Al final se cumplieron las previsiones por los daños generados por las tormentas de pedrisco que asolaron el término municipal de Yecla, arrasando el 40% de la cosecha, lo que equivale a unas pérdidas de unos 10 millones de kilos de uva que hubieran supuesto la elaboración de más de 8 millones de litros de vino. Según las previsiones iniciales, la cosecha normal de uva hubiese alcanzado los 25 millones de kilos de las más de 8.000 hectáreas que se cultivan en todo el término municipal, de los que unos 9 millones de kilos están acogidos a la Denominación de Origen Protegida de los Vinos de Yecla.
Los más viejos del lugar afirmaron no haber vivido nunca un año tan atropellado para la agricultura de la zona, por fenómenos meteorológicos tan adversos. El pedrisco ha sido el gran protagonista, porque hasta cinco tormentas se registraron desde el pasado mes de mayo, cayendo la última de ellas en plena recolección de la uva, el día 27 de septiembre, y que además se acompañó de una gran tromba de agua que causó, por los arrastres de tierras y piedras, importantes daños en infraestructuras agrícolas, de los que todavía no se han recuperado los afectados. Tampoco se olvidará la brutal tormenta de pedrisco del 31 de julio, que llegó a descargar piedras del tamaño de una mandarina arrasando todo aquello que pillaba a su paso.
El responsable técnico de bodegas la Purísima de Yecla, Pedro José Azorín, califica la campaña de 2015 como «de muy difícil, porque desde el inicio y hasta el final ha estado marcada por las tormentas de granizo que han golpeado todo el término municipal, lo que ha provocado esa merma del 40% de una cosecha que se esperaba que fuese excelente». Azorín señala que con todos estos indicadores adversos, junto con una vendimia precipitada en sus últimas semanas, «para evitar que la uva no se viera perjudicada por el daño de la piedra y por la humedad, las bodegas han tenido que realizar un arduo trabajo técnico de selección, para separar adecuadamente las calidades de la uva recolectada, con el objetivo final de poder ofrecer a los consumidores unos buenos vinos de la añada de 2015».
Las máquinas recolectoras también han tenido en esta cosecha un protagonismo especial, puesto que al final los viticultores tuvieron que recurrir a ellas «para que la uva llegase cuánto antes a las bodegas y en las mejores condiciones, puesto que la vendimia a mano requiere de más jornadas y urgía su recolección en el menor espacio de tiempo posible», explica Azorín.
Pedro José Azorín anuncia que a pesar de las dificultades y de la merma de esta campaña vitivinícola, no faltarán los buenos vinos de la añada 2015 y anuncia la elaboración «de unos vinos blancos de las variedades verdejo, sauvignon blanc y macabeo, que han sido los menos afectados por las tormentas, de una calidad muy alta. En la categoría de rosados, añade, se ha conseguido unos vinos frescos, con una capa de color muy ligera y con una gran suavidad en boca. Y en los tintos de este año, en un 80% elaborados con la variedad monastrell, que es la que predomina en esta zona del Altiplano, se van a caracterizar por ser muy afrutados y muy suaves en boca». Más del 90% de estos vinos serán comercializados en el mercado internacional, en donde son muy apreciados por su gran calidad.