Las plantaciones de cultivos intensivos siguen en el punto de mira de colectivos como la Plataforma ciudadana Salvemos el Arabí y Comarca por el uso que hacen de los recursos hídricos, “malgastando” el agua que sacan de los pozos.
Según la estimación que hace este colectivo, entre el 10% y el 50% de las cosechas que anualmente planifican estas industrias agrícolas no se recogen. Se descartan para su venta y se desperdician. Son brócolis, coliflores, calabacines y sobre todo lechugas de distintas variedades que la agricultura intensiva descarta por un descenso en el precio que marca el mercado y no son rentables en ese momento, condiciones del clima, o por presentar algunos «defectos» como manchas o el tamaño que no “agradan” al consumidor final que va a la tienda a comprarlo.
La situación es visible en los campos del término municipal de Yecla donde este colectivo ha recogido pruebas gráficas de la denuncia que hace. “El modelo de horticultura intensiva que se está imponiendo en nuestro término está malgastando los únicos recursos hídricos de que disponemos: el agua subterránea, en estado crítico de sobreexplotación”, aseguran los portavoces de la plataforma. En algunos casos, siguen explicando, incluso se labran los cultivos sin recoger para volver a plantar de nuevo.
Esta plataforma ciudadana habla de numerosas parcelas en los parajes del término municipal de Yecla como el Arabí, Ardal, Atalayas, Bohalage, Carche, Umbría del Factor, Hondo del Campo y el Llano en los que se repite sistemáticamente esta situación.
Como ejemplo, una parcela en la Umbría del Factor de unas 25 hectáreas en las que se han dejado aproximadamente 1 millón de lechugas sin recoger, la mitad del cultivo, gastando unos 50 millones de litros de agua, según los datos que ha dado este colectivo que no se han podido contrastar con los gestores porque en la zona no hay nadie en los últimos meses. Esta explotación está en pleno litigio con la dirección del pozo donde extraían agua para abastecerse.
La Plataforma ciudadana Salvemos el Arabí y Comarca se pregunta por qué a los ciudadanos se les exige que ahorren agua y sin embargo se están permitiendo estas prácticas agrícolas. “Ya ha pasado medio año desde que presentamos al ayuntamiento de Yecla una propuesta de moratoria para regular y limitar este tipo de cultivos debido a la sobreexplotación de nuestros acuíferos y no hemos recibido respuesta. Creemos que la mala gestión del agua que hacen estas empresas ha quedado ya más que en evidencia”.
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Se desecha poco
Este medio ha podido hablar con un capataz de una de las muchas empresas dedicadas a la agricultura intensiva que se han asentado en Yecla para que explicaran cómo gestionan los cultivos. No ha querido identificarse “porque no nos quieren por aquí”, pero ha desmentido que tiren los productos. “¿Quién tira el dinero?, es absurdo lo que dicen”.
Según este responsable, la mayoría de las cosechas se venden al consumidor final tal y como está previsto cuando cosechan. “Hay un porcentaje, un 10 o 20%, que no se puede vender directamente al consumidor porque el tamaño no es bueno, tiene imperfecciones…. pero esas lechugas o el brócoli no se tiran, se destina a la industria transformadora que los vende de otra manera al consumidor. Y hay una parte muy pequeña que no se recoge. La máquina lo tritura en el propio terreno y lo utilizamos como fertilizante”.
Respecto al consumo de agua, “este invierno y la primavera hemos utilizado muy poco agua de riego por las lluvias que ha habido”, explica este responsable de una explotación agraria cuya empresa es del sur de la Región y que se ha implantado en Yecla “arrendando las tierras y los derechos de agua”.
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