Con Teodoro Carpena tenía una deuda importante; en el libro «Volver a Yecla» aclaro ese asunto. Todo comenzó en enero de 2020, justo antes de que una pandemia cambiara nuestras vidas. En ese momento, empecé a publicar en este periódico los relatos que llevaban un tiempo revoloteando en mi cabeza. David Val me había animado a ello, si bien antes le aclaré que sólo volvería a escribir en el periodicodeyecla.com si lo hacía con seudónimo; le expliqué mis razones: Quería escribir sobre temas yeclanos desde una perspectiva algo distante, como alguien que acababa de llegar, y dejar que un personaje ficticio y sin arraigo describiera la manera de ser de nuestro pueblo. El nombre lo tenía claro y después de una conversación extensa con David en una taberna madrileña acompañado de buenos vinos, empezamos a darle forma a Teodoro.Un personaje solitario carece de importancia y para aliviar sus soliloquios busqué un compañero inseparable, su perro Saturno, aristocrático francés y oyente atento al que poco a poco le fue naciendo la cualidad del habla. A Salvador, el mejor amigo de Teo, le coloqué unas tijeras de podar y una motocicleta escandalosa. En otros tiempos, el oficio de podador estaba muy prestigiado, o eso me parecía a mí. Un tío abuelo mío, al que adoraba, ejercía esta profesión y lanzaba discursos tan sustanciosos como los de Séneca, de ahí que decidiera dotar a mi personaje de pensamiento estoico y lector de Marco Aurelio.A Concha le atribuí un carácter firme y valiente, defensora del orden, que huye de ceremonias, de charlatanerías y que no soporta la extravagancia; en este caso me apoyé en varias mujeres de mi familia que también han ejercido y ejercen el oficio de limpiadoras. Luego fueron naciendo el Panocha, marxista, enamorado y contradictorio; Pedrito, entusiasta liberal y joven fantasioso, y el vecino Pelayo, cazador, taurino y de nobleza demostrada.Desde el principio tenía claro la aparición de Ana y su gata, una mezcla entre mi mujer y mi hermana, la serenidad de una y la simpatía desbordante de la otra.Pero mi personaje fundamental es el abuelo Teodoro, un hombre apegado a la tierra, a las viñas y al mosto. O el abuelo materno, un pastor lusitano con la valentía de Viriato. Son los héroes de mis relatos junto a dos amigos conquenses que conocí en 1982 y de los que aprendí el sentido de la tolerancia.Y como compinches, tres mujeres de la familia, dos hermanas nacidas en Francia y una madre devota de la virgen del Castillo, protagonista en varios relatos como mujer paciente y reconciliadora. Una emigrante que añoraba las costumbres yeclanas. El padre de Teodoro no tiene demasiado protagonismo, pero es su modelo moral, quizás aquí se deje ver la imagen de mi padre.Y para completar información me serví de un documento minucioso titulado Un siglo de emigración española en Francia
. Entre todos ellos elegí tres textos fundamentales y con testimonios de primera mano:
- Laura Oso Casas, con su articulo sobre «Las españolas en Paris como sirvientas».
- Ana Fernández Asperilla, sobre la trayectoria laborales de las mujeres españolas emigradas a Francia.
- Tenaviéve Dreyfus-Armand y su articulo «La presencia española en Francia».
Y elegí el oficio de jardinero para Teodoro porque en toda mi infancia siempre me ha parecido que era este un trabajo para románticos. Y estoy seguro de que a la persona a la que dedicado mi libro, le habría gustado el puesto y el lugar al que le destiné, el jardín botánico de Montpelier, como encargado de las plantas medicinales. Aquí cerramos un ciclo Teodoro y yo, que de la mano nos despedimos por un tiempo para reponer fuerzas y para reflexionar sobre nuestras próximas historias. Gracias a elperiodicodeyecla.com y sobre todo a los lectores.Vicente Chumilla MuñozMadrid, marzo de 2023
Presentación del libro
Vicente Chumilla ha decidido recopilar en el libro «Volver a Yecla» algunos de estos relatos que empezaron a surgir antes de la pandemia, que siguieron durante ella y que concluyen ahora.
La presentación será el sábado, 1 de abril, a las 19:30 horas, en el salón de actos de la Escuela de Música de Yecla (calle España, 12).
Acceso a todos los relatos de Teo Carpena
Mucho tiempo soñé, y lo sigo haciendo, con conocer un día a Teo Carpena e invitarle a pasear por Toulouse y otros lugares cercanos que he hecho míos en los años que llevo viviendo aquí. Soñé, y sueño todavía, con brindar con él con diferentes vinos franceses, para concluir una vez más que el mejor vino no está en la copa, sino en la compañía con la que se brinda. En la mirada forastera de Teo ví muchas veces la mía, pues yo también soy ya forastero en el pueblo donde nací, al fin y al cabo no se es de donde se nace, sino de donde se pagan los impuestos (García Márquez dixit). Muchas gracias a Teo / Vicente por tantos domingos magníficos que me habéis hecho pasar entre los dos, diría incluso que me habéis hecho reconciliarme con la parte dolorosa de mis recuerdos de Yecla. Para acabar me permitiré solo un apunte sobre los textos indicados: es Geneviève Dreyfus-Armand, el nombre sin duda lo ha cambiado algún puñetero corrector; ella es Historia de reconocido prestigio y autora imprescindible para conocer la emigración y, sobre todo, el exilio español en Francia, autora de “L’exil des républicains espagnols en France”, una de las obras de referencia sobre el exilio y del que creo que existe traducción española.