura como de las Consejerías Medioambientales de ambas comunidades hayan hecho mutis por el foro.
Los proyectos presentados por el grupo Fuertes “El Pozo” responden de manera fiel a todo lo anterior. Y lo grave es que la administración del PSOE en la comunidad castellano-manchega ha dado el visto bueno al proyecto publicándolo en el Diario o Boletín Oficial de dicha Comunidad. Pero esto no debe extrañarnos, el PSOE hace muchos años que no cuestiona el actual sistema económico capitalista. Por lo que revertir los acuerdos de la administración no será tarea fácil. Necesita de un compromiso político de todos de manera inexcusable. En este duro camino no deben escatimarse los esfuerzos y el uso de todo tipo de alternativas, desde el acuerdo plenario del Ayuntamiento de Yecla hasta la propia negociación con la empresa “cárnicas El Pozo”.
El problema tiene una dimensión social extraordinaria como se ha visto en las manifestaciones celebradas el sábado. Precisamente por eso es un tema político. Esto es política con mayúsculas. Y por tanto nos afecta a todos, empezando por nuestros representantes en las instituciones (ayuntamiento, Comunidad Autónoma, Parlamento) empujados por los movimientos ciudadanos cuya principal misión debe ser aumentar la conciencia colectiva en la gravedad del problema.
Si a todo esto, sumamos el innegable impacto ambiental en flora y fauna, la proximidad a las estepas yeclanas y a unos pasos de las pinturas del Arabí, mencionadas por la Unesco y enclave básico para entender la historia de nuestros primeros pobladores, hay que sublevarse y unir esfuerzos para salvar nuestro Patrimonio. Razones más que justificadas para que todos actuemos de manera colectiva.
Por Antonio Gómez Villa
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