Que una asociación empresarial incremente los salarios de manera voluntaria, sin esperar a alcanzar acuerdo alguno, y que, además, lo haga por casi el doble de lo que se firmó en el convenio del pasado año, cuando las circunstancias de inflación eran parecidas a las de hoy en día, creo que demuestra cuán ridículo fue el convenio que se acordó entonces, así como el desinterés por la negociación de ahora.
La caída en desdicha de la negociación sindical viene de largo. La crisis que empezó en 2008, de la que salimos trabajando más y por menos dinero, fue el punto de inflexión.
Zapatero, entonces, entabló una grata paz social con los sindicatos, a pesar de llegar a 5.000.000 de parados, o a reducciones de sueldos de funcionarios, incluso, a la congelación de las pensiones, la elevación de la edad de jubilación, el fin del cheque-bebé, el recorte del gasto sanitario, recortes en la ley de dependencia, etc.
Esa paz alcanzada puede que fuera, desde mi modesto punto de vista, el inicio del descrédito.
Por supuesto que, lo que Zapatero inició, Rajoy apuntilló. Recién llegado este último, redujo la prestación por desempleo cuando más parados había; bajó las transferencias a las CC.AA., lo que llevó a una reducción drástica del gasto en sanidad y educación; modificó el Estatuto de los Trabajadores, posibilitando los convenios de empresa, la ultraactividad, etc. De aquellos polvos, estos lodos.
Cambios en la negociación del convenio
Este año esperábamos cambios en la negociación. Que los representantes sindicales, aquellos que lograron el “rotundo éxito” del año pasado, (1.9% de subida del salario base), al menos hubieran aprendido del error y montaran una negociación diferente.
Si la fuerza sindical de antaño se ha visto resentida, y apenas hay afiliados, ¿es válida la misma fórmula de siempre?
Sin embargo, parece que partimos del mismo punto: reivindicar la antigua lucha de clases. Frente a frente en las mesas. Los de un lado y los de otro. Blanco o negro. Unos ganan siempre, otros pierden como siempre.
Es hora de negociar de distinta manera. La fórmula invariable lleva perjudicando a los trabajadores durante los últimos quince años, acumulando pérdidas continuas de renta, independientemente de la coyuntura económica del momento
Sería original empezar por reconocer que empresarios y trabajadores se necesitan.
Unos compran trabajo (más acertado que lo de “dar trabajo”) necesario para sus ingresos y beneficios; otros, los trabajadores, también quieren ganar más, y trabajar mejor o menos.
Además, desean también que las empresas donde trabajan progresen, crezcan, y ganen mucho dinero. Los hay que son auténticos “fans” de sus empresas, orgullosos de pertenecer a ellas.
Objetivos comunes
Parece que sí, que hay un primer y claro objetivo común. Pero hay más.
Combatir la economía sumergida que produce competencia ilegal (no desleal), disminución de ingresos fiscales (para mejores servicios), escasa protección social, pobreza futura (pensiones). Vigilar el cumplimiento de las jornadas máximas semanales, el control de las horas extras, los horarios, el derecho a la conciliación, sería otro objetivo.
Y en estos dos últimos, las administraciones, local, autonómica y estatal, también podrían participar en el convenio. Crucial, porque serían garantes y corresponsables de los acuerdos.
Juan Roig dijo hace unos días: “Los directivos y empresarios somos los que generamos riqueza y bienestar. Si después, a los que les toca gestionar lo saben hacer, hay riqueza para todos.”
La responsabilidad del reparto de la riqueza es política y no solo empresarial. No escondan sus responsabilidades como políticos, vino a decir, porque para ello están los poderes del Estado que otros manejan.
Podrían seguir hablando de formación y de buena educación, de planes de carrera de trabajadores, de digitalización, de manejo de robots, de inteligencia artificial, de fondos PERTE, en definitiva, de acordar cómo podemos llegar a convertirnos en el pueblo con los mejores trabajadores del mueble del mundo, y no siempre, y solo, en los más baratos del planeta.
Preguntas
¿Y si en vez de plantear las negociaciones secretas, cerradas, oscuras, comenzarán iluminando a la audiencia con datos? En vez de hablar de ideología, de ideas, de convicciones, de creencias, pues den datos objetivos, pruebas palpables de la realidad.
¿Qué ha ocurrido con los beneficios de las empresas del sector en los últimos años?
¿Cuánto supondría en sus beneficios una subida del 4% o del 8% de los salarios?
¿Qué repercusiones tendrían estas subidas en la viabilidad de las empresas?
¿Cuánto ha sido el esfuerzo, medible en pérdidas de capacidad de compra o en horas extras adicionales, que los trabajadores han sufrido en el último año?
¿Qué variaciones legales han ocurrido en el último año que afectan al convenio?
¿Qué amenazas acechan en el horizonte?
Cansa, por estéril, seguir escuchando año a año el mismo sonsonete, y ver que los acuerdos se consiguen, al estilo “bazar”, con la técnica del regateo, como si compraran y vendieran baratijas y no el futuro de personas y el devenir de su pueblo.
El Convenio Colectivo Regional del Mueble es casi un convenio local, y como tal se debería aprovechar para conseguir grandes acuerdos, aquellos que hicieran de Yecla un clúster inimitable y totalmente diferencial del resto de la competencia, y que sirviera para edificar sobre él una ciudad más próspera para todos los ciudadanos de Yecla.
Que vas a pie, que ridículo eres Copernicus!!
De camino de S. Pola a la Ciudad estuve pensando que todo lo que no suma resta. Entrar en el debate sindical cuando hay tantos intereses en el desprestigio de las organizaciones obreras no tiene sentido.
De esto ya se ocupan y se ocuparon otros/as (dama de hierro…) en debilitar a los sindicatos, en ello está en juego el «sagrado beneficio».
Sindicatos fuertes son antagónico con los intereses del gran capital y menos grande, de ahí campañas tendenciosas y retorcidas en sus medios de comunicación, que para eso son los propietarios, en línea de sus intereses. Medios y dinero para el desprestigio les sobra. No tenemos porqué añadir más.
Otro.-Zapatero se «comió» la crisis de la burbuja inmobiliaria fomentada por AZNAR al señalar que todo el terreno era edificable, con la ayuda de la Banca dando dinero a todo trapo.
Dicho esto, reiterar lo poco que merece la pena entrar en este debate, si, señalar como me explicaban mis maestros ex-jesuitas cuales son los puntos fuertes en cualquier análisis.
Uno de ellos es el siguiente: Si conoce el remedio de como negociar un convenio «maravilloso» que hace que no se apunta? Estamos perdiendo el tiempo. ¡¡Conrado por dios tienes que parar que los sindicatos sigan haciendo el ridículo!!
A mí me han contado que por una décima de punto, que puede ser 30 euros al año, estuvieron los sindicatos varias horas intentando ese aumento, una décima, sin poder conseguirlo.
¿A esto como le llamarías? ¿Qué AREMA (sindicato patronal) son DON TACAÑONES?
¿Esto es regateo?
Dos. La intervención de las instituciones públicas. Esto era en tiempos de la dictadura, J. Antonio Girón de Velasco ministro de trabajo del dictador Franco, no necesitaba Convenios, él y su camarilla (grandes capitales) se reunían y decían: este año los españoles le vamos a subir el salario el 0,25% como hacía Rajoy con las pensiones. De una tacada todos los Convenios resueltos.
Los neoliberales (capitalismo ultra) dicen que el Estado no debe intervenir en la economía.
No propongas esto.
Tres.- «EDIFICAR UNA SOCIEDAD MAS PROSPERA» ¿En un Convenio?
Pondremos en el Convenio que antes de las elecciones arreglen el «lago» de enfrente los chispos, que terminen el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y que ni se les ocurra poner marranos en Yecla.
Un desconocimiento total de la negociación colectiva y del sindicalismo en general.
«LA FUENTE DE LA DESIGUALDAD ES LA GLACIACION DE LAS NOMINAS»
Con el 2,5% de subida en el salario base más un 0,5 al plus de asistencia, el congelador a pleno rendimiento.
¿Cómo lo solucionamos? Si tienes la Varita Mágica, pásala.
Creo que hay mucha verdad en el artículo de Conrado, pero obvia lo fundamental, quienes tienen la sarten por el mango es el colectivo de empresarios del sector del mueble.
Algunas cosas se han intentado como es el intento de disminuir la economia sumergida por acuerdo (regional) de empresarios y sindicatos con la participacion de los Gobiernos Regional y Local (recordemos: el Ayuntamiento de Yecla se comprometia a dar unos datos a solicitud de Inspeccion de Trabajo).
Sin embargo, puesta la solución puesta la trampa, si quieres trabajar para mi, te monto un taller, te doy faena y como tu te encuentres en relación con hacienda y seguridad social… ese es tu problema…
Si algo queremos cambiar en Yecla, inicialmente, es al colectivo empresarial a quienes les toca dar el primer paso. Podría impulsarse desde las autoridades locales, pero en este tema… ni se le espera.
Zapatero gran persona mejor presidente.
Estoy en S. Pola, pero cuánto pueda hay que dar una réplica adecuada a quién no tiene ni idea del mundo sindical y un poco, de oído, del patronal.
Hasta más tarde.