En el pueblo donde vivo, el sr. alcalde se marcha.
Dicen que los rumores son la antesala de la noticia, y por tanto cuando ahora la noticia se confirma y produciéndose en Semana Santa, en un tono algo irónico si me permiten la expresión, casi ha tenido tanto eco, como cuando allá por 1977 el día de Sábado Santo o Sábado de Gloria, se legalizó el Partido Comunista de España.
En fin bromas de la repercusión aparte, pienso que a nuestro alcalde, Yecla, el pueblo que le vio nacer, se le ha quedado pequeño, y por tanto desconociendo cuáles son -si las tiene- sus aspiraciones políticas, lo inmediato era dejar el ayuntamiento.
Opiniones hay para todos los gustos y por tanto con todo respeto doy la mía. Personalmente me llevo muy bien con Marcos Ortuño. Aparte de compartir apellido, podría decirse que tengo una gran amistad, de hecho cuando nos vemos rara es la vez que no nos tiramos alguna “chinita” cariñosamente hablando, sé que me lo va a reconocer.
Con tantas mayorías absolutas, es preferible ver las cosas tal como son a creer en su apariencia. A veces quiero creer en lo imposible porque en lo posible me cuesta hacerlo. Este es un pueblo acomodado y conformista, con una imagen de estancamiento, que no es una muestra de estabilidad, sino de conformismo, donde el trabajo del equipo de gobierno encabezado por su primer edil, es bastante mejorable.
En todos los años de autonomía, si no me falla la memoria, me parece que han sido cinco las direcciones generales de nuestra comunidad autónoma gestionadas por yeclanos, incluyendo en la cita a nuestro regidor y con toda seguridad próximo consejero.
No pretendo husmear en su decisión. Marcos Ortuño Soto deja el mando, y enfila de nuevo la senda política de Murcia. Si es el mejor momento o no con todo lo que está cayendo, el tiempo lo dirá. Habiendo sido hasta poco diputado regional, ahora que todos los campos se visten de color, incluida la espectacular floración de Cieza, lo hace en días de torrijas y empanadas tras un mes de mociones, cribados y sobresaltos con demasiados tembleques en numerosas sillas y ciertos despachos.
Se marcha el timonel y a su vez capitán del barco porque me resulta difícil diferenciarlo, pero sigue a nivel local dirigiendo su partido. Le deseo lo mejor en lo personal y en su nueva etapa política cuando se materialice el cargo, tanto a él como a la persona de la corporación municipal que a partir de hoy le otorguen la confianza y recoja el bastón de mando de nuestra Casa Consistorial, en unos momentos complicados para todos, incluido nuestro pueblo.
En Yecla, y en la Región de Murcia quedan muchas cosas por hacer. Ahora pasa a formar parte de aquellos que tienen buscar la solución y realizar la gestión. Ojalá esto sea un impulso. Espero que con el rigor necesario, lo que sea factible para Murcia será bueno para Yecla.
José Antonio, a veces no decir nada es mejor. Estoy hasta el gorro de lo «politicamente correcto». Que en lo personal te llevas bien no me interesa, es política.
Desde posiciones de clase, desde una posición de izquierdas este señor que ahora se marcha no le ha traído nada bueno y su gestión menos. A las organizaciones trabajadoras ni te cuento.
«Ahora se va a un gobierno regional «mezclado» con neofascismo, nada menos que en «pago» van a tener el control de la educación»
¡Qué contento estoy! En neolengua, lo contrario de lo que se dice.
En Yecla nadie se atreve en hacer una crítica, yo tampoco, es un pueblo, control social.
Y ahora me voy a comer una empanada para que se me pase el disgusto.