El pilates no es una actividad para unos pocos, se puede decir que es una forma accesible para todos a la hora de fortalecer la musculatura con el objetivo de lograr una mejor postura, mayor equilibrio y aumentar la flexibilidad. Además, la mejora física que se obtiene gracias al pilates repercutirá en una mejor calidad de vida en todos los aspectos de la persona.¿Quién debe impartir clases de pilates? Afortunadamente cada vez son más las voces que exigen formación a las personas que se dedican a impartir clases de esta actividad física. No existe una formación universitaria, ni una vertiente académica reglada. Pero sí que existen ya escuelas de formación de pilates que actúan con sellos de calidad. El que más reconocimiento internacional tiene en el sector es el PSAP (cuyas siglas en inglés corresponden a The Pilates School Approval Program). Con el sello de calidad que respalda la PSAP se reconoce a las escuelas de pilates que han pasado por un riguroso proceso para demostrar que cumplen con los estándares educativos que permiten enseñar esta materia a sus alumnos.Afortunadamente en España ya hay posibilidades de formarse en una escuela que tenga esta capacitación. Se trata de Pilates Inside Out que es la primera escuela de formación de monitores de pilates, y la única hasta el momento, en conseguir este respaldo a su calidad formativa. Para lograrlo, se exige que cumpla con los 10 estándares educativos que son normas que sirven como base objetiva para que las escuelas puedan ser aprobadas. Y también se exige que haya un desarrollo de los estándares formativos con el objetivo de buscar las profesionalidad del sector que padece el problema del intrusismo laboral por la falta de una regulación adecuada.En nuestro país, durante estos años en el que el pilates ha ido aumentado el número de personas interesadas en él se ha ido incrementando la oferta de cursos de formación sin controles de calidad. Ausencia también de filtros sobre el contenido programático de las clases, reglas de capacitación del profesorado y sin regular elementos básicos como las prácticas de los aspirantes a monitores de pilates.Estas opciones formativas se caracterizaban por la rapidez de su realización y el precio asequible con el objetivo de sumar cuantos más alumnos mejor. Una “ley de la selva” en un contexto de creciente demanda.Esas prácticas, afortunadamente, cada vez van disminuyendo y dejan paso a la formación en el seno del propio sector que se ha visto en la obligación de ponerse metas y objetivos para mejorar la calidad. Bien es cierto que todavía queda mucho camino por recorrer para evitar el intrusismo y la falta de formación, pero el sector ya está dando pasos como el sello de calidad de PSAP que es el camino hacia una profesionalidad reglada en el mundo del pilates. Si no dejaramos nuestro cuerpo en manos de un fisioterapeuta sin formación alguna por qué permitimos que aquellos que nos quieren ayudar a mejorar nuestra salud postural no tengan una capacitación mínima regulada. Eso parece que tiene cada vez menos cabida en el mundo del pilates.